Políticas antibióticas en sanidad animal. Una herramienta clave en la cadena alimentaria

Lorenzo Fraile
05-sep-2016 (hace 8 años 2 meses 17 días)

Hemos comentado en capítulos anteriores que los antibióticos en porcino son una herramienta imprescindible para el tratamiento y control de enfermedades bacterianas. Por otra parte, existen unas directrices muy claras, desde la Unión Europea, sobre el uso de antibióticos en animales de producción. Estas políticas se basan en potenciar todos los programas de medicina preventiva que incrementen la bioseguridad, la higiene y desinfección de las instalaciones, un manejo más adecuado y, además, un mayor uso de las vacunas disponibles en el mercado. Estas medidas deberán ir acompañadas de un uso prudente y unas políticas racionales de uso de antibióticos que con seguridad conseguirán una reducción progresiva del uso de antimicrobianos en producción animal y disminuirán la probabilidad de generar microorganismos resistentes en las poblaciones animales.

Desde la Unión Europea y desde la Agencia Española del medicamento, las políticas antibióticas en sanidad animal tienen las siguientes directrices concretas:

 

1.- Vigilancia del consumo de antibióticos y de las resistencias antibióticas presentes en la población

La primera medida es monitorizar exhaustivamente el consumo de estos fármacos. En la actualidad se emiten informes periódicos sobre este consumo a nivel europeo a través de los informes ESVAC. En las figuras 1 y 2 se detalla el consumo total de antimicrobianos que hay en cada país. Como se puede observar, España es de los países que tiene un mayor consumo de estos fármacos en unidades comparativas (mg antimicrobiano/PCU). Es evidente, que debemos reflexionar en profundidad sobre el uso de antimicrobianos que hacemos en porcino y plantearnos si somos capaces de defender un uso terapéutico, metafiláctico e incluso profiláctico en situaciones excepcionales. En este sentido, los clínicos porcinos debemos plantearnos realmente en qué patologías son realmente necesarios los antimicrobianos y defenderlos con argumentos técnicos sólidos.

Ventas de antibióticos para producción animal en 2013.

Figura 1. Ventas de antibióticos para animales de producción, incluyendo caballos, en mg/PCU, en 26 países en 20131. *Amfenicoles, cefalosporinas, otras quinolonas y otros antibacterianos (clasificados como tales en el sistema ACTvet). 1Las diferencias entre países pueden ser explicadas por las diferencias en censos, en la selección de los agentes antimicrobianos, en el régimen de dosificación y el tipo de datos de los que se dispone, entre otros. Fuente: "Sales of veterinary antimicrobial agents in 26 EU/EEA countries in 2013. Fifth ESVAC report"

Ventas de antimicrobianos en Europa en 2013.

Figura 2. Ventas de antimicrobianos en Europa en 2013. Fuente: "Sales of veterinary antimicrobial agents in 26 EU/EEA countries in 2013. Fifth ESVAC report"

 

2.- Controlar la difusión de resistencias

Otro de los puntos críticos es controlar la presencia y posible diseminación de bacterias resistentes en las poblaciones animales y de éstas, hacía el hombre. Desde hace tiempo, existe un programa nacional de vigilancia de resistencias bacterianas en bacterias comensales y zoonósicas tales como Escherichia coli, Salmonella spp y Campylobacter spp. Uno de los objetivos también es monitorizar la presencia de bacterias resistentes en patógenos habituales de porcino (ej: Pasteurella multocida). En este sentido se pretende desarrollar un sistema que permita realizar esta monitorización a nivel nacional que esté coordinado por la Agencia Española del Medicamento. Es evidente que las políticas antibióticas establecen que es es imprescindible limitar el uso profiláctico de antibióticos a casos con necesidades clínicas definidas y excepcionales. Es evidente, que una reducción en el uso profiláctico de antimicrobianos conllevará una menor presión para la aparición de bacterias resistentes en la población.

 

3.- Identificar e impulsar medidas alternativas y/o complementarias de prevención y tratamiento

Es evidente que la mejora de las medidas de higiene, manejo y bienestar animal es fundamental para que se pueda reducir el consumo de antimicrobianos. Por otra parte, es necesario que el clínico utilice con más frecuencia pruebas de sensibilidad en el proceso de elección del antimicrobiano para tratar una condición clínica determinada. Otro punto que se pretende potenciar son los métodos de diagnóstico rápido (o in situ) para poder discernir, a tiempo real, si estos fármacos son realmente necesarios en un caso clínico determinado. Por último, no se debe olvidar que los programas de medicina preventiva (bioseguridad, vacunas, etc.) se deben revisar continuamente para adaptarlos a la evolución epidemiológica de las enfermedades en las poblaciones.

 

4.- Formación e información a los profesionales sanitarios

Las políticas en cuanto al uso de antimicrobianos también pretenden movilizar a los profesionales de la salud para que tomen conciencia que un mejor uso de estos fármacos es la única opción para que continúen siendo una herramienta útil en sanidad animal. Es evidente que los programas de formación continuada de los profesionales de la salud en aquellas materias relacionadas con las resistencias antimicrobianas es la mejor inversión que se puede hacer para el futuro

 

5.- Comunicación y sensibilización de la población en su conjunto

El plan nacional contra la lucha de resistencias antimicrobianas también tiene como objetivo sensibilizar a la población en su conjunto de la importancia que tienen los antimicrobianos tanto para salud humana como animal. Además, se debe explicar que los alimentos, en este caso de origen animal, que adquirimos en las tiendas y cadenas de distribución son totalmente seguros para el consumidor ya que se han realizado un gran número estudios sobre los antimicrobianos antes de que se puedan utilizar como herramientas en producción animal.