El olor de las instalaciones de producción animal: su relación con la composición del pienso
Le, P.D., Aarnink, A.J.A., Ogink, N.W.M., Becker, P.M., Verstegen, M.W.A. (2005). Nutrition Research Reviews, 18; 3-30
20-dic-2007 (hace 16 años 11 meses 3 días)El olor que se genera en las granjas puede provocar molestias a la gente que
vive cerca de ellas. Muchos factores están involucrados en la emisión
de olor, siendo el pienso administrado a los animales uno de los más
importantes. En los últimos años se han desarrollado muchos métodos
para reducir las emisiones, la mayor parte de ellos centrados en evitar las
emisiones. Sin embargo, los métodos que evitan la formación de
compuestos odoríferos en su origen deben ser considerados; por ejemplo,
la reducción en la formación de estos compuestos en el intestino
de los animales, o bien la formación de estos en el lugar de almacenaje
de los purines. La revisión realizada por los autores se centra en el
estudio de los compuestos odoríferos, la determinación de estos
compuestos, y también en la relación entre la composición
del pienso y la emisión de olor.
En la literatura se pueden encontrar muchos trabajos en los que se ha estudiado
como reducir la excreción de amoníaco, aunque la relación
entre amoníaco y olor puede ser cuestionada. La excreción de amoníaco
depende en gran medida del contenido de proteína del pienso; un contenido
elevado de proteína o de aminoácidos en el pienso tiene un gran
impacto en el nitrógeno fecal y urinario, y por tanto en la emisión
de amoníaco. Además, un contenido de proteína en exceso
determina una mayor cantidad de sustratos que los microorganismos pueden metabolizar
a otros compuestos odoríferos. Disminuyendo el contenido de proteína
bruta y de aminoácidos se consiguen reducciones en la emisión
de amoníaco. Finalmente, no únicamente debe considerarse el contenido
de proteína en el pienso, sino también el tipo de proteína
administrado, por ejemplo piensos que presentan harina de pescado o de plumas
pueden resultar en una mayor emisión de compuestos odoríferos.
Otra medida a tener en cuenta para reducir la emisión de olores es la
modificación en el contenido de carbohidratos fermentables, ya que se
modifica la excreción de nitrógeno de la orina a las heces. En
las heces el nitrógeno se excreta en forma de proteína bacteriana,
la cual es menos susceptible a una rápida hidroxilación. Por tanto,
la emisión de olor podrá ser reducida. Además y como consecuencia
a la mayor fermentación en el intestino grueso, el pH de las heces puede
ser menor al presentar el pienso un mayor contenido de carbohidratos fermentables.
De esta manera, la emisión de amoníaco también puede verse
reducida. Finalmente, la modificación en el patrón de fermentación
permite reducir la excreción de compuestos como el escatol o cresoles,
reduciendo por tanto la concentración de compuestos potencialmente odoríferos.
La relación entre olor y aditivos del pienso también es referida
en la revisión. Los principios para la utilización de estos aditivos
se resumen en la modificación de la microbiota en el intestino, la modificación
en el pH de la excreta, o bien la capacidad de estos aditivos para ligar a determinados
compuestos. A un bajo pH el amoníaco se protona y forma amonio, el cual
permanecerá en solución y será menos volátil. Algunas
sales de ácidos pueden alterar el pH de la excreta de los animales, y
por tanto el pH del purín puede verse modificado. Algunos aditivos que
pueden ligar el amoníaco también han sido estudiados con reducciones
de la emisión de amoníaco.
Finalmente, también deberán considerarse diferentes estrategias
de administración del pienso. Por ejemplo, los autores refieren las diferencias
entre una alimentación líquida o seca, y la alimentación
por fases; la última presentando unos resultados muy prometedores para
obtener una menor emisión de olor.