Factores a considerar para el correcto desarrollo de las hembras para reemplazo | Parte 1
Departamento Técnico GRUPO NUTEC®
Edgar Olvera-Vega., Mariam Y. Vázquez., Oscar F. Marroquín., Erick Castañón-Mendoza
En la actualidad la porcicultura requiere que las unidades de producción tengan una alta productividad y eficiencia, por lo que es necesario tener en cuenta que el ciclo de producción inicia con la selección y disposición de hembras para reemplazo.
Las cerdas primerizas en un sistema de producción son de gran importancia, ya que representan el porcentaje más alto en el inventario por paridad y de su manejo adecuado dependerá la eficiencia productiva de la operación.
El avance genético actual permite que las futuras madres de la granja puedan tener excelentes resultados a la concepción y parición, pero para ello se debe trabajar estratégicamente en su desarrollo considerando los siguientes aspectos:
1. Proceso de selección
Las hembras de reemplazo conforman un estrato dentro de la producción que requiere un cuidado especial, ya que una falla en la selección puede ocasionar grandes pérdidas en la producción, además, un mal manejo puede reducir el potencial reproductivo, la salud y la rentabilidad de las cerdas y la granja (Patterson y Foxcroft, 2019), estas implican un gran impacto económico y productivo por su compra, preparación y desarrollo, por lo cual se debe garantizar un excelente trabajo que permita minimizar los porcentajes de descarte, teniendo como objetivo no más del 25% durante los tres primeros ciclos, para permitir a las hembras alcanzar su pico de productividad entre el tercero y quinto parto (Castillo y Carrasco, 2017). Por otra parte, se sugiere que la tasa de descarte anual y la tasa de reposición se encuentren equilibradas entre sí, con valores que oscilen entre 35% y 40% para mantener constante el inventario de reproductoras, y de tal forma, conseguir la estabilidad reproductiva e inmunológica del hato, con mayor posibilidad de maximizar la productividad de la granja (Barrales et al., 2017).
En el proceso de selección de hembras se deberá dar especial importancia a aspectos como; 1) velocidad de crecimiento, 2) conformación propia de la hembra reproductora, 3) buena calidad de aplomos, de lo cual dependerá en mucho la longevidad, 4) disponer de al menos 14 tetas funcionales pensando en la hiper-prolificidad que se tiene actualmente.
2. Introducción de reemplazos a la granja, cuarentena.
De acuerdo con Pritchard et al., (2005) existen dos maneras de obtener a las hembras de reemplazo en una unidad de producción, una es generar los auto reemplazos y la otra es la adquisición externa, lo anterior conlleva una mejora genética más rápida, pero con un alto potencial de introducir agentes patógenos a la unidad de producción, por lo que se requieren ciertas medidas, como una cuarentena en las instalaciones, cuyo objetivo será disminuir el riesgo de introducir agentes patógenos (Bernaerdt et al., 2021). Este espacio está destinado a alojar de manera temporal los animales que posteriormente se integrarán a la unidad de producción. Algunos autores la consideran como una subárea de gestación donde se da un periodo de aclimatación (Castellanos y Legales, 2012).
Durante el periodo de aclimatación se deberán realizar una serie de prácticas; como observar la presencia de signos clínicos, realizar estudios de laboratorio adicionales a los presentados a su arribo, también se aplica un manejo de vacunas propias de la granja, exposición a patógenos a través de la exposición de animales vivos o de desechos biológicos (Bernaerdt et al., 2021). En esta área pasan un periodo mínimo recomendado de 28 días (Dewulf y Van Immerseel 2019), sin embargo, no hay una regla que se pueda extrapolar a cada unidad de producción en cuanto a tiempo y manejo de las hembras de reemplazo, esto dependerá de las enfermedades de las que hay que proteger y los programas de inmunización serán implementados acorde al status sanitario de la granja receptora.
3. Manejo e instalaciones
El manejo debe ir encaminado a cubrir las necesidades nutricionales, sanitarias y reproductivas de las nulíparas, ya que de esa forma vamos a poder obtener el máximo rendimiento durante su vida reproductiva útil.
El manejo y control de la nulípara debe abarcar desde su entrada en la explotación hasta el inicio de su segunda gestación (Quiles et al., 2007), este también debe de ir enfocado a una futura reproductora, un error común en muchas explotaciones es tratar a las nulíparas como animales de engorda (Espejo et al., 2021).
Las instalaciones para las cerdas de reemplazo tienen una importancia fundamental para poder alcanzar los objetivos productivos esperados y así lograr la adecuada productividad de estas, por lo que debemos enfocarnos en proveer:
- Acceso a agua limpia y fresca, en relación con un chupón por cada 10 a 15 hembras con un caudal no menor a 2 litros por minuto (Babot et al., 2020).
- Calidad fisicoquímica y microbiológica del agua, que es fundamental para controlar procesos digestivos y un buen desarrollo de las cerdas.
- Corrales con una densidad limitada a no más de 10 a 12 hembras para facilitar el estímulo y la detección de celos.
- Pisos no agresivos, no resbalosos y con poca pendiente para evitar lesiones.
- Un espacio vital de 1.2 – 1.5 m²/cerda con la finalidad de mejorar la calidad de los aplomos y desarrollo muscular. Las nulíparas necesitan suficiente espacio para así llegar a los objetivos de crecimiento y formación adecuados (Espejo, et al., 2021).
- Instalaciones con buena calidad de aire, mínima acumulación de gases y limitada humedad relativa (menor al 70%).
- Jaulas disponibles para alojar a las hembras al menos 2 semanas previo al servicio para una correcta adaptación.
4. Desarrollo de la glándula mamaria
La producción y consumo de leche materna es el principal factor de supervivencia y buen desarrollo de los lechones, por lo que un buen desarrollo de la glándula mamaria es imprescindible (Hurley, 2019). La glándula está formada por dos estructuras: el parénquima glandular (parte secretora) y el estroma, el cual está formado a su vez por tejido adiposo, tejido conjuntivo, vasos sanguíneos y linfáticos (Gasa et al., 2016).
El desarrollo de la glándula mamaria de la hembra comienza durante el período embrionario temprano (20 días post concepción) y continua de manera lenta hasta el nacimiento, posterior a este, continua creciendo de forma isométrica durante los primeros 3 meses, seguida de un periodo de rápido crecimiento alométrico hasta la pubertad promovido por el aumento de hormonas sexuales, en este último periodo el desarrollo de la glándula mamaria puede ser influenciado para mejorar su crecimiento a través de medios hormonales y nutricionales, se ha observado que el limitar el alimento a las hembras primerizas en periodos de rápido crecimiento pueden afectar negativamente el subsecuente desarrollo de la glándula mamaria. La información en el post puberal de la mama muestra un desarrollo limitado, en parte porque las primerizas se aparean después de unos pocos ciclos estrales, por esto mismo es deseable servir después de 2-3 celos registrados (Hurley, 2019).
5. Preparación nutricional
El sistema reproductivo de las primerizas está en desarrollo, por lo que se necesita un manejo nutricional adecuado que proporcione los nutrientes y la energía necesaria para conseguir la tasa de crecimiento y las reservas corporales objetivo (Koketsu y Lida, 2020).
Camino (2018) recomienda establecer una estrategia nutricional que nos permita controlar los parámetros de peso y edad, de manera que la relación de estos sea la adecuada, la alimentación a libre acceso o utilización de dietas de finalización que resultan en ganancias de peso excesivamente elevadas provoca retraso en la pubertad, llevando a las cerdas a ser muy grandes y con predisposición a sufrir problemas locomotores. Por otra parte, una restricción excesiva de la alimentación provoca también un retraso en la aparición de la pubertad, ya que se produce un retardo en la maduración del eje Hipotálamo-Hipófisis-Ovario (necesario para conseguir una óptima ovulación), reduce la secreción de GnRH y de LH, así como el crecimiento de los folículos ováricos, de manera que el ovario está inmaduro para la aparición de la pubertad (Coma y Gasa, 2007).
Por lo anterior es necesario conocer las características de crecimiento y requerimientos de la genética con la que se va a trabajar, para así diseñar una estrategia de alimentación y manejo nutricional lo más apropiada para cada unidad de producción y que permita el control de la GDP. Se propone de forma genérica el siguiente programa de alimentación.
6. Condición Corporal y Espesor de Grasa Dorsal (EGD)
El estado corporal de las cerdas de reemplazo es un indicador que proporciona una estimación del desarrollo muscular más que de la grasa subcutánea.
Sin embargo, en la actualidad se considera correcto que las cerdas de reemplazo lleguen al servicio con una grasa dorsal en P2 (EGD) de 15 a 17mm. (Camino, 2018).
Mantener a la cerda en una condición corporal óptima es esencial para un desempeño productivo rentable.
7. Preparación reproductiva
La exposición al verraco juega un papel muy importante, en el estudio de Van Wettere et al., (2007), señalan que los principales puntos a controlar para maximizar el efecto del verraco en la aparición temprana de la pubertad son los siguientes:
a) Las hembras reciban suficiente estimulación (efecto feromonas).
- El verraco debe tener más de 10 meses y estar motivado sexualmente.
- Debe haber contacto físico entre el verraco y las hembras, ser periódico y durar entre 10 - 20 minutos.
b) Las hembras sean capaces de percibir y responder al estímulo del verraco.
- Deben tener suficiente edad (aproximadamente 26 semanas).
- La nutrición pre-pubertad debe de ser correcta para conseguir un peso adecuado.
Continúa en parte 2 próximamente...
Bibliografía
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- Barrales, H. S., Cappuccio, J. A., Machuca, M. A., & Williams, S. I. (2017). Evaluación del descarte en cerdas: causas, registros reproductivos e inspección en planta de faena.
- Bernaerdt, E., Dewulf, J., Verhulst, R., Bonckaert, C., & Maes, D. (2021). Purchasing policy, quarantine and acclimation practices of breeding gilts in Belgian pig farms. Porcine Health Management, 7(1), 1-11.
- Camino, T. 2018. Porcinews, Gestionar la alimentación en hembras de reposición y Primíparas.
- Castellanos, E. G., & Legales, R. (2012). Diseño óptimo de una granja porcina. Editorial Instalaciones Porcinas. com, Guatemala
- Castillo, M. T., & Carrasco, J. M. P. (2017). Desarrollo y aclimatación de nulíparas. Puntos clave de la productividad de las explotaciones porcinas. Anaporc: revista de la Asociación de Porcinocultura Científica, 14(144), 26-32.
- Coma, J., & Gasa, J. (2007). Alimentación de la reposición y de la cerda primeriza. XXIII Curso de Especializacion FEDNA, 133-178.
- Dewulf, J., & Van Immerseel, F. (Eds.). (2019). Biosecurity in animal production and veterinary medicine. CABI.
- Espejo, Rocío & compañia. (2021). Manual de Manejo de Cerdas Reproductoras, Parte 1: Nulíparas. Colombia. p.13.
- Falceto, M. V., Rivera, A., Calavia, M., & Gómez, A. (2012). Lactación y etiología del síndrome de disgalactia posparto en la cerda. Published in IVIS-SUIS, 86, 14-22.
- Gasa, J., Solà-Oriol, D., & Facultat de Veterinària, U. A. B. (2016). Avances en alimentación y manejo de cerdas hiperprolíficas durante la lactación.
- Hurley, W. L. (2019). Mammary gland development in swine: embryo to early lactation. Animal, 13(S1), s11-s19.
- Patterson J. L., Beltranena E., Foxcroft G. R. 2010. The effect of gilt age at first estrus and breeding on third estrus on sow body weight changes and long-term reproductive performance. Journal of Animal Science. 88: 7.
- Patterson Jennifer and Foxcroft G. (2019). Gilt Management for Fertility and Longevity. Animals. 9: 7.
- Pritchard, G., Dennis, I., & Waddilove, J. (2005). Biosecurity: reducing disease risks to pig breeding herds. In Practice, 27(5), 230-237.
- Quiles, A., & Hevia, M. L. (2007). Manejo y preparación de las cerdas nulíparas (1ªParte). Producción Animal, Abril, 42-53.
- Van Wettere, Whej y Hughes, Pe (2007). Manejo de primerizas, calidad ovocitaria y supervivencia embrionaria. Paradigmas en la ciencia porcina, 329-358.
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