Sanidad e inocuidad, motor para el crecimiento de la producción de carne de cerdo en México

La porcicultura mexicana es el mejor ejemplo de que priorizar y proteger la salud del inventario es el mejor bien que pueden tener las cadenas productivas de proteína animal.

En 2005 se registró el último caso de Fiebre Porcina Clásica en México, a nivel internacional únicamente las zonas del Noroeste y Península contaban con reconocimiento internacional de estar libres de la enfermedad. La noticia de que los casos se habían extinguido dio un impulso a la producción de carne de cerdo en el país, creciendo desde entonces a un ritmo promedio de 2.7% anual gracias a lo cual llegó a las 1.65 millones de toneladas en 2020, lo que representa un incremento del 49% en comparación a las 1.10 millones de toneladas producidas en 2005.

Los esfuerzos sanitarios de los productores mexicanos se han visto valorados en los mercados de exportación, en 2004 el Acuerdo de Asociación Económica entre México y Japón, dio un fuerte impulso a los ya constantes envíos de carne mexicana de cerdo a Japón y en consecuencia a la producción nacional que logró un alza de 3.9% en 2007, una vez que los aranceles preferenciales comenzaron a dar frutos.

En 2012, México publicó el Acuerdo por el que se declara Libre de la Fiebre Porcina Clásica y comienza el proceso para el reconocimiento internacional que logra a partir de 2015 con el anunció que da la Organización Internacional de Epizootias (OIE) y el posterior reconocimiento de parte de los principales mercados, que recibe el último empuje en 2018 con la declaración de reconocimiento de país libre por parte de Estados Unidos, el principal socio comercial de México.

En base a este empuje que tiene hoy nuestra producción y a la receptividad de los mercados externos, además de la consolidación de la demanda interna, consideramos que la producción tendrá un crecimiento sostenido de 3% por los próximos 5 años, tan solo de enero a mayo de 2021, se registra un incremento de 3.27% respecto al mismo periodo de 2020.

Cada evento sanitario ha impulsado el crecimiento de la producción nacional y por supuesto las exportaciones, podemos asegurar que la sanidad y la inocuidad son bienes públicos de incalculable valor, y que su mantenimiento requiere un esfuerzo conjunto de productores primarios, industriales, organismos de coadyuvancia y todos los niveles de gobierno.

Los beneficiarios serán siempre los consumidores en México y en cada rincón del mundo a donde llegan y son preferidos nuestros productos.