Pero a partir de una genética adaptada y de gran calidad se puede marcar una enorme diferencia. Es una forma de generar valor tanto para el propio productor como para el resto de la cadena.
Para poder ofrecer la genética correcta, es necesario testar la productividad de todo hermano o descendiente en el entorno en el que se va a desarrollar.
Si una progenie se tiene que desarrollar en un tipo de entorno diferente a aquel en el que fueron seleccionados sus padres, los resultados podrían sorprender por su carácter negativo.
Para ello, para que un programa de selección dé buenos resultados, es imprescindible que tenga en cuenta todos los aspectos,.
Ofrecer al ganadero la genética mejor y más adecuada a sus circunstancias permite:
salvar la distancia entre costes y calidad,
aumentar la productividad y mejorar la cuenta final de resultados.
¿Lo sabías?
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