El aumento del valor del dólar causa estragos en el mercado porcino argentino

La guerra comercial entre EEUU y China, que en este momento se encuentra “en espera”, está teniendo efectos sobre países terceros. Una consecuencia, que ha generado serios problemas en países como Argentina y Brasil, ha sido la tendencia al alza del valor del dólar en sus economías.

Como ya habíamos mencionado en comentarios anteriores, Argentina es un país que no lo está pasando bien y muchos productores no saben qué hacer para salir adelante. El aumento del dólar provocó un aumento generalizado de los insumos, entre ellos la soja y el maíz, que aumentaron en un mes 21,6% y 23,7% respectivamente (gráfica 1). A esto se suma una complicada temporada de producción de granos, pues la sequía de enero/febrero supuso una reducción de más de un 30% de la cosecha. El impacto ha sido tan fuerte que tendrá que importar soja desde EEUU para procesarla y obtener harina y aceite.

En los últimos 10 años, el país transandino tuvo un crecimiento significativo en el mercado local (gráfica 2), el consumo incentivó la expansión de la producción de cerdos. Producir cerdos era un buen negocio.

¿Cómo está conformada esta industria hoy? ¿Cuantos productores existen? ¿De qué tamaño son las granjas?

En la tabla 1 podemos ver que el 64% de las unidades productivas son menores a 50 cerdas. Una cifra considerable si planteamos un análisis de competitividad, ya que, al existir una menor cantidad de cerdas reproductoras, los costos tienden a ser más altos que en una unidad productiva más grande. La cantidad de total de hembras reproductoras es de 358.513 y un 5% de las empresas posee casi el 50% del inventario.

Tabla 1. Participación por tamaño de unidad productiva en el inventario de cerdas en Argentina. Fuente: Anuario 2017. Ministerio de Agroindustria de Argentina.

En los últimos 10 años la producción de carne de cerdo en Argentina se elevó un 106%. A partir del año 2012 la línea de tendencia se hace más pronunciada ya que desde aquí el consumo comenzó a aumentar mucho, debido al aumento del costo de la carne de bovino para el consumidor.

Si hacemos el cálculo de productividad media por cada hembra presente en el país, nos da un valor de 1,57 toneladas de carne por cerda al año. Muy por debajo de las 2,4 toneladas que están produciendo países competitivos como Chile, EEUU y España.

Es sorprendente la cantidad de unidades de producción pequeñas que existen. Esto es muy positivo desde el punto de vista social, sin embargo, es difícil creer que tengan la eficiencia para estar en los estándares de producción que impone una industria globalizada.

No quiero decir que los productores de cerdos pequeños deben dejar de existir, sino que deben adecuarse a modelos de producción que les permitan ser eficientes y tener costos competitivos. En España existen muchos productores pequeños y gran parte de ellos no son independientes, sino que pertenecen a un modelo de integración en el que producen cerdos provenientes de una empresa integradora, que provee de fármacos, alimentos y asesoría. El productor sólo se debe preocupar de tener instalaciones en buenas condiciones y un manejo de primer nivel, pues recibirá inventivos económicos por cada cerdo producido.

Este desequilibrio en la economía argentina, que tiene una tasa de interés del 40% en el banco central y con pérdidas de más de 10 dólares por cerdo, generará una reducción del número de cerdas en el país.