En las dietas de cerdos normalmente utilizadas en Europa, la treonina es el Segundo aminoácido esencial limitante para crecimiento después de la lisina. Sin embargo, además de su importancia para la deposición proteica, la treonina también está involucrada en otras funciones fisiológicas tales como la digestión y la inmunidad. Como consecuencia, las necesidades totales de treonina es probable que varíen en función de la importancia relativa de cada proceso en cada caso.
Si el contenido en treonina de la canal representa un 57 % de su contenido en lisina (Mahan et al., 1998), este porcentaje es mucho mayor en las secreciones digestivas e inmunoglobinas. Es más, en pérdidas endógenas, mucinas e inmunoglobina G (IgG), el contenido de treonina en relación a lisina es 142%, 713% y 155%, respectivamente (Han y Lee, 2000). Además, cuando se estimula la síntesis de mucinas e inmunoglobinas, es probable que aumenten las necesidades totales de treonina. Las necesidades de treonina para la síntesis de secreciones digestivas se ven afectadas por la ingestión de materia seca, el tamaño del tracto digestivo (peso vivo del animal o estatus fisiológico) o por características de la dieta como por ejemplo la presencia de componentes indigestibles. Las necesidades de treonina para la síntesis de IgG están influidas por el estatus inmunológico del animal y por la patogenicidad del micro-organismo.
En el sistema digestivo, la fracción de treonina procedente de la dieta que es absorbida en el íleon no se libera totalmente a la sangre portal, ya que una parte importante de la treonina digestible es utilizada por el mismo sistema digestivo. Stoll et al. (1998) estimaron que esta utilización de treonina por el tracto gastrointestinal ascendía hasta un 60 % de la ingesta de treonina en lechones de 28 días (8 kg), lo que supone el doble de lo que ocurre para la lisina. Bertolo et al. (1998) encontraron que las necesidades de treonina de lechones recién nacidos (3 días, alrededor de 2 kg) alimentados por vía parenteral (a través de un catéter en la yugular) es más de un 50 % inferior que cuando los lechones son alimentados de forma oral. Burrin et al. (2001) confirmó que la aparición de treonina en la sangre portal apenas excedía un 50 %, mientras que puede suponer el 75 % en el caso de la lisina. Esta gran utilización de treonina por el tracto digestivo es consistente con el alto contenido en treonina que presentan las secreciones digestivas, entre las cuales se encuentra la mucosa (95% agua y 5% mucinas). La capa de mucosa cubre la pared del tracto digestivo protegiéndole de las enzimas digestivas, del possible daño digestivo ocasionado por la digesta y de la adherencia de las bacterias. Debido a su baja digestibilidad, los aminoácidos que constituyen las mucinas no pueden ser re-absorbidos, de ahí su alta tasa de recuperación en las pérdidas endógenas recogidas al final del íleon (Hoskins 1984; Jansman et al., 2002). Según Lien et al. (1997), el 30% de la treonina de las pérdidas endógenas procede de las mucinas. Ball et al. (1999, 2002) y Law et al. (2000) confirmaron la importancia de la utilización de treonina por el sistema digestivo para la síntesis de mucinas. Para ello midieron el peso y la producción mucosa en lechones (2 días, 2 kg) alimentados con una dieta deficiente o adecuada en treonina. Los lechones alimentados con la dieta deficiente en treonina presentaron una producción de mucina claramente disminuida y el peso de la mucosa era inferior, encontrándose además una mayor incidencia de diarreas no infectivas. La administración intravenosa de una dosis adecuada de treonina restableció parcialmente la función digestiva, aunque nunca a los valores obtenidos con la dieta adecuada en treonina.
La inmunidad humoral lleva consigo la secreción de inmunoglobinas por los linfocitos B. Igual que las mucinas, las inmunoglobinas son glucoproteínas globulares que contienen altos niveles de treonina (Bowland, 1966; Liu y Putnam, 1979; Low et al., 1979), lo que podría sugerir que el nivel de ingesta de treonina podría ser un factor limitante para la síntesis de inmunoglobinas. Cuaron et al. (1984) encontró en cerdas que la treonina era probablemente el primer aminoácido limitante para la producción de IgG y que las cerdas que eran suplementadas con treonina presentaban un contenido en IgG plasmático un 25 % superior al de las cerdas alimentadas con la dieta basal. Del mismo modo, Hsu et al. (2001) encontraron que las cerdas alimentadas durante la gestación con una dieta suplementada con treonina producían leche con un mayor contenido en IgG en el momento del parto (+30%) y 10 días después (+8%), incluso si las cerdas consumían un pienso común durante la lactación. Li Defa et al. (1999) estudiaron el impacto que tenía la treonina del alimento (cuatro niveles de treonina/lisina: 64, 75, 83 y 99%) en cerdos en crecimiento (17-31 kg) inyectados con albúmina sérica bovina (ASB) o vacuna atenuada de la peste porcina (VAPP) el día 7 de experimento. Los resultados mostraron que las concentraciones de IgG aumentaron con la concentración de treonina, particularmente en los cerdos con la VAPP, donde se detectó un aumento significativo de anticuerpos anti-VAPP.
A través de esta revisión, hemos visto la relación existente entre la treonina, la mucosa y la síntesis de IgG. Dependiendo de las condiciones prácticas de cada uno, la digestión o la inmunidad pueden requerir una porción importante de la ingesta de treonina, lo que permite considerar a la treonina como un nutriente clave para conseguir una expresión adecuada de la respuesta inmune, de los procesos digestivos y de la salud intestinal.