El aumento de las de mortalidad de las cerdas se ha convertido en un motivo de preocupación mundial en los últimos años (figura 1) (Sørensen y Thomsen 2017). A pesar de los esfuerzos por mejorar su supervivencia, los muchos desafíos a los que se enfrentan durante su ciclo de vida dificultan la modificación de esta tendencia. Aun así, cada vez hay más pruebas de que una estrategia de alimentación bien gestionada es una parte importante de la solución (Stalder et al., 2004; Feyera et al., 2018).
Para los porcicultores es un problema urgente. Aparte de la pérdida financiera inmediata, la mala tasa de supervivencia de las cerdas indica que su bienestar y su productividad pueden verse comprometidos, ya sea por un suelo resbaladizo, por la sobredensidad en el corral o como resultado de la selección genética. Al mismo tiempo, los ganaderos deben continuar maximizando su eficiencia productiva para satisfacer la demanda de carne del mercado (AHDB 2021; Stein et al., 1990).
La presión del mercado sobre la supervivencia de las cerdas
La gran demanda del mercado tiene un impacto inevitable en el rendimiento y la longevidad. Los programas de genética han aumentado tanto el número de lechones nacidos vivos por cerda como el de los que sobreviven al destete. A su vez, las cerdas deben poder utilizar todo el potencial nutricional del alimento para asegurar una producción óptima de leche, mientras mantienen su propia salud física y su crecimiento.
Aunque las tasas de supervivencia varían de un país a otro, las razones de sus bajas son más o menos similares (Eckberg 2022; Stalder et al., 2004). Una tendencia global clara es que las tasas de supervivencia son más bajas entre las cerdas jóvenes que entre las más viejas, y muchas son retiradas de la producción después de sólo 1-3 partos. Los problemas de patas, reproductivos y de productividad son causas frecuentes. Sin embargo, todavía hay un gran número de cerdas que mueren repentinamente por causas desconocidas (Eckberg 2022; Hansen, 2022; Kongsted, 2019; Sørensen and Thomsen, 2017).
La diferencia en la alimentación
La experiencia demuestra que una buena estrategia de alimentación marca una diferencia importante para la salud y el bienestar de la cerda y para aprovechar las oportunidades de conseguir el máximo potencial productivo a largo plazo (Tybirk et al., 2014). Si bien siempre habrá diferencias locales en las materias primas disponibles para la alimentación, la necesidad de materias primas de alta calidad es un denominador común. En otras palabras, las materias primas deben ser fácilmente digeribles y garantizar que las necesidades de proteína y energía de la cerda se satisfagan por completo.
El rendimiento elevado durante toda la vida productiva de la cerda también depende del contenido de vitaminas y minerales del alimento, que desempeñan un papel clave en las funciones corporales, incluidos los sistemas enzimáticos, los tejidos y la médula ósea. Los minerales como el calcio, el fósforo y el zinc son esenciales para desarrollar huesos fuertes. Dado que la producción de leche depende de un suministro constante de minerales, una cantidad inadecuada en el alimento provocará el agotamiento de las reservas de minerales del propio cuerpo – en este caso, de la masa ósea (Sørensen, 2019). Esto aumenta el riesgo de problemas en las patas, que pueden causar el sacrificio de una cerda.
Al diseñar una estrategia de alimentación, un factor de riesgo importante a considerar son las micotoxinas, a las que las cerdas son especialmente sensibles. Presentes en varias materias primas, la concentración de micotoxinas depende de las condiciones climáticas en una estación determinada. En la alimentación de las cerdas, las micotoxinas pueden tener un impacto negativo considerable en la reproducción y, en particular, en la producción de leche (Kanora y Maes, 2009).
Características de una buena estrategia
Los intervalos regulares de alimentación son otro aspecto esencial de una buena estrategia de alimentación (Stalder et al., 2004). La ingesta de alimento antes del parto, por ejemplo, asegura energía suficiente y un nivel estable de glucosa en sangre. Además de acelerar el proceso de parto, un buen suministro de energía ayuda a que los últimos lechones de la camada nazcan en buenas condiciones y, además, a reducir el número de lechones nacidos muertos (Feyera, 2018; Oliveira et al., 2020).
Un manejo exitoso en una granja de cerdas viene definido por una producción de leche óptima, altas tasas de crecimiento de los lechones y cerdas fuertes y saludables, con un buen potencial para la producción futura. El espesor de la grasa dorsal de la cerda es un indicador clave de una condición óptima y de la capacidad de producir mucha leche. Al momento del parto, el grosor óptimo de la grasa dorsal es de 14-17 mm y de 13-16 mm al destete (Højgaard y Bruun, 2021). La pérdida excesiva de peso o la pérdida de grasa dorsal puede resultar en menos lechones en el siguiente parto. En otras palabras, debe mantenerse la grasa dorsal. Las estrategias de alimentación previas han causado que las primerizas sean demasiado pesadas, con un alto porcentaje de magro y bajo contenido de grasa. Para contrarrestarlo, hay una tendencia hacia la reducción del contenido de proteína del alimento para primerizas, combinado con una alimentación restringida para revertir la reciente tendencia de producir cerdas más pesadas con una longevidad más corta (Tybirk et al., 2014).
Dando forma a una tendencia positiva
Como muestran las tendencias mundiales, mejorar la longevidad y la supervivencia de las cerdas no es tarea fácil. Numerosos estudios y pruebas aún no han encontrado la solución. Sin embargo, no cabe duda de que la respuesta se basa en un enfoque holístico a largo plazo, que abarque todos los factores que influyen en la salud, el bienestar y la productividad de las cerdas.
Una estrategia integral de alimentación, que responda a los cambios en las necesidades nutricionales a lo largo del ciclo de vida de la cerda, es un buen punto para comenzar, combinado con condiciones de vida favorables que promuevan la salud y el bienestar y un programa genético responsable.