Dinámica de la infección por el SIV en una unidad de partos

L.E. Larsen, N. K. Christian, S. Aakerblom, C.K. Hjulsager, J.P. Nielsen, H.H. Stege, C.S. Kristensen, A. Elvstrom and L. Lau. Dynamics of swine influenza infections in the farrowing unit of a Danish sow herd. IPVS, 2010.

25-feb-2011 (hace 13 años 8 meses 26 días)
Se examinaron el impacto clínico y la dinámica de infección del virus de la influenza (SIV) en explotaciones porcinas de Dinamarca. De cada cerda (n=44) se tomaron muestras de sangre antes de la entrada en la unidad de partos y 4 semanas después así como hisopos nasales 5 días después de la entrada. A cada muestreo se tomó también la temperatura rectal y diariamente se realizó un control clínico de las cerdas durante la primera semana después del parto. De cada cerda se escogieron al azar 5 lechones que fueron observados clínicamente todos los días hasta el destete y para los que se realizó un examen clínico detallado al cabo de 10-14 días después del nacimiento. Los lechones se pesaron 0-5 días después del nacimiento, 10-14 días después del nacimiento y al destete (aprox. 28 días). Para cada lechón se recogieron hisopos nasales de ambas fosas nasales y se agruparon en un pool de muestras por camada (10 hisopos por pool). Los hisopos nasales fueron analizados para presencia de SIV mediante RT-PCR y las muestras de suero de las cerdas se examinaron para anticuerpos mediante la prueba de inhibición de la hemoaglutinación.

El virus de la influenza fue detectado por RT-PCR en 12 de las 43 camadas analizadas (28,6%) mientras que por contra, el virus no se detectó en ninguna de las 43 cerdas. Sin embargo, de las 43 cerdas, 12 (27,9%) mostraron un aumento significativo (mínimo de 2 veces) en los títulos de anticuerpos para por lo menos uno de los subtipos del SIV analizados. No hubo relación significativa entre las camadas positivas para SIV y el aumento de títulos de anticuerpos en las madres. El número de cerdas de primer y segundo parto que dieron lugar a camadas positivas para el SIV fue significativamente mayor en comparación con cerdas de mayor paridad. En consecuencia, las cerdas jóvenes tenían un riesgo significativamente mayor de tener un incremento de como mínimo 2 veces en los anticuerpos contra el SIV. Aparte de la tos, no hubieron diferencias significativas en la incidencia de signos clínicos individuales entre las camadas positivas y negativas para el SIV si bien cuando los signos clínicos fueron observados para el total de la camada la puntuación fue significativamente diferente mayor en las camadas positivas para SIV. No se observaron diferencias para la ganancia media diaria de peso entre las camadas positivas y negativas.

El presente estudio muestra como una proporción relativamente alta de lechones en la unidad de partos de un hato con circulación del SIV son positivos para el SIV durante la primera semana de vida, resultado sorprendente ya que se espera que los lechones estén protegidos por los anticuerpos maternales. Curiosamente, los lechones procedentes de cerdas jóvenes tenían un mayor riesgo de ser infectados por el SIV en comparación con los lechones procedentes de cerdas adultas. Teniendo en cuenta que según el análisis de los hisopos nasales todas las cerdas eran negativas para el virus y no hubo correlación entre la seroconversión de una cerda en particular y el riesgo de positividad en su camada, probablemente los lechones no son infectados por su madre. Por otro lado, el aumento del riesgo de infección por SIV en las cerdas de menor paridad puede ser debido a una calidad subóptima de la inmunidad pasiva adquirida. En relación con el manejo del SIV en las unidades de cría, la atención debería centrarse en las camadas procedentes de cerdas de primer y segundo parto.