Digestibilidad del almidón en porcino
Escribe M. Anguita montserrat.anguita@uab.es
11-ago-2005 (hace 19 años 3 meses 12 días)El almidón es el carbohidrato cuantitativamente más importante
en las dietas destinadas al ganado porcino, con la excepción de las raciones
administradas a los lechones recién destetados que incorporan suero lácteo.
Su presencia es mayoritaria en los cereales, donde destaca como el principal carbohidrato
de reserva (desde un 45% en la avena hasta un 85% en el arroz) y se encuentra
dentro de los amiloplastos en forma de gránulos más o menos esféricos.
El almidón es un homopolisacárido constituido por amilosa y amilopectina,
dos polímeros de glucosa unidos mediante enlaces α-D-(1→4).
Mientras la amilosa es una cadena lineal, la amilopectina presenta ramificaciones
α-D-(1→6) cada 20-25 glucosas.
El almidón es un polisacárido accesible al potencial enzimático
presente en el animal, por lo que en su mayor parte es digerido en el intestino
delgado. En su digestión la glucosa absorbida aporta al animal energía,
estimándose un aporte de 14,3 MJ en energía neta por kg de almidón
digerido (Noblet J. y van Milgen J., 2004). Sin embargo, la digestión del
almidón en el intestino delgado no siempre es completa y depende de diferentes
factores como son la edad del animal, las características de composición
del almidón y el procesado tecnológico al que se hayan sometido
los ingredientes.
En cuanto a la edad del animal, son numerosas las referencias bibliográficas
que citan digestibilidades del almidón inferiores al 90 % en lechones.
En el lechón, la actividad amilásica incrementa muy lentamente desde
su nacimiento hasta el destete, momento en el que, coincidiendo con el cambio
de dieta, se incrementa rápidamente hasta la octava semana de vida. Mientras
en el lechón la digestión del almidón parece condicionada
por su capacidad enzimática, la mayor actividad enzimática que presentan
los cerdos de mayor edad determina que la digestión del almidón
esté sujeta a la naturaleza de éste y a posibles modificaciones
en el tránsito digestivo.
En cuanto a la naturaleza del almidón, el origen botánico puede
determinar diferencias en la morfología del gránulo, en su composición
(proporción amilosa:amilopectina) y características de cristalinidad
(patrón de difracción de los rayos X). En general se considera que
gránulos de gran tamaño (ej; patata), con un elevado contenido en
amilosa (leguminosas) y con patrones de difracción B (tuberíferas
y almidón retrógrado) y C (leguminosas) presentan una digestión
más difícil, tanto en la extensión como en la velocidad.
Cuando no se digiere, el almidón llega a intestino grueso donde se comportará
como un elemento más de la fibra. Este almidón se denomina almidón
resistente y se puede clasificar en tres tipos:
- Tipo 1 o físicamente resistente, representado por aquel
almidón que se encuentra atrapado e inaccesible a las enzimas. Sería
el caso de granos enteros o el determinado por molturaciones groseras.
- Tipo 2 o gránulos de almidón resistente. Comprende
los gránulos que debido a su naturaleza cristalina o composición
son de difícil digestión. Aquí encontraríamos el almidón
de patata cruda o determinadas fracciones de almidón de las leguminosas.
- Tipo 3 o almidón retrógrado. Después de
un tratamiento térmico el almidón presenta una estructura amorfa
que facilita su digestión. Sin embargo, este almidón puede pasar
a una estructura más ordenada o cristalina resistente a la digestión
enzimática.
En el cerdo la mayor parte del almidón que alcanza el intestino grueso
es fermentado. Si bien, con frecuencia se detecta en las heces hasta un 2-3% del
almidón de la ración. Energéticamente la fermentación
del almidón será menos eficiente respecto a la digestión
enzimática. En términos de energía neta el valor en la fermentación
se estima de un 70% del de su digestión enzimática.
El procesado tecnológico de los ingredientes permite reducir las cantidades
de almidón que resisten la digestión enzimática, sobretodo
en aquellos animales que presentan una capacidad digestiva limitada o en los almidones
más protegidos o resistentes. Una molturación fina de los ingredientes
determina una mayor superficie de ataque para las enzimas (disminución
del almidón resistente tipo 1) y por tanto una digestión más
rápida y extensa. La molturación es más efectiva en aquellos
ingredientes en los que el almidón se encuentra protegido, por una densa
matriz proteica como en el caso del sorgo. En el mismo sentido la pérdida
de la estructura cristalina del almidón provocada por el tratamiento térmico
permite una disminución del almidón resistente tipo 2. En este caso
las propias características de los gránulos de almidón, determinarán
la intensidad de tratamiento más efectiva. Así, mientras el cocido
laminado puede ser totalmente efectivo en los cereales, los guisantes requieren
de un tratamiento más exigente como puede ser la extrusión.