Escribe X Córdoba xcordoba@bioiberica.com
12-abr-2006 (hace 18 años 7 meses 11 días)Nuestros sistemas de producción actuales hacen que el lechón sufra
un fuerte estrés de manejo y alimentario al destete, que puede quedar enmascarado
sin empeorar los parámetros productivos si alguno o varios de los otros
condicionantes productivos están bien controlados, pero puede que exploten
en un grave problema si esta válvula de seguridad llega a fallar en algún
momento.
Un buen indicador del estrés animal enmascarado, es el nivel de proteínas
de fase aguda, indicador muy útil en el cual podemos decir que somos
un país puntero, liderando el tema con varios equipos de investigación.
En este artículo vamos a tratar en concreto el estrés alimentario
del animal que básicamente se debe a una baja ingestión de nutrientes
y a un cambio en la naturaleza de éstos.
Como resultado de estos cambios podemos observar las siguientes consecuencias,
que son fundamentales para el rendimiento del animal:
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• Desnutrición
• Disbiosis de la flora intestinal |
Si la flora intestinal finalmente se estabiliza y se tiende hacia un buen equilibrio
de la flora saprofita, la desnutrición intestinal y el desorden tanto
histológico como metabólico a nivel intestinal se va corrigiendo
lentamente. Al cabo de una semana postdeste se ha recuperado prácticamente
del todo, mejorando la salud de la mucosa intestinal y reduciendo el riesgo
de contraer patologías, básicamente de tipo digestivo.
Si en cambio esta transición no se hace de forma correcta, nos podemos
encontrar con un problema mucho más grave que la sola patología
intestinal, ya que se le sumará un subdesarrollo digestivo e inmunitario
del animal que puede afectar seriamente toda la vida productiva del mismo.
Hasta hace muy poco la solución tradicional ha sido un fuerte uso de
antimicrobianos de forma preventiva con lo que se hacia un blanqueo a nivel
intestinal dejando todos los nutrientes libres para el propio animal y restringiendo
la multiplicación de la flora patógena, con lo cual se enmascaraba
un problema que de hecho seguía latente.
Pero las recientes reglamentaciones, que prohíben el uso de antimicrobianos
de forma preventiva, nos están obligando a mejorar nuestra comprensión
de la fisiología digestiva y su relación con la nutrición
en si. Esto hace necesario fundir los conocimientos tradicionales en nutrición
con los de fisiología, metabolismo y patología digestiva.
Así pues actualmente hemos tenido de redescubrir varias alternativas
“naturales” para sobrellevar mejor esta crítica etapa de
estrés nutritivo.
Entre las diferentes alternativas nutricionales podemos citar brevemente las
siguientes:
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• Mejorantes de la digestibilidad para los nuevos nutrientes que
va a recibir el animal
• Correctores de las disbiosis microbianas
• Bloqueantes naturales de la acción de los patógenos
intestinales
• Nutrientes directos de la mucosa intestinal y del sistema inmunitario
• Inmunoestimulantes. Hay que dejar claro que no son lo mismo que
nutrientes del sistema inmune y que lo ideal es darlos cuando ya se tiene
un sistema inmune relativamente desarrollado
• Potenciadores del consumo de alimento, concepto muy trabajado
en Petfood, pero por desgracia en la nutrición de lechones se limita
solo a edulcorantes y aromas |
Los productos actualmente usados en el mercado, suelen aportar varias de las
acciones anteriores. Además se suelen usar combinaciones de varios productos
con la ambición de cubrir al máximo todas las acciones anteriormente
expuestas.
Mi recomendación es mejorar en lo máximo el manejo y las condiciones
sociambientales y usar según cada caso en particular la combinación
que mejor se adapte al estrés propio que puede causar nuestra forma de
producción.