La limitación del crecimiento
Hemos visto anteriormente como el crecimiento del cerdo tiene una curva en forma de “S”. Esta forma es debida a que el animal pasa por diferentes fases de madurez, primero una aceleración del crecimiento, después un crecimiento más o menos constante y finalmente un estancamiento. Este estancamiento es comprensible ya que por más que nos esforcemos dando de comer a un cerdo es imposible que éste llegue al peso de un hipopótamo, y esto se debe a la diferencia intrínseca entre las especies. De hecho, este comentario que parece algo infantil, no sólo se cumple entre diferentes especies sino que también se da entre razas de la misma especie. Éste es el motivo por el que han desaparecido algunas razas autóctonas pues no han tenido mercado debido a su pequeño tamaño.
Los tres sexos y el crecimiento
De la misma manera que hemos hablado de diferencias en el crecimiento entre especies, incluso entre razas, también encontramos ratios de crecimiento diferentes en función del sexo de los cerdos (machos, hembras y castrados).
Los cerdos castrados son los que menos crecen y los enteros los que más, mientras que las hembras se sitúan en una posición intermedia.
Como podemos ver, el crecimiento desde 30 kg hasta el peso adulto sigue prácticamente una línea recta en la que la pendiente varía en función del sexo del animal.
Si tenemos en cuenta la ingestión diaria de pienso veremos que los machos enteros consiguen una mejor eficiencia (mejor índice de conversión) a los 90 kilos de peso vivo y además éstos tienen por lo menos 2 mm menos de grasa dorsal a nivel de P2 que los castrados. Las hembras tienen una posición intermedia en la grasa dorsal (suelen tener 1 mm menos que los castrados y 1 mm más que los enteros). Por esta razón si se hace una clasificación en base al espesor de grasa dorsal nos encontramos que los enteros serán mejores que las hembras y las hembras mejores que los castrados.
Estas diferencias existentes entre los tres sexos son importantes ya que nos tienen que hacer plantear si castramos o no en nuestra granja. Si mirásemos exclusivamente la eficiencia, esto es el crecimiento y/o la conversión, sin lugar a dudas la decisión se tomaría sola, es decir optaríamos por no castrar. Sin embargo en el mercado encontramos animales castrados, ¿por qué? (lo veremos más adelante).
En un estudio realizado en el IFIP francés en 2010 (N. Quiniou et al.) se comprobó que durante el periodo de transición (28 a 63 días de vida), el género no afectó de forma significativa sobre el rendimiento mientras que durante el periodo de engorde (de los 63 a los 152 días de vida), la ingesta media diaria en los machos enteros era un 11% menor en comparación con los castrados (2,41 vs. 2,70 kg/d) mientras que la ganancia media diaria fue similar (1056 g/d) de forma que el índice de conversión fue un 14% menor en los machos enteros y las canales fueron más magras. Los valores obtenidos para crecimiento y calidad de la canal en las hembras se encontraban en un punto intermedio entre machos enteros y castrados. Respecto a las necesidades de lisina digestible por unidad de energía neta fueron 0,1 g/MJ mayores en los verracos en comparación con hembras y machos castrados.
No obstante, independientemente de que castremos o no vemos que existen diferencias entre hembras y machos (castrados o no), por esta razón es absolutamente necesario separar los dos sexos ya que podremos ofrecer a cada sexo sus necesidades nutritivas.
Hormonas y crecimiento
Hemos visto como llega un punto en el que se estabiliza el crecimiento de los animales (¡por esto tenemos cerdos y no hipopótamos!). Esta estabilización está ligada claramente a la aparición de la pubertad. Una dosis prematura de altos niveles de hormonas sexuales puede provocar el cierre de las placas epifisarias que son los puntos de crecimiento del hueso, y esto supondría que el animal no crecería más.
Testículos y ovarios son los responsables de la secreción de las hormonas sexuales, andrógenos y estrógenos respectivamente. Estas hormonas sexuales pueden tener también un efecto positivo sobre el crecimiento, efecto que se ve en la diferencia de crecimiento entre los tres sexos como ya hemos mencionado. El crecimiento del hueso y del músculo es un 15 % mayor en el cerdo entero que en el castrado y un 10 % mayor en el entero que en la hembra.
Otro de los efectos de las hormonas sexuales masculinas es el “olor sexual” que confieren a la carne. No todo el mundo es capaz de percibir el olor sexual pero en los casos que se percibe es muy desagradable. Por esta razón se decide castrar, para obtener canales de mejor calidad.
La mayoría de las hormonas en el cuerpo tienen una influencia en el crecimiento, las más características son las hormonas del crecimiento (somatotropina, la más conocida). Existen además otras sustancias que tienen efecto sobre el crecimiento de los animales como el clembuterol por ejemplo. Hay que señalar que, en lo que se refiere a potenciadores del crecimiento, la legislación norte-americana es más permisiva que la europea, donde se prohíbe el uso de cualquier producto hormonal con este fin.