Principalmente son tres:
1. La precisión de la evaluación fenotípica o de los registros de productividad a la hora de predecir el genotipo o valor genético real del animal.
2. La intensidad o el grado de selección a partir de las evaluaciones fenotípicas realizadas a los animales.
3. El nivel de variación genética o de variación del valor genético real entre animales con relación al carácter sujeto a selección.
Aunque a corto plazo las pequeñas mejoras genéticas pueden no ser visibles, por su carácter si lo serán a largo plazo.
Por ejemplo: la mejora de 0,03 del índice de conversión puede no resultar muy visible al comparar algunos años consecutivos. Tendremos que analizar sus efectos a más largo plazo para claramente.
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