Anahi Galán Moreno. Licenciada en Ciencias Químicas. España. ()
16-ago-2006 (hace 18 años 3 meses 4 días) Por todos es conocido el uso de antibióticos en las explotaciones porcinas para
la profilaxis de ciertas infecciones que antaño habían causado tantos estragos.
Estos antibióticos han servido durante muchos años como promotores del crecimiento,
reduciendo la mortalidad de los animales y aumentando así la producción de las
explotaciones. Todo ha funcionado bien hasta que ha empezado a cuestionarse el
uso de éstos debido a las consecuencias que puede tener para el consumidor de
productos cárnicos con restos de ciertas moléculas, que provocan una resistencia
cruzada cuando se usan los antibióticos para su función inicial, la de actuar
sobre una infección.
Se han iniciado además estudios en el Servicio de Investigación Agrícola de EEUU,
donde se analizan los restos de antibióticos encontrados en las deyecciones de
los animales y su impacto en el medio ambiente. Aunque este estudio de momento
no encuentra que los antibióticos deyectados por los animales causen un gran impacto
en el medio ambiente, es un estudio a corto plazo que no contempla la acumulación
de éstos en el tiempo y cuál será la incidencia a largo plazo. La propuesta que
llega desde EEUU es el tratamiento de las deyecciones con microorganismos que
"digieran" los restos de antibióticos, minimizando así la concentración de éstos
en las deyecciones a la hora de utilizarlas como abono. De todas maneras, la legislación
vigente está limitando cada vez más la concentración de estos residuos en la carne
destinada al consumo, con el consiguiente establecimiento de períodos de retirada
para tales antibióticos. Hay países como Suecia o Dinamarca donde desde 1986 la
retirada de ciertas moléculas (avoparcina, virginiamicina) ya es total.
El sistema de explotación actual más generalizado incluye un destete de los lechones
demasiado anticipado, lo cual implica que el sistema digestivo de éstos no está
suficientemente maduro y provoca una mortandad con un coste demasiado elevado
para las granjas. Para controlar este hecho, se usan los antibióticos (como profilaxis
contra la infección por
E.coli, principal causante de la diarrea del lactante).
Otros antibióticos promotores del crecimiento se usan en algunos países para aumentar la eficiencia
de la utilización de los alimentos, lo que se traduce en mejoras significativas
de la ganancia de peso.
En los estudios de mercado se observa que la tendencia alcista de la producción
no se corresponde con la tendencia a la baja del consumo a nivel nacional, y que
para aumentar la exportación de carne porcina habría que centrarse en la calidad,
sobretodo ahora con la inclusión de nuevos países productores de carne de cerdo
en la Unión Europea. Es por todo ello que ya es hora de decantarse por un sistema
de producción responsable.
Estos incluyen una mejora en las medidas de bioseguridad dividida en dos líneas
de actuación, sobre el diseño y sobre el funcionamiento de la explotación.
MEJORAS
DE DISEÑO |
MEJORAS
DE USO |
Zona para el aparcamiento
de vehículos ajenos a la explotación, ya que son fuente potencial de contagio. |
Aplicación de un
correcto programa sanitario (visitas periódicas, controles, vacunas ...) |
Existencia de vestuarios
para que el personal pueda cambiarse de ropa. |
Control de entrada
de vehículos y personas ajenas a la explotación. |
Sistema de vallado
de la explotación, así como telas metálicas. Incluir habitualmente el uso
de insecticidas y raticidas. |
Control de la entrada
de animales, sometimiento a cuarentena si es necesario. |
Zona de carga y descarga
independiente y externa a las instalaciones. |
Formación continuada
del personal que trabaja en la explotación. |
Zona de almacenamiento
de deyecciones con capacidad suficiente. |
Desinfección del
calzado, uso de botas de goma o plástico cuando se acceda a las instalaciones.
Uso de pediluvios, con desinfectantes autorizados. |
Contenedores
de cadáveres y de residuos zoosanitarios externas a las instalaciones. |
Correcta
gestión de residuos (cadáveres, productos zoosanitarios ...) por empresas
autorizadas. |
Si se mantiene la explotación en un correcto estado higiénico-sanitario, no haría
falta el uso de antibióticos como medida de profilaxis; de hecho no se obtiene
mayor rendimiento con el uso de promotores del crecimiento si la situación de
higiene del animal es correcta.
Por
otro lado, se debe constatar la demanda cada vez mayor por parte de la población
de productos lo más naturales posibles. Así que se debería aprovechar la creciente
disponibilidad de alternativas existentes en cuanto a nutrición animal se refiere.
La investigación de productos que tienen un efecto sobre la reducción de la incidencia
de enfermedades en los animales está en alza y ya se dispone en el mercado de
diferentes opciones. Entre ellas cabe destacar los prebióticos y prebióticos (que
actúan mejorando la calidad de la flora intestinal y disminuyendo los problemas
diarreicos), ácidos orgánicos, que disminuyen el pH del sistema digestivo optimizando
la asimilación de los alimentos, inmunoglobulinas e inmunoestimuladores, que potencian
el sistema de defensa natural del animal, oligosacáridos, que actúan en parte
secuestrando las bacterias potencialmente patógenas en el epitelio intestinal,
aportes de vitaminas y oligoelementos, que suplen posibles carencias que puedan
derivarse de una alimentación incorrecta, pro-nutrientes vegetales, que tienen
diversas funciones que mejoran el tránsito intestinal...
Hay que reconocer que estas alternativas hoy en día todavía no tienen la misma
eficacia ni el mismo precio que los antibióticos, pero si se combinan bien entre
ellos y con las medidas de bioseguridad correctas, son suficientes para garantizar
una buena producción, una buena calidad de la carne que produciremos y, sobretodo,
equilibrio y respeto por el medio ambiente que nos rodea.