Los insectos son, en muchas ocasiones, una molestia que puede convertirse en plaga. Existen muchas especies de moscas, cada una con sus particularidades y comportamiento, pero comparten características como el tipo de ciclo reproductivo.
Los adultos, que encontramos volando, representan solo alrededor de un 1 % de la población y son los encargados de la fase reproductiva. Se aparean y ponen desde unas pocas decenas de huevos hasta algún millar, sobre superficies ricas en materia orgánica y con un elevado grado de humedad. En condiciones favorables, los huevos eclosionarán dando lugar a las larvas (más del 50 % de la población) que se alimentaran de este substrato y pasarán por distintos estadios larvarios. Una vez maduras, las larvas empuparán, es decir, crearán la crisálida (sobre el 30 % de la población), que realizará la metamorfosis dando lugar a una nueva mosca adulta. La duración de todo este proceso es variable. En la mosca doméstica este ciclo puede completarse, en condiciones favorables, en solo una semana, es decir que una mosca puede multiplicarse por algunos centenares en una sola semana, algunos millares en 15 días y convertirse en un auténtico problema antes de que nos demos cuenta.
¿En qué zonas se desarrolla la mayor parte de este ciclo?
En sitios con abundante materia orgánica y un elevado grado de humedad como pueden ser estercoleros, fosas y balsas de purines, rincones de las zonas de estabulación o contenedores de cadáveres. Las fosas y balsas con costra y materiales sólidos serán los puntos más críticos ya que cuando el material es más líquido, las larvas tienen mayor dificultad para crecer y para empupar.
¿Por qué las moscas son un riesgo?
El cuerpo de las moscas adultas, recubierto de numerosas pilosidades, facilita la adhesión de una gran cantidad de microorganismos que transportarán de un lado para otro, incrementado el riesgo de contaminación por patógenos en las superficies donde se posan.
En la mayoría de los casos disponen de un aparato bucal en forma de trompa que, tras segregar una saliva que disuelve la materia orgánica que les sirve de alimento, la lame. En las especies que se alimentan de sangre, la saliva segregada tiene un factor anticoagulante que les garantiza un mayor flujo de sangre, y por tanto más alimento.
Sus fuentes de alimento suelen tener las características que facilitan la proliferación de microorganismos, lo que hace que su acción como vector de enfermedades infecciosas o parasitarias sea muy importante.
Entre las enfermedades que pueden transmitir las moscas destacan la disentería, la salmonelosis, la fiebre tifoidea, la miasis, la diarrea neonatal, las parasitosis y la amebiasis intestinal. En algunas enfermedades las moscas actúan como huésped, desarrollando un papel en el ciclo del patógeno y en su transmisión y, en otras, su acción como vector es mecánica, actuando como un mero transporte.
En muchos casos la actividad humana aporta condiciones inmejorables a estos insectos para favorecer su potencial de desarrollo.
¿Qué herramientas tenemos para el control de las moscas?
Control físico de los adultos:
- Trampas de captura múltiple: trampas de agua mezclada con un atrayente alimentario con base proteica, que capta la atención de las moscas y las captura. Muy efectivas en su uso en exterior, para crear barreras perimetrales.
- Trampas de luz UV, que atrae a los insectos. Serán efectivas en zonas poco iluminadas y en las horas nocturnas y crepusculares. Pueden ser
- Insectocutores: por electrocución .
- Insectocaptores (con lámina adhesiva que capturan insectos voladores).
- Trampas adhesivas: bandas adhesivas, hilos, cintas, etc., soportes impregnados de un material adhesivo que capturan las moscas al posarse.
Control de tipo químico:
- Larvicidas: Suelen ser inhibidores del crecimiento que afectan a las larvas. Se aplican en los sustratos donde las moscas ponen sus huevos y se desarrollan las larvas.
- Insecticidas adulticidas: para eliminar adultos. Pueden presentarse como:
- Granulados en base a algún tipo de azúcar impregnado con un insecticida y feromonas atrayentes que es ingerido por las moscas
- Productos para “pintar” en base a algún tipo de azúcar impregnado con un insecticida y feromonas atrayentes. Las moscas se ven afectadas al ingerirlo o por contacto.
- Insecticidas emulsionables o listos para su uso, que se aplican por pulverización, atomización, nebulización, etc.
Control biológico mediante el uso de repelentes naturales a base de extractos de vegetales.
Control mediante pteromálidos, que son parásitos exclusivos de la pupa de las moscas. Las hembras ponen sus huevos en la crisálida de las moscas y sus larvas se alimentan de la mosca que está realizando la metamorfosis. El resultado es que nace un parásito nuevo en lugar de una mosca, de modo que establecemos una población de parásitos que controlará las poblaciones de moscas. Estos parásitos solo centrarán su atención en los puntos de reproducción de las moscas, nunca los encontraremos sobre alimentos, o sobre los animales o las personas.
¿Cuál es la solución?
La solución es lo que se conoce como control integrado que implica el uso combinado de varias herramientas. Empezaremos por detectar cuál es el foco del problema, que pasa por determinar cuáles son los puntos de reproducción o por donde se produce la entrada de las moscas. Una vez identificado el punto de reproducción:
- Valorar la implementación de una medida de tipo físico, ya sea limpieza o corrección de algún elemento estructural que facilite que desaparezca este punto crítico minimizando su efecto.
- O llevar a cabo una estrategia de control mediante el uso de larvicidas, parásitos, o las dos opciones a la vez en distintos puntos.
Tratado este punto, el resto del tratamiento será de tipo preventivo o curativo.
Como medida preventiva podemos usar trampas en el exterior para crear un perímetro de seguridad que intente capturar el máximo de organismos que intenten entrar, además podemos conseguir cierta protección mediante el uso de repelentes en puntos de acceso identificados.
Las medidas de tipo curativo para eliminar los organismos que ya tenemos dentro de la zona de protección, van desde el uso continuo de aparatos con luz UV, o bien el uso de insecticidas donde detectemos la presencia de adultos. Si se está llevando a cabo una estrategia de control biológico, será necesario minimizar el uso de insecticidas y hacerlo lejos de los puntos de aplicación de parasitoides.