La inmunidad mediada por células (CMI) se considera el mecanismo principal de protección y eliminación de agentes infecciosos intracelulares, especialmente las infecciones virales.
Con este objetivo, la activación de las células efectoras innatas, mediada por TLR, genera una respuesta Thelper1 (Th1) caracterizada por la activación de linfocitos T citotóxicos (CTL) y por una respuesta inflamatoria.
La inmunidad mediada por células se desencadena cuando una célula presentadora de antígenos (APC) presenta un antígeno que es reconocido por un linfocito T específico y empieza la activación y la expansión clonal de Th1 y CTL específicos para el antígeno.
Cuando la inmunidad mediada por células actúa frente a virus, las células dendríticas mieloides (mDc) actúan como APCs, que expresan TLR3 y producen IL-12.
El establecimiento de una respuesta Th1 requiere de la activación de las células dendríticas en respuesta al daño tisular y de la activación de las células inflamatorias/innatas con secreción de interferones de tipo 1 (frente a virus), IL-1, TNFα, IL-8 y IL-6. La estimulación concurrente de los mismos TLRs (TLR3 y TLR 7 durante la infección viral), expresada tanto en las células NK como en las DC, tiene un papel clave en su activación mutua, en la producción de este patrón de citoquinas.
Este representa un punto de conexión crucial entre la inmunidad innata y la adquirida, capacitando a las células dendríticas para dirigir la respuesta hacía Th1.
La inmunidad Th1 activa algunos mecanismos efectores de la inmunidad innata frente a los antígenos diana de un modo más efectivo. Mediante la secreción de citoquinas (principalmente IFNγ), desencadena la muerte de las células infectadas por parte de los macrófagos y las NK, mientras que los anticuerpos específicos activan la vía clásica del complemento y/o activan reacciones ADCC (Citotoxicidad Celular Dependiente de Anticuerpos) y fagocitosis. Específicamente, la respuesta celular efectora frente a los microorganismos intracelulares (virus, bacterias intracelulares y protozoos) se basa en la muerte y eliminación de las células infectadas y, en última instancia, se lleva a cabo por:
Además, el cambio de isotipo de las IgG de las células B (especialmente IgG2a) está promovido por el IFN-γ, la citoquina Th1 prototípica. De hecho, durante la CMI se desencadena una respuesta efectora mediada por anticuerpos contra las células infectadas y también se basa en la lucha contra las bacterias/virus intracelulares:
La fagocitosis del complejo inmune (anticuerpo-patógeno) está causada por los fagocitos inflamatorios; en primera instancia está causada por neutrófilos y posteriormente por monocitos/macrófagos reclutados por quimiocinas (IL-8, MCP1).
Pese a que los anticuerpos pueden neutralizar viriones en fase extracelular y matar células infectadas, la inmunidad mediada por células juega un papel importante en el control de las infecciones virales y su mecanismo principal es la citotoxicidad mediada por linfocitos T.
En resumen, la activación de una respuesta CMI requiere una inmunidad innata, con una activación celular innata temprana mediada por el reconocimiento de la señal de "peligro" por los sensores innatos (TLRs, complemento, proteínas de fase aguda) y una producción óptima de IFN α / β y IL-1, TNFα, IL-8 y IL-6.
Por lo tanto, los mecanismos básicos que conectan la inmunidad innata y la adquirida son: