Utilización de alimentos transgénicos en piensos para animales
Juan Capdevila Padrosa. Nuri i Espadaler,sl. España.
12-dic-2002 (hace 22 años 12 días)No es objeto de este trabajo entrar en el sinfín de discusiones científico-filosófico-políticas sobre la utilización de alimentos transgénicos, los que en ocasiones se han llegado a relacionar con las dioxinas y vacas locas.
Los motivos de su implantación son de economía de costos a partir de una mejor adaptación a las condiciones climáticas y ambientales, así como una mayor productividad consecuencia de resistencia a enfermedades e insectos por utilización selectiva de plaguicidas. En ocasiones lo que se logra es un cambio en la composición química y por tanto en el valor nutritivo. Los ejemplos más conocidos son los de la soja ROUND-UP READY tolerante a glifosatos y por tanto permite un más fácil control de las malas hierbas y el del maíz MON 810 (yield card) genéticamente protegido contra taladro.
La importancia de este tipo de alimentos viene dada por el hecho de que en el 1995 la superficie cultivada que ocupaban los transgénicos era de 200.000 Ha y en el 2001 era de 52,6 millones de Ha, siendo Estados Unidos el primer productor con un 68 % del total de todo el mundo, seguido por Argentina, Canadá y China con el 22,6 y 3 %. Por tanto entre cuatro países ocupan el 99 % del total. España es el único país de la Unión Europea que cultiva plantas transgénicas (25000 Ha en el 2001), sobretodo maíz Bt 176 de Novartis (ahora Syngenta). En la actualidad se cultivan básicamente cuatro variedades de plantas OMG, a saber: la soja con un 63 % de la superficie total cultivada, el maíz con el 19%, el algodón con el 13% y la colza con un 5%.
Indicar que no se ha podido demostrar un efecto perjudicial sobre el medio ambiente y la salud humana, aunque en ocasiones se aplique el principio de la precaución. Los organismos que controlan todo este proceso en USA son FDA (Food and Drug Administration, APHIS (Animal and Health Inspection Service) y el EPA (Environmental Protection Agency) que por su prestigio y seriedad conviene nombrar aquí.
De entre las materias primeras de las que se modifica su composición química y por tanto su valor nutritivo para el ganado porcino están:
1)El maíz Optimum 80 HOC (High Oil Corn) o maíz alto en grasa, la que para de un 3-4 % en un maíz normal a un 6-8 % en esta variedad con el consiguiente aumento del valor energético y seguramente de la digestibilidad de sus aminoácidos. El valor añadido es pues evidente.
2)El maíz bajo en fósforo fítico, con un 35 % de fósforo en forma de fitato y un 65 % de fósforo no fítico. Todo ello comporta una menor suplementación de fósforo mineral de la dieta, con el consiguiente valor añadido así como una menor contaminación ambiental por fósforo.
3)Las variedades de soja bajas en oligosacáridos (disminuyen en un 20%) mejoran la digestibilidad de la materia seca en un 3-5% y de la energía en un 5%.
4) Las variedades de soja altas en lisina (+15%) también deben de ser nombradas aquí.
5) Cuando se habla de alimentos transgénicos no se tiene en cuenta muchas veces los aminoácidos, que permiten bajar la proteína en 2-3 puntos y por tanto se produce una menor contaminación ambiental por nitrógeno. Algo parecido con las enzimas que permiten mejorar el valor energético de las dietas entre un 3-5%.
En resumen y a modo de conclusiones indicar que en un futuro no muy lejano, la utilización de transgénicos estará básicamente sujeto a:
(a) La producción mundial de alimentos insuficiente por métodos tradicionales.
(b) Al hecho de que no tengan efecto negativo sobre el medio ambiente.
Al autor de este trabajo no le cabe ninguna duda que el valor añadido que se obtiene de los transgénicos (sea de coste de producción o de valor nutritivo) será un factor que el nutricionista tendrá cada vez mas en su mano para una mejora de costes y calidad de las producciones ganaderas.