Cualquier trabajador de una granja de cerdas que quiera optimizar el manejo del calostro en sus lechones debe preguntarse: ¿Cómo decidir si la rutina actual de manejo del calostro está funcionando? La respuesta es simple: mira tus registros de mortalidad pre-destete. Cualquier valor que supere el 10% excede el umbral normal. Es probable que el 75% de las muertes por encima del 10% sean debidas a que no se haya garantizado que cada lechón recibiese una cantidad suficiente de calostro, con sus cualidades potenciadoras de la vida.
La próxima pregunta, entonces, debe ser: ¿Qué cantidad es necesaria? Los datos de las investigaciones muestran que un lechón debe consumir 250 g de calostro durante el breve período en que es secretado por la ubre después del parto. Con esta cantidad, las posibilidades de supervivencia de todos los lechones son casi iguales. Ingerir más de 250 g no proporciona un beneficio extra, pero ingerir menos aumenta el riesgo, especialmente para cualquier lechón nacido con menos de 1,1 kg.
Esto es lo que convierte el manejo del calostro en un problema moderno. Una cerda típica produce alrededor de 4 kg de calostro, en otras palabras: suficiente hasta para 16 lechones. Sin embargo, las camadas actuales de cerdas prolíficas a menudo son más grandes. El hecho de que un mayor tamaño de camada esté relacionado con una mayor variabilidad de peso al nacimiento sólo aumenta la dificultad. Hay más lechones que pueden nacer con poco peso y, por lo tanto, con más necesidad del impulso calostral, mientras que la disparidad de pesos permite a los lechones más grandes beber más, impidiendo un reparto equitativo con sus hermanos.
El calostro no solo proporciona anticuerpos para proteger a los recién nacidos contra enfermedades, sino también aporta energía para ayudarlos a mantenerse calientes y activos. Recordemos que las reservas energéticas que tienen los lechones al nacimiento sólo duran unas cuantas horas. Sin la nueva dosis de energía suministrada por el calostro, los lechones se apiñan para darse calor y maman menos. Su temperatura rectal puede caer desde los 38-39 ºC al nacimiento hasta sólo 34 ºC, poniéndolos en un gran riesgo de hipotermia.
La ventana de oportunidad para corregir cualquier deficiencia se cierra unas cuantas horas después del parto. En no más de medio día, la proteína del calostro, que contiene las vitales inmunoglobulinas IgG y otros anticuerpos maternales, puede caer un 50%. Esto a menudo significa que los lechones que nacen más tarde ingieren sustancialmente menos IgG.
Por lo tanto, la tercera pregunta es: ¿Qué debería hacer el cuidador? Pueden tomarse una serie de medidas:
El consejo es que el personal debe trabajar asumiendo que cada camada de cada parto necesitará un manejo del encalostramiento, la única diferencia es cuánto y eso dependerá de las circunstancias individuales.
Las olimpiadas del manejo del calostro
Podríamos pensar en tres niveles:
El nivel bronce es aplicable a todas las camadas. Incluye ser capaz de organizar un "split-suckling" (o lactancia por turnos) de los lechones divididos en subgrupos según su peso. Los 5-10 minutos extra de tiempo por camada dedicados al "split-suckling" se pagan solos reduciendo la mortalidad y con más cerdos comercializados.
El nivel plata es donde se requiere más cuidado y atención individual, lo que significa que se ayuda a los lechones a encontrar una teta y empezar a mamar. Un punto importante es que la teta debe ser adecuada para el tamaño del lechón. Con cerdas más viejas hay más riesgo de que los pezones sean demasiado grandes para los lechones más pequeños. A veces es mejor poner a estos lechones en adopción con una primípara o cerda de segundo parto con tetas más pequeñas.
El nivel oro del manejo del calostro está reservado para los lechones con más necesidad de ayuda. Son débiles, tienen frío y, probablemente, una temperatura corporal por debajo de los 34ºC lo que reduce su reflejo de deglución. El único modo de salvarlos es con biberón, usando calostro recogido de la cerda. Lo haces bien si beben 5 ml. Se pueden conseguir hasta 10 ml, pero sólo con mucha paciencia. Hay que ir despacio porque si no, ¡corremos el riesgo de ahogarlos! Tras la primera toma con biberón, hay que devolver al lechón a un lugar caliente y después, o repetir o intentarlo con la cerda. Una vez consiguen la energía del calostro, estarán listos para empezar a mamar por sí mismos en una media hora. Desde luego, para cada lechón, en cada camada, hay que vigilar que las barras anti-aplastamiento no bloqueen el acceso de los lechones a algunos pezones.
Hay que centrarse en el manejo del calostro en lechones de <1,1 kg y en los últimos en nacer de cada camada, independientemente del peso. ¡El cuidado y atención adicionales en estos lechones valen la pena! Mantenerlos calientes es fundamental. Si nos fijamos bien en el comportamiento de los lechones, sabremos si tenemos que hacer mejoras en el microambiente.