Las descargas vulvares pueden tener su origen en los riñones, vejiga urinaria, uretra, útero, cervix, vagina o en la propia vulva. Las decargas que se originan en el tracto urinario normalmente no tienen un efecto directo sobre el rendimiento reproductivo.
Las descargas que tienen origen en el tracto reproductivo y que ocurren en los primeros cuatro días después del parto pueden ser de consistencia gruesa y viscosa, pero suelen ser normales. A pesar del hecho de coincidir frecuentemente con infecciones uterinas transitorias, no tienen importancia, terminan de forma espontánea y no requieren tratamiento. Sin embargo, si tienen un olor fuerte y son sanguinolentas, o si persisten durante más de cuatro o cinco días, puede ser debido a la retención de lechones y/o fetos muertos, o contaminación patógena grave. Se debe hacer una exploración manual y eliminar lechones muertos y fetos. Se debe hacer un tratamiento antibiótico.
Las descargas vulvares procedentes de trato reproductivo que aparecen hasta cinco días después de la cubrición también se deben considerar normales. Aquella que ocurren después de cinco días, particularmente después de dos o tres semanas, no son normales. Pueden ser resultado de contaminación vaginal y uterina en el momento de la cubrición. Este tipo de contaminación puede ser debida a que las vulvas estén sucias porque las cerdas se acuesten sobre excrementos, por contaminación del pene del verraco, por ejemplo, por agitación involuntaria del saco prepucial. También pueden ser el resultado de la muerte y degeneración embrionarias debidas a otros factores, como el estrés en las semanas posteriores a la inseminación. Causas habituales de estrés son mezclas, movimientos, o condiciones ambientales inadecuadas. Si se produce la pérdida embrionaria, la infección del tracto reproductivo puede ser mínima o inexistente, las descargas pueden ser claras o ligeramente lechosas y probablemente se eliminarán en el siguiente estro.
Si empiezan a aumentar las descargas entre una y cuatro semanas después de la cubrición, es probable que las vueltas a celo aumenten, aunque si las descargas tienen su origen en la vagina las cerdas puedan seguir gestantes. Se debe investigar el origen de las descargas para confirmar que tienen su origen en el tracto reproductivo y no en el tracto urinario. Se recomienda hacer la recogida de hisopos, cultivos y antibiogramas. Es improbable que se pueda cultivar siempre al agente causal, aunque Brucella suis provoca descargas vulvares y se puede ver en preparaciones mediante tinción.
Se deben examinar los datos reproductivos para saber si las repeticiones de celo son regulares o irregulares, si hay aumento de cerdas vacías a término, número de lechones nacidos muertos y débiles no viables, y paridad de las cerdas afectadas.
Un brote de descargas acuosas en nulíparas después de cubrirse por primera vez puede indicar infección por Leptospira bratislava.
Se debe estudiar cada aspecto relacionado con el manejo desde antes del destete hasta al menos seis semanas después de la cubrición. Puede ser necesario hacer diferentes y numerosas modificaciones. Mejoras en la higiene, incluyendo el lavado de penes de los verracos y vulvas de las cerdas, tratamiento antibiótico alrededor del momento de la cubrición. También ayuda el cambio de cubriciones múltiples a únicas, el uso de un solo verraco por cerda, o el cambio de monta natural a inseminación artificial.
Descargas vulvares e infertilidad
Las descargas vulvares pueden tener su origen en los riñones, vejiga urinaria, uretra, útero, cervix, vagina o en la propia vulva. Las decargas que se originan en el tracto urinario normalmente no tienen un efecto directo sobre el rendimiento reproductivo.
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