Relación de la bioseguridad con las características productivas y de manejo en las granjas porcinas

18-may-2017 (hace 7 años 6 meses 6 días)

Artículo

The biosecurity status and its associations with production and management characteristics in farrow-to-finish pig herds. M. Postma, A. Backhans, L. Collineau, S. Loesken, M. Sjölund, C. Belloc, U. Emanuelson, E. Grosse Beilage, K. D. C. Stärk and J. Dewulf on behalf of the MINAPIG consortium. Animal (2016), 10:3, pp 478–489

 

¿Qué se estudia?

Se evaluaron los niveles de implementación de medidas de bioseguridad en la producción porcina en cuatro países de la Unión Europea. También se evaluaron posibles asociaciones entre el cumplimiento de la bioseguridad y las características de la granja y de la producción.

 

¿Cómo se estudia?

Se llevó a cabo un estudio transversal en 232 granjas de ciclo cerrado en Bélgica, Francia, Alemania y Suecia durante un año. El estatus de bioseguridad se cuantificó utilizando la herramienta de puntuación de riesgos Biocheck (www.biocheck.ugent.be), que diferencia entre riesgos de bioseguridad internos y externos. Una mayor puntuación indica mejores prácticas de bioseguridad y menor riesgo de introducción o diseminación de enfermedades. Las características productivas o de la granja se obtuvieron a partir de entrevistas con la gerencia y los ganaderos. Se analizó la relación de los datos obtenidos con el nivel de bioseguridad.

 

¿Cuáles son los resultados?

  1. Muchas granjas de cerdos tienen un gran camino para mejorar un su bioseguridad.
  2. Se observaron diferencias significativas entre países en cuanto a bioseguridad interna o externa. La puntuación de la bioseguridad externa fue, en general, superior a la de la interna.
  3. Alemania tuvo la mejor puntuación en bioseguridad externa, que incluye todas las medidas tomadas para prevenir la introducción de enfermedades, y Francia la peor.
  4. Suecia tuvo la mayor puntuación en bioseguridad interna, que incluye todas las medidas tomadas para prevenir la transmisión dentro de la granja, y Bélgica la peor, con gran diferencia.
  5. El número de patógenos frente a los que se vacunaba estaba significativamente relacionado con el nivel de bioseguridad interno, sugiriendo que la conciencia del riesgo de transmisión de enfermedades conduce a aumentar la prevención.
  6. Los niveles de bioseguridad más bajos estaban correlacionados con una mayor frecuencia estimada de tratamientos frente a ciertos signos clínicos.
  7. Las explotaciones con más cerdas y, en consecuencia, con más empleados son más susceptibles de tener un mejor sistema de bioseguridad externa.
  8. Se asoció una puntuación más elevada en la bioseguridad externa con más lechones destetados/cerda/año (10 puntos más de bioseguridad externa comportaban 0,2 lechones adicionales).
  9. La edad al destete y la mortalidad pre-destete estuvieron altamente relacionadas con el número de lechones destetados/cerda/año.

 

¿Qué conclusiones se extraen de este trabajo?

Los autores sugieren que al conocer mejor el impacto de una bioseguridad deficiente sobre la incidencia de enfermedades y la productividad se conseguirá un cambio en el comportamiento. Una mejora en la bioseguridad y el manejo, centrada en la prevención, debe comportar la reducción del uso de antimicrobianos, mejora del estatus sanitario y mayor productividad y bienestar. ¡Es mejor prevenir que curar!

 

Enric MarcoLa visión desde el campo por Enric Marco

Llevamos años hablando de la importancia de la implantación de medidas de bioseguridad y son numerosos los artículos que se han escrito reflejando el impacto que ésta puede tener para evitar nuevos brotes de enfermedad, en especial referidos al PRRS. Por lo general, cuando hablamos de bioseguridad, nos referimos a la bioseguridad externa, la que protege la granja de la llegada de infecciones del exterior. Sólo recientemente hemos empezado a preocuparnos de la bioseguridad interna, aquella que nos debe ayudar a contener las enfermedades ya presentes en la granja. El artículo pone en evidencia algunos puntos que merecen una reflexión:

  • Un aceptable nivel de bioseguridad externa en las granjas encuestadas, especialmente en la entrada de animales. Es alentador comprobar que el ganadero es consciente del riesgo que supone la entrada de ganado en las granjas, sin embargo los resultados también reflejan que todavía hay camino por recorrer en la implantación de medidas de protección sanitaria.
  • La observación de que las granjas con mejor bioseguridad externa son aquellas de mayor tamaño, mayor número de trabajadores y mejor producción evidencia que el ganadero es consciente de lo que puede llegar a perder con la llegada de una nueva infección. Cuanto mayor es la inversión, mayor es la motivación para protegerla.
  • La bioseguridad interna está por detrás de la externa. Es quizás el punto más preocupante. No ha sido hasta hace poco, con la presión para reducir el uso de antimicrobianos, que hemos empezado a prestarle atención. La bioseguridad interna no sólo ayuda a contener infecciones bacterianas sino también víricas. La correcta compartimentación de lotes y el trabajo independiente entre ellos es quizás de los puntos más importantes y uno de los que peor puntuación obtiene en la encuesta. La producción en sistemas de integración facilita la compartimentación al trasladar los animales físicamente a otra explotación pero para obtener el máximo beneficio del todo dentro-todo fuera no se puede olvidar la aplicación de una correcta higiene y desinfección entre lotes.
  • Las explotaciones que más vacunan son las que mejor puntuación obtienen en bioseguridad interna. El cambio hacia la prevención conlleva directamente un mayor uso de vacunas a la vez que una mejor bioseguridad interna pues son los únicos medios que conocemos para prevenir la enfermedad.

Sería interesante comparar los resultados del presente trabajo con otro realizado en un futuro próximo (en 5 años). Muy posiblemente comprobaríamos que los resultados en bioseguridad mejoran y especialmente en lo referente a bioseguridad interna, constatándose la relación entre ésta y el uso de vacunas. Éste debe ser el perfil de la explotación de futuro, pues es el único modo efectivo de trabajar en un entorno donde el uso de antimicrobianos en producción animal estará extremadamente vigilado.