Una cerda que no recibe suficiente pienso durante la gestación, ingiere más durante la lactación con el objetivo de producir leche suficiente para alimentar a la camada. Por otra parte, si las cerdas engordan durante la gestación, metabolizan la grasa más fácilmente durante la lactación para producir leche. Existe un punto óptimo en este mecanismo.
Gran cantidad de lechones, o lechones con elevado peso, aseguran que la cerda está suficientemente estimulada para producir leche. Esto se puede conseguir mediante un consumo extra y/o metabolizando más grasa. De todos modos este mecanismo tiene sus limitaciones. Si el peso de la camada es demasiado elevado, la cerda alcanzará el límite de sus capacidades. En ese caso, no importa lo que se intente, la cerda no será capaz de consumir ni metabolizar la suficiente grasa para producir suficiente leche.
Esto puede tener consecuencias negativas para la cerda, hecho que se pondrá de manifiesto, por ejemplo, en forma de problemas de fertilidad o afectando a su longevidad. En otras palabras, hay una relación entre la producción de leche, fertilidad y longevidad.
Con un programa genético adecuado, es posible incrementar la capacidad de producción de leche a la vez que se limitan los efectos negativos para la cerda mediante la selección para una mayor longevidad y un intervalo constante destete-cubrición. Una producción elevada de leche asegura lechones más fuertes que a su vez serán mejores finalizadores.