En producción porcina, es común centrarse en el lechón, ya que es el producto final para la venta. Sin embargo, cuando se busca un alto rendimiento, la comprensión global del papel de las cerdas como protagonistas del sistema debe estar en el radar de los gerentes y técnicos que buscan la eficiencia productiva, sanitaria, económica y de bienestar animal (Tabla 1).
Tabla 1: Reflexiones sobre la importancia de las madres en el desempeño de los sistemas productivos
Costo de producción |
El reemplazo es el segundo costo de mayor peso en las granjas, precedido solo por la nutrición y la longevidad de la cerda. Es un indicador financiero importante, ya que la tasa de retorno (sobre la inversión) está entre el tercer y el cuarto parto en la mayoría de los sistemas. |
Desempeño reproductivo |
El desempeño del rebaño reproductor es la base de la producción, definiendo el flujo de lechones por la tasa de parto y el número de nacimientos. |
Peso al destete |
En el parto, las cerdas producen leche, sustrato para el crecimiento de lechones que son la fuente de remuneración del sistema de producción en kg producidos/hembra/año. |
Sanidad |
Las cerdas son, en gran medida, responsables de la salud del sistema, ya que colonizan su descendencia, incluso durante la lactancia con los principales agentes de importancia sanitaria en las fases posteriores al destete. |
Con ese entendimiento, además de los indicadores reproductivos, también es posible evaluar la mortalidad del plantel, por su impacto en la tasa de reemplazo y en el costo. Desde un punto de vista económico, el retorno de la inversión de las cerdas se produce a partir del tercer parto (Lucia Jr et al., 2000) y, como más de la mitad de la mortalidad de las cerdas se produce antes de este momento, tiene un impacto elevado y directo sobre los costos de producción (Schwertz et al., 2021).
Como referencias para el análisis de este parámetro, Morés y Morés (2007) señalan como objetivo una tasa de mortalidad de cerdas entre el 5 y el 8% y sugieren que se deben tomar medidas de intervención cuando se supere el 10%.
Los datos estadounidenses publicados recientemente pueden ayudar a comprender la situación actual. En una recopilación de 647 granjas americanas, equivalentes a más de 1 680 000 cerdas, el 62% de las granjas tienen una mortalidad en un nivel crítico superior al 10% y es evidente el aumento significativo año a año (Figuras 1 y 2).
En cuanto a los datos de Brasil, Queirós (2022) presentó una recopilación de 133 granjas con aproximadamente 240 000 cerdas con una mortalidad promedio de 9,0% (Tabla 2) y un comportamiento que se eleva a medida que aumenta el tamaño de las granjas.
Nº de madres alojadas | Hasta 1000 | 1001 - 2000 | 2001 - 4000 | 4001 - 7000 | > 7001 | Promedio |
---|---|---|---|---|---|---|
Total de madres / categoria | 67 200 | 31 740 | 35 580 | 62 620 | 42 500 | 239 640 |
Total de granjas / categoria* | 82 | 19 | 15 | 12 | 5 | 133 |
Mortalidad de madres | 8,4% | 9,4% | 9,6% | 11,2% | 11,3% | 9,0% |
Tabla 2. Compilación de datos de mortalidad de cerdas en granjas brasileñas en el año 2021, según tamaño del rebaño. Queirós (2022): presentación oral *fincas en RS, SC, PR, MS, MT, SP, MG y ES.
Con un enfoque en la búsqueda de soluciones, el primer punto es sin duda la comprensión de cuáles son las causas más frecuentes de muerte de las cerdas y es muy común encontrarse con causas específicas que son mal entendidas, ya que el examen detallado “post mortem” y rara vez se realizan exámenes complementarios (Mores et al., 2007) y es muy frecuente encontrar causas registradas inespecíficas (otras causas, sacrificado, débil, caquéctico, desconocido, muerte súbita, etc.).
Datos para la identificación de la causa raíz
Aunque estamos hablando de datos individualizados sobre las condiciones de cada granja, algunos factores predisponentes se repiten en los estudios de mortalidad de las cerdas, entre ellos: la productividad de la granja, el sistema de alojamiento de las cerdas durante la gestación, la etapa de la vida productiva, la calidad del agua, la escala de producción, ampliación del plantel y el ciclo de la cerda. Vamos a discutir un poco acerca de cada uno de ellos.
Existe la tendencia de que el nivel de productividad de la granja también puede ser un indicador de mayor supervivencia de las cerdas, lo que implica que, en granjas con mayor número de lechones destetos/hembra/año (DHA), se tienen todos los cuidados en el manejo general con los cerdos logrando una mejor calidad, tanto para lechones como para las cerdas (figura 3).
El sistema de alojamiento para cerdas gestantes también ha sido un desafío con la migración a corrales colectivos. Todavía no hay consenso sobre el número ideal de hembras por corral, el tipo de instalación (piso) y la forma de alimentación de estas cerdas. Cabe señalar que el cambio del sistema de gestación individual al sistema colectivo no supone, por sí mismo, una mejora en las condiciones de bienestar del animal. En este modelo, el estrés relacionado con el reagrupamiento y la alimentación constituye uno de los principales desafíos del sistema, las peleas y disputas seguidas de lesiones y traumas se observan de manera rutinaria en el momento de la organización jerárquica (Perrozan y Calegari, 2020). Por lo tanto, granjas con corrales colectivos pueden presentar mayores desafíos en relación con la mortalidad de cerdas.
Cuando se habla del ciclo de producción, el período del periparto (últimos días de gestación y primeros días de lactancia) se presenta como el más crítico. Aunque representa solo aproximadamente siete días en cada ciclo, representa casi el 40% de las muertes (Matias, 2020; Morés et al., 2007) y, al considerar periparto + lactancia completa, fácilmente tenemos un 60-65% de muertes que ocurren en maternidades, siendo la insuficiencia cardiaca y el prolapso, las causas más frecuentes en este período. El final de la preñez, el traslado a la maternidad, el curso del parto, las intervenciones obstétricas, el desafío de la recuperación uterina y el inicio de la producción de leche debilitan a la madre, requiriendo mucha atención y el mejor manejo posible.
Por otra parte, la calidad del agua, es sin duda, un punto de impacto en la mortalidad de las cerdas, ya que la infección urinaria suele estar entre las principales causas asociadas a la muerte súbita de estas. Aunque hoy en día parece menos relevante en algunos sistemas de producción, no podemos bajar la guardia y debemos mantener la conciencia sobre la disponibilidad en cantidad y calidad en las granjas. En el trabajo de Chipman et al. (2009), en granjas con agua sin tratar, la mortalidad promedio en el período fue de 13,2% contra 10,5% en fincas con agua tratada (figura 4), asociando así la calidad del agua como un punto de riesgo para la supervivencia.
En situaciones prácticas se estima un consumo de agua potable de aproximadamente 5800 L de agua/año, lo que hace evidente la necesidad de garantizar la calidad y disponibilidad. A menudo, en granjas con alta mortalidad, se identifican factores de riesgo vinculados a sistemas con poco acceso al agua, puntaje corporal por encima de lo deseable y problemas locomotores, todo lo cual culmina en signos clínicos de infección urinaria (Morés et al., 2007).
Aún evaluando los factores que infieren la mortalidad de las cerdas, Queirós (2022) identificó que el proceso de expansión de las granjas, independientemente de la escala de producción, puede promover un aumento de la mortalidad (figura 5). En general, el desafío de realizar el proceso de aclimatación y preparación de un grupo numeroso de primerizas asociado a la distracción que el trabajo puede generar en el equipo, son los puntos que pueden culminar en esta situación.
Este hallazgo llevó a los autores al siguiente paso, que fue la estratificación por ciclo, buscando comprender si existe un perfil de cerdas más propensas a la mortalidad. Como una forma de ilustrar la información que se generó, la Figura 6 presenta la recopilación de datos y una comparación de la mortalidad real y esperada, si se alcanzó la meta. Con esta estratificación, quedó claro que las hembras jóvenes (primerizas prepuberales y ciclo 1) deben ser el principal foco de actuación, ya que superan la meta de mortalidad en un 300% y un 129%, respectivamente.
Si bien hemos generado toda la información anterior, solo servirá como una guía con sugerencias, ya que existe un riesgo implícito conocido siempre que los parámetros se evalúen exclusivamente por su promedio o las decisiones se tomen en base a la extrapolación de resultados de otras bases de datos, como si fueran verdades absolutas para la granja.
No es diferente en el caso de la mortalidad de cerdas, donde los datos generados de manera confiable permite una mayor asertividad en la elección de acciones. A partir de ahí, el siguiente paso es desarrollar planes de acción aplicables a los puntos que se eligieron como principales, para aumentar la supervivencia y reducir las pérdidas.