El mercado porcino se ha visto afectado por un aumento en los precios de las materias primas y una disminución de las cotizaciones de los cerdos entre mediados de 2021 y los primeros meses de 2022. Los ganaderos de porcino se encuentran en una situación de crisis financiera a la que se suman las crisis energética, sanitaria, política y climática. La oferta europea disminuyó un 4% en 2022 respecto a 2021, y este descenso se acentuará hasta mediados de 2023.
En la UE, en 2023 se espera una caída de la producción respecto a 2022, de un 3,6% en el primer semestre y de un 2,6% en todo el año.
En España, el aumento de la cabaña porcina se ve limitado por la estabilización de las exportaciones a terceros países, peores resultados económicos en 2022, el deterioro del estado sanitario del ganado y el calor. Durante el primer semestre de 2023 se espera que la producción porcina española disminuya alrededor de un 3% respecto al mismo periodo de 2022, a pesar de una gran oferta. Este parón en el crecimiento debería ser temporal ya que se espera que los productores españoles consoliden, a medio plazo, su posición en el mercado europeo.
En Alemania, la caída del número de cerdas continúa a un ritmo preocupante y el mercado, ya en dificultades tras las crisis de la PPA y el Covid-19, se enfrenta a la crisis económica y a la explosión de los precios de los insumos. La producción alemana previsiblemente caerá un 2,3% durante el primer trimestre de 2023.
Esta situación debería extenderse a Dinamarca (-13% en el mismo período). La industria danesa carece de salida para sus lechones en la UE y para carne y productos cárnicos en mercados de países terceros.
En Francia, el mercado se mantiene gracias a la estrategia protectora de Le Porc Français. El apoyo financiero del gobierno al sector limita los impactos. La caída de la producción francesa sería del 1,2% en el primer semestre de 2023.
Las ventas siguen siendo un poco dinámicas, pero ante la inflación y la caída de la producción europea, los precios al productor se mantendrán altos hasta la primera mitad de año: +50% en comparación con el último trimestre de 2022, luego +32% en el primer trimestre y + 4% en el segundo trimestre. Los precios registrados son inusualmente altos. En Francia, los precios del cerdo son más altos que en 2021 (+13% en el segundo trimestre y +37% en el tercer trimestre).
Los precios de las materias primas han estado aumentando desde finales de 2020. Para la campaña 22/23, el USDA estima que el consumo de maíz y trigo será mayor que la producción. Para la soya, la situación se invierte. A esto se suma la situación geopolítica y las tensiones en el corredor de exportación de cereales del Mar Negro. Las estimaciones de producción de semillas oleaginosas son buenas. El precio de las tortas se ve afectado por el precio de la energía, como coproductos de la producción de aceites, su costo de producción está ligado al precio de la energía. Las plantas de molturación podrían verse obligadas a detenerse. Los precios se mantendrían estables en niveles altos. La cosecha de trigo del hemisferio norte ha sido buena y, a pesar de la inseguridad del corredor del Mar Negro, se espera que los precios se estabilicen en un nivel alto. La situación es idéntica en el caso del maíz, donde la producción latinoamericana está alcanzando a la europea, estabilizando los precios en un nivel elevado. Con un costo de materias estable, el precio del alimento (cálculo Ifip) debería mantenerse durante los próximos meses. El precio de la energía jugará un papel importante en la producción de alimentos. Los altos precios de los alimentos y las materias primas parecen ser una nueva normalidad.
Estas previsiones dependen de la guerra en Ucrania, los costos de la energía y su impacto en la producción y el consumo mundiales, y la no propagación de la PPA en los mercados europeos. Esta situación exacerbará las tensiones entre los diferentes actores de la producción de carne de cerdo, ya que los procesadores de carne se enfrentan al impacto de los costos de producción...