Condición corporal de la cerda

Marco Faccenda
29-mar-2005 (hace 19 años 7 meses 18 días)

El control de la condición corporal pasa a ser uno de aquellos temas que día a día van tomando más relevancia en la gestión de la granja. La discusión sobre si la cerda tiene que estar más gorda o más flaca para tener una buena producción no es nueva sino de hace ya muchos años. En principio el sentido común nos dice que los extremos (demasiado gorda o demasiado flaca) son malos para el animal. No obstante el problema aparece en los puntos intermedios, ¿dónde están estos puntos?, ¿cómo puedo salir de la discusión "demasiado gorda, demasiado flaca"?. Es por esta razón que aparece la idea de hacer una valoración subjetiva pero dando una puntuación siguiendo una serie de criterios en función de su condición.

La cerda no debe entrar en maternidad ni demasiado delgada ni demasiado gorda, ya que en caso contrario se pueden dar problemas en el momento del parto (partos débiles o prematuros), disfunciones metabólicas en el post-parto, patologías en varios órganos y aparatos (genitales, mamario, locomotor) y alteraciones en la viabilidad de los lechones al nacimiento y en los días posteriores.

Para la valoración utilizamos una escala de 1-5. El estado óptimo está entre 2,5 - 3 y como mínimo el valor debe de ser 2.

Esquema de la puntuación según condición corporal

Condición corporal 1 (cc1): cerda emaciada, la columna es muy prominente y visible a simple vista.

Condición corporal 2 (cc2): cerda flaca, la pelvis y los huesos de la columna vertebral son visibles y se aprecian fácilmente a la palpación.
Condición corporal 3 (cc3): ideal, la pelvis y los huesos de la columna vertebral no son visibles y se aprecian con dificultad mediante la palpación.
Condición corporal 4 (cc4): cerda gorda, pelvis y los huesos de la columna vertebral sólo se aprecian haciendo gran presión con la palma de la mano. Contorno en forma de tubo.
Condición corporal 5 (cc5): cerda muy gorda, no es posible detectar los huesos de la pelvis o la columna

cc1 cc2 cc3 cc4 cc5

La cerda delgada no logra recuperar peso durante la lactación, comprometiendo de esta manera el éxito de la gestación sucesiva; será más susceptible a lesiones traumáticas, también de decúbito, debido a la escasez de grasa de cubrición. Son frecuentes los partos prematuros y el nacimiento de lechones con bajo peso, generalmente más propensos a las enteritis.

La cerda obesa está destinada a tener un parto débil y a menudo distócico, con el nacimiento de pocos lechones y de tamaño grande. En el período de mayor calor la mortalidad de estas cerdas puede aumentar debido a la dificultad respiratoria inducida por las temperaturas y la humedad elevada y por "golpe de calor". Las disfunciones metabólicas se traducen en hipogalaxia o agalaxia, con la cerda que come poco y que se presenta perezosa. Es una cerda susceptible de padecer estreñimiento y mastitis.

Para lograr que la mayor parte de las cerdas llegue al parto en condiciones corporales "normales" es necesario manejar con un especial cuidado la alimentación después de la inseminación. Durante el primer mes de gestación debe recuperarse lo perdido en la lactación y alcanzar el peso normal. En la parte siguiente de la gestación no debe engordar y solamente en los últimos 15 días se adoptará el flushing alimentario para dar peso a los lechones.

Un método más objetivo para evaluar el estado corporal de las cerdas es la medición de la grasa dorsal a través de un aparato de ultrasonidos. Para una correcta medición es necesario hallar el punto P2 (6,5 cm de la línea mediana del lomo a la altura de la última costilla).

En la siguiente tabla se exponen los valores de la grasa en P2 de nulíparas según el momento productivo (Gadd).

Grasa en P2 (mm)
Peso (kg)
21 d antes de la IA
17
125
14 d antes de la IA
18
130
A la IA (240 d)
21
140
Al parto
24,5
185

Variación de la grasa dorsal en P2 en el momento del parto en base al número de ciclo de las cerdas.

Partes
1
2
3
4
Grasa (mm)
22,0
20,2
22,4
22,9

El exceso de deposición de grasa dorsal durante la gestación determina una movilización de grasa en lactación según la siguiente relación (D. Grove): cada aumento de 1mm (en P2) en gestación corresponde a la pérdida de 0,36 mm en lactación.

En consecuencia es necesario limitar el consumo de energía durante la gestación para estimular una mayor ingestión de alimento en lactación y minimizar así la pérdida de grasa dorsal.