Dado el profundo estrés nutricional al que están sometidos los lechones al destete, las dietas de iniciación deben cumplir al menos con 2 objetivos: i) permitir una adaptación gradual a la alimentación sólida, incluyendo unos niveles de consumo adecuados y una adecuación del sistema digestivo al nuevo alimento sin trastornos digestivos graves y ii) que se maximice el potencial productivo de los animales. Para ello a su vez se debe cumplir que:
- La digestibilidad y la palatabilidad del pienso sean muy elevadas, ya que conseguir niveles adecuados de consumo es fundamental para evitar erosiones de la mucosa intestinal.
- Que el nivel de nutrientes satisfaga las necesidades de los animales para un nivel de consumo dado.
- Que la forma física del alimento sea la adecuada, en términos de presentación, durabilidad, dureza y tamaño de partícula.
La molienda de las materias primas es fundamental para el correcto aprovechamiento nutricional de las mismas. A mayor grado de molienda, menor tamaño de partícula, lo que conlleva:
- Mayor superficie de ataque de las enzimas digestivas al substrato, y por tanto mayor digestibilidad y mejor eficacia alimenticia.
- Mejora en la calidad del gránulo y aumenta el rendimiento de la granuladora.
Sin embargo, un excesivo grado de molienda implica los siguientes inconvenientes:
- Incrementa los costes de producción por un mayor consumo de energía eléctrica y disminución del rendimiento de los molinos.
- Incremento de mermas por humedad y por polvo.
- Aumenta la disgregación de las partículas, profundizando las diferencias nutricionales de las diferentes partes del gránulo.
- Si el tamaño de partícula es excesivamente pequeño, se pueden ocasionar daños y ulceraciones a nivel gástrico, con las consecuentes pérdidas a nivel productivo.
- Incremento del ángulo de reposo de la material prima (máximo punto al que una material prima mantiene su pendiente), es decir, a menor grado de partícula, peores características de fluidez.
Conceptualmente, el efecto del tamaño de la partícula se muestra en la figura 1. Además hay que considerar que el efecto del grado de molienda y por tanto del tamaño de la partícula depende de la materia prima. Así, en los concentrados proteicos el efecto podría ser más positivo que en los cereales (mejora en la digestibilidad de aminoácidos, y más mejora en los aminoácidos esenciales), ya que en éstos últimos una molienda excesiva también implica una reducción en el tamaño de la fibra, con sus implicaciones en la motilidad gástrica. Otro punto clave, es la homogeneidad del tamaño de la partícula. Diversos trabajos han relacionado positivamente la variabilidad en el tamaño de partícula con la aparición de úlceras gástricas. Por tanto, debemos conseguir que una vez decidido el tamaño, la molienda sea lo más homogénea posible, por lo que el mantenimiento de los martillos o de los rodillos es fundamental para lograr este objetivo.
Bajo un punto de vista práctico, además el problema es muy diferente en las fábricas de premolienda a las de premezcla, dado que en las primeras se puede optimizar más el grado de molienda específico para cada materia prima que en la segunda, que debe ser mucho más estándar.
En la bibliografía existente, los datos son inconsistentes, dado que no siempre se observa la misma tendencia. En el caso de los cereales, en general se puede decir que cuando se comparan tamaños de partícula muy diferentes (parrillas de 7,5 mm o más contra 4 mm o menos) las diferencias son claras sobre todo en el primer tramo de reducción (de 9 hasta 4 mm), dado el efecto sobre la digestibilidad. Sin embargo, cuando se comparan parrillas más cercanas (4 mm vs 2 mm), las diferencias son mucho menos evidentes, quizá porque empiezan a actuar los factores positivos y negativos simultáneamente. Por tanto hay que diferenciar del paso de tamaño grosero a medio o fino, al paso de fino a muy fino. Obviamente hay que considerar que existe una limitación técnica en el grado de molienda en el caso de fabricar los piensos granulados de pequeño diámetro, ya que esto exige menores tamaños de molienda. En el caso de concentrados proteicos, como por ejemplo harina de soja, parece haber una respuesta positiva más clara a la reducción de tamaño de partícula.
Como resumen, a mayor grado de molienda más costes (energía, mermas), y mayor posibilidad de aparición de erosiones en la mucosa gástrica, pero más digestibilidad y facilidad de granulación, especialmente cuando se comparan tamaños muy diferentes. Por el contrario, moliendas más groseras implican menores costes y mejor confort intestinal. Probablemente a efectos prácticos para cereales moliendas de entre 2 y 4 mm sean suficientes, y para los concentrados proteicos sea recomendable situarse en los tamaños inferiores que sean técnica y económicamente viables.
Figura 1. Efecto del tamaño de la partícula sobre la productividad, los costes y la incidencia de úlceras en lechones.
Así lo ve Imasde