Haemophilus parasuis:interpretación de los resultados analíticos
Oliveira S, Pijoan C. Diagnosis of Haemophilus parasuis in affected herds and use of epidemiological data to control disease. J Swine Health Prod. 2002;10(5):221-225.
30-nov-2002 (hace 21 años 11 meses 23 días)
Una vez aislado Haemophilus parasuis:
Determinar si se trata de un problema primario o secundario; explotaciones
afectadas por una infección activa debida a PRRSV presentan aumentos significativos
de los índices de mortalidad en los destetes debido a agentes secundarios
como Streptococcus suis o Haemophilus parasuis. En estos casos
la vacunación generalmente no soluciona el problema hasta que no se controla
la infección por PRRSV. En muchas explotaciones la estabilización del PRRSV
es la clave para el control de Haemophilus parasuis.
La variabilidad genética de los aislamientos sistémicos es generalmente
limitada dentro de las explotaciones, con solo una o dos cepas involucradas
en la enfermedad sistémica. La caracterización de las cepas aisladas en explotaciones
relacionadas (proveedor y comprador) es muy útil para identificar las fuentes
potenciales de cepas patógenas.
El uso de vacunas comerciales o autógenas puede controlar la enfermedad.
Las vacunas comerciales contienen varias cepas de diferentes serovares, incluyendo
cepas no tipificables mientras que las autógenas normalmente incluyen una
o dos de las cepas prevalentes recogidas de la explotación afectada.
En explotaciones donde existe mortalidad debida a Haemophilus parasuis
implementar la caracterización del mayor número de aislamientos posibles mediante
serotipificación o genotipificación y continuar con ello si aparecen nuevos
casos tras la puesta en marcha del programa de vacunación. La serotipificación
es útil para la selección de vacunas comerciales mientras que la genotipificación
puede utilizarse para seleccionar las cepas prevalentes a incluir en las vacunas
autógenas.
Tras la caracterización de cepas prevalentes patógenas, decidir el uso de
vacunas comerciales o autógenas. Ambos tipos de vacunas dan resultados satisfactorios
si las cepas vacunales son similares a la que están causando los problemas
aunque la protección heteróloga es limitada.
Las cepas no tipificables pueden ser las responsables de brotes severos
y es difícil competir contra ellas con las cepas vacunales.
Se desconoce como la alta diversidad genética dentro de los serovares y
aislamientos no tipificables se relaciona con la protección cruzada.
Las cepas que deben incluirse en las vacunas autógenas deben ser de los
genotipos prevalentes que afectan a la explotación.
La vacunación:
Realizar un protocolo de vacunación adecuado dependerá de la epidemiología
de la enfermedad en la explotación. Aunque puede observarse enfermedad causada
por Haemophilus parasuis ya a las 2 semanas de la entrada en el destete,
la mayoría de explotaciones experimentan un pico a las 4 a 6 semanas de estar
en los destetes, cuando la inmunidad maternal ha disminuido y animales previamente
expuestos infectan animales nunca expuestos.
En explotaciones que presentan la enfermedad hacia el final del destete,
vacunar en el momento del destete y de nuevo dos semanas después.
En las explotaciones que presentan pérdidas significativas poco después
del destete, vacunar antes del destete.
Aunque las cerdas también puede ser vacunadas , se obtienen mejores resultados
con la vacunación de los cerdos. Cuando se vacuna a las cerdas, la inmunidad
maternal en los lechones puede persistir durante las 6 a 7 semanas de vida,
e interfiere con el desarrollo de la inmunidad activa.
Nunca vacunar a cerdas y lechones al mismo tiempo.