Caso clínico: Muertes súbitas de cerdas por electrocución

06-feb-2006 (hace 18 años 10 meses 16 días)

Descripción de la granja

Se trata de una explotación de ciclo cerrado, de unos 20 años de antigüedad, con 175 cerdas LD x LW donde se producen lechones para venta directa y engorde para matadero.

La explotación ha ido creciendo a medida que las necesidades lo iban demandando, por lo que no se pueden dar perfectamente las condiciones de higiene y movimiento de los animales, a pesar de que los dueños han intentado ir adaptando los lugares de alojamiento a un programa higiénico-sanitario.

Granja porcina

En la explotación ya se han dado casos de muertes súbitas por enfermedades de aparición esporádica, como clostridiosis o salmonelosis.

Aparición del caso

El responsable de la granja nos avisa porque han comenzado a aparecer cerdas muertas sin sintomatología aparente.

Visita a la explotación (día 0)

En el momento de la visita nos encontramos con un animal muerto hace unas 6 horas, siendo ésta la tercera cerda muerta en 24 horas.

Realizamos la necroscopia de la misma, donde se constatan los siguientes hallazgos:

Lesiones típicas de clostridiosis

Le preguntamos al granjero si el resto de las cerdas han muerto en situaciones similares, y con síntomas parecidos, a lo que responde que no, que las otras dos cerdas han muerto en la paridera, antes del parto, sin síntomas aparentes, y sin tener relación con problemas ante-parto.

Como no tenemos los cadáveres, no se realiza la investigación.

Preguntado al capataz por el resto de los animales de la explotación, nos informa que no hay problemas específicos, salvo las toses, o las pequeñas diarreas ocasionales de lechones destetados, o de recién nacidos, pero que responden perfectamente a los tratamientos aplicados.

Medidas aplicadas

Dado el historial de la explotación, donde todos los años aparecen casos de muertes súbitas por clostridios, y la buena respuesta a los tratamientos antibióticos aplicados, sugerimos al granjero que se haga una medicación en pienso mediante antibioterapia adecuada.

Al mismo tiempo hacemos un recuerdo del uso de vacunas coli-clostridium, que se aplican correctamente (30 días pre-parto), y apuntamos la posibilidad de vacunación a las cerdas, en caso de que los casos de muertes sigan apareciendo, a pesar de la medicación.

Nueva llamada

De nuevo nos vuelven a avisar, debido a que ha muerto una cerda, a pesar de estar comiendo pienso medicado.

Visita a la explotación (día 18)

Nos personamos en la explotación y observamos el cadáver del animal, que presenta una ligera zona de petequias en la zona inguinal y algo de espuma en la boca, no en el hocico.

Realizamos la necroscopia del animal y lo único que encontramos es un proceso de neumonía enzoótica, de grado 1, sin más hallazgos, lo que no nos da ninguna pista sobre la posible causa de la muerte, ya que no existen indicios de que haya sido un clostridium, como en los casos anteriores.

Dado que el cadáver no nos arroja más luz, comenzamos a preguntar al granjero sobre otras posibles causas de muerte. Éste nos indica que las muertes se producen en una plaza determinada (es la tercera cerda que muere en el mismo sitio), y que, en general, las cerdas de la paridera en cuestión están siempre "alerta".

Es curioso, indica, que las cerdas de una fila no dejan de moverse, mientras que las de enfrente tienen ciertas dificultades en la toma de alimentos, pero no de forma continua, y siempre con mayor moderación que las cerdas de la otra fila.

Sala de partos

Visitamos entonces la sala de partos, y constatamos que las cerdas de la derecha se encuentran levantadas, y alejadas del comedero, mientras que las de la izquierda están echadas, menos una que muerde los barrotes.

Cuando el hijo del dueño quiere acercarse a una de las cerdas que permanecen en pié, sufre una descarga eléctrica en su mano, que le obliga a soltar la jaula.

Constatamos posteriormente que existen dos derivaciones de electricidad; la primera, que afecta a las jaulas de la zona derecha, donde el voltaje es casi igual al de trabajo (220 voltios), siendo el de la izquierda de menor intensidad, aunque seguramente esta tensión variaría con las diferentes circunstancias de la explotación, afectando de manera diferente a los animales, no siendo así en la zona derecha, donde la tensión se mantenía por igual, y donde las características de alojamiento de los animales (después de la comida, con suelos más o menos mojados, etc), variarían la intensidad de la corriente, produciendo las bajas descritas anteriormente.

Conclusiones

Tester
Tester

Es evidente que los animales estaban sufriendo un shock eléctrico, debido a la derivación de la corriente eléctrica, como consecuencia de la instalación defectuosa por parte del propio granjero que, a medida que fue necesitando el espacio, iba construyendo las zonas de la granja, e instalando todo el material que necesitaba, sin aplicar las medidas de protección necesarias.

Por otra parte, al encontrar los hallazgos de anatomía patológica que indicaban una clostridiosis en la cerda muerta en gestación, no dio opción a pensar en otro agente etiológico diferente, sobre todo dado el historial previo de la explotación.

Ha sido una suerte que el problema que dio lugar a las muertes súbitas de las cerdas no hubiese provocado un problema similar en los granjeros que cuidaban del ganado.

Comentarios

El caso que nos ocupa este mes apareció en una explotación de ciclo cerrado, de unos 20 años de antigüedad dedicada a la producción de lechones para venta directa y engorde para matadero, donde aparecieron cerdas muertas, en principio sin sintomatología aparente.

Tras la visita se constató que los animales estaban sufriendo un shock eléctrico, consecuencia de una instalación defectuosa que el propio granjero que, en función de las nnuevas necesidades había ido construyendo nuevas zonas de la granja e instalando todo el material que necesitaba, sin aplicar las medidas de protección necesarias.

En general, las condiciones de manejabilidad de las explotaciones, sobre todo en la zona donde trabajamos, han ido deteriorándose con el tiempo y, posiblemente, con la evolución de los precios de mercado, que influyen en los granjeros, haciendo que éstos intenten reducir costes, muchas veces en las zonas y lugares donde menos deben de reducirse.

Las granjas con más de 20 años, y que han ido añadiendo zonas de crianza a medida de sus necesidades, en la mayoría de los casos son realizadas por el mismo granjero, que construye las paredes, pone la fontanería, y realiza las conexiones eléctricas, sin demasiadas protecciones.

Estas instalaciones no se aíslan convenientemente, y dan lugar a fugas, especialmente tras lavados, u obras complementarias que se añaden a los lados de las ya existentes.

Aunque no es demasiado frecuente, las cerdas pueden sufrir un shock eléctrico, debido a que entran en contacto con fugas eléctricas producidas por esas derivaciones, y que confunden los posibles problemas infecciosos, dado que los síntomas propios de la electrocución no son excesivamente evidentes.