Pioneros en el desarrollo de equipos de extracción de sangre higiénica, fraccionamiento de la sangre de origen animal y el desarrollo de aplicaciones, APC actualmente tiene presencia mundial en la Península Ibérica, en Europa, en Asia y en las Américas, contribuyendo ampliamente a una economía 100% circular, poniendo a la disposición del mercado una herramienta segura y confiable como son las proteínas funcionales, hoy en día tan necesarias en el panorama del bienestar animal y la reducción del uso de antibióticos.
Repasando su historia, los inicios de la compañía en España se remontan al año 1982, cuando Mercasa (Empresa Nacional de Mercados Centrales S, A) fundó Aprocat junto a algunos mataderos locales con el objetivo principal de la revalorización de un residuo como era la sangre y el desarrollo de productos de valor añadido tanto para la nutrición humana como animal; y al mismo tiempo reducir el impacto medioambiental que había provocado su vertido hasta ese momento. Aprocat desarrolló un fuerte compromiso ya entonces, con sus mataderos proveedores de sangre, garantizando a lo largo de estos 40 años un servicio de recogida continuado, incluso en ocasiones sin tener asegurada la venta del producto final.
Pero no fueron fáciles los inicios, ya que a principios de los 90, Aprocat atravesó serias dificultades económicas como consecuencia de las altas inversiones efectuadas para la producción de fracciones proteicas de la sangre y por la situación propia del mercado. Con el fin de mantener su actividad comercial y su labor de gestión de los residuos cárnicos, la Generalitat de Catalunya mostró su interés en apoyar una compañía puntera tecnológicamente y capaz de valorizar la materia prima, entrando en su capital a través de la Junta de Residuos para proceder a su saneamiento financiero y ponerla posteriormente a la venta. Fue en el año 1997 cuando el grupo LGI al cual pertenece APC, adquirió el 100% de la propiedad.
A lo largo de los años APC ha experimentado una notable evolución en su gama de productos. Inicialmente solo se obtenía harina de sangre, un producto poco reconocido por su valor nutricional en la alimentación animal; pero gracias a las mejoras tecnológicas implantadas en los procesos de producción se acabó convirtiendo en una excelente proteína de elevado valor energético. Desde entonces y hasta la fecha se han desarrollado y comercializado fracciones de la sangre de mayor valor añadido como son el plasma, los glóbulos rojos atomizados y las proteínas hidrolizadas, utilizando la tecnología de extracción de sangre que APC desarrolló e implantó.
Un nuevo momento crítico tuvo lugar en el año 2000 con la irrupción de la enfermedad de encefalopatía espongiforme bovina o BSE (Vacas Locas) en España. Con la prohibición de la mayoría de las aplicaciones de hemoderivados, la sangre pasó a ser un residuo sin mercado de uso, ya que se debía destruir buena parte del producto final que no tenía ninguna aplicación legal. Este hecho empujó a APC a liderar el sector a nivel europeo aportando numerosos estudios de bioseguridad, que finalmente dieron como fruto la aprobación de los hemoderivados en piscifactorías, cerdos y posteriormente en pollos. “Se ha de remarcar que fruto de la intensa labor de APC, los hemoderivados de porcino fueron las primeras proteínas aprobadas por la Unión Europea para uso en alimentación animal tras la prohibición a consecuencia de la BSE.”, remarca el Dr. Javier Polo, vicepresidente Global de I+D en APC.
Conocedores de la sólida base que aporta la I+D, APC siempre ha invertido de forma consciente para encontrar nuevos usos y aplicaciones a sus hemoderivados. Resultado de este fuerte compromiso son las más de 600 publicaciones científicas propias que respaldan la producción, aplicación, revalorización y seguridad de sus hemoderivados, además de las más de 15 patentes internacionales que demuestran la actividad innovadora de la empresa.
Toda esta trayectoria ha convertido a APC en la empresa de vanguardia en el sector.
13 de enero de 2022 - APC