Estrés por calor en porcino

David Renaudeau
19-abr-2016 (hace 8 años 8 meses 3 días)

Según las estadísticas de la FAO (Food and AgricultureOrganization), más de un 50% de la producción porcina mundial se realiza actualmente en regiones tropicales o subtropicales. La fuerte demanda de producción en estas regiones se ha relacionado con aspectos demográficos, con un aumento del consumo de proteína animal por habitante y un nivel más elevado de renta de los consumidores.

Producción de carne de cerdo, en toneladas anuales, en regiones tropicales (rojo) o templadas (azul). Fuente:  Estadísticas de la FAO

Figura1. Producción de carne de cerdo, en toneladas anuales, en regiones tropicales (rojo) o templadas (azul).
Fuente: Estadísticas de la FAO.

La creciente preocupación por las pérdidas productivas debido a una temperatura ambiental elevada está justificada no solamente en las áreas tropicales sino también en países que ocupan zonas templadas, en las cuales el estrés por calor es un problema ocasional notablemente durante los meses de verano.

En Norteamérica, Australia y Europa, el estrés por calor causa pérdidas económicas considerables. Por ejemplo, las pérdidas económicas soportadas por la industria porcina de Estados Unidos debidas al estrés por calor se estimaron en alrededor de 300 millones de dólares por año (St-Pierre et al., 2003). Estas pérdidas podrían incrementarse debido al calentamiento climático.

Desde hace más de 50 años, los programas de selección genética efectuados en condiciones ambientales controladas han mejorado netamente los parámetros productivos pero, a su vez, podrían haber aumentado la susceptibilidad de los animales a altas temperaturas, debido a la estrecha relación entre el nivel productivo y la producción de calor metabólico.

Las respuestas termorreguladoras a largo plazo en períodos de aclimatación al calor, aumentan el esfuerzo fisiológico, lo cual, en la mayoría de los casos, se acompaña de menores rendimientos productivos.

 

Mecanismos de termorregulación

Los cerdos son animales homeotermos (de sangre caliente), puesto que pueden mantener una temperatura corporal relativamente constante, dentro de unos límites estrechos, a pesar de las amplias variaciones en el ambiente climático. La termorregulación es el proceso que permite al animal mantener una temperatura corporal relativamente constante equilibrando los mecanismos de producción y de pérdida de calor.

Bajo condiciones de temperaturas elevadas, los animales mantienen su homeotermia disminuyendo la producción de calor metabólico y aumentando las pérdidas de calor.

Puesto que la eficiencia de utilización de la Energía Metabolizable (EM) para el mantenimiento y la que se utiliza con fines productivos son menores al 100%, la utilización de EM por el animal se traduce en una producción de calor. Por regla general, la eficiencia energética para la deposición de proteína es mucho más baja que para la deposición de lípidos (Van Milgen y Noblet, 2003). La selección para aumentar el depósito de magro se traduce por lo tanto en un aumento de la producción de calor y un aumento de la sensibilidad de los animales.

Un animal puede perder calor por evaporación, conducción, convección y radiación. Las pérdidas por evaporación dependen principalmente del nivel de humedad en el aire circundante. Las pérdidas por conducción, radiación y convección dependen principalmente del gradiente térmico entre la superficie del animal y el aire o los objetos próximos.

Cuando se someten a altas temperaturas, los animales ajustan su flujo sanguíneo para favorecer la pérdida de calor, por ejemplo aumentando el flujo sanguíneo hacia la piel (44% mayor a 33ºC que a 23ºC en lechones, Collin et al., 2001). El aumento de la temperatura ambiental hace que la transferencia de calor sea menos eficiente debido a la reducción del gradiente térmico necesario entre la piel y la temperatura del aire (Hillman et al., 1985).

Los animales pueden evaporar agua a través de la piel y a través de las vías respiratorias. La primera respuesta de un animal es aumentar su frecuencia respiratoria y por lo tanto su pérdida de calor a través de la respiración.

Los cerdos pueden disipar menos del 50% de su producción de calor mediante evaporación respiratoria (a 32ºC, Renaudeau et al., 2013).

Las glándulas sudoríparas de los cerdos (30/cm2) no son estimuladas por el estrés por calor, y por lo tanto los cerdos no pueden perder calor mediante la sudoración.

Mecanismos de pérdida de calor a 24º y a 34ºC

Figura 2. Mecanismos de pérdida de calor a 24º y a 34ºC. (Renaudeau et al., 2014).
Adaptado de INRA UMR PEGASE, H. Flageul

 

Consecuencias del estrés térmico

 

Debido a su baja capacidad para disipar calor corporal, los cerdos dependen más de la reducción en la producción de calor metabólico para mantener una temperatura corporal constante que otras especies domésticas. La reducción del consumo voluntario de pienso en cerdos bajo condiciones de estrés por calor se considera como la mayor adaptación para reducir la producción de calor.

 

Este menor consumo de pienso tiene un impacto negativo directo sobre el crecimiento. Numerosos estudios han sido realizados sobre el efecto de la temperatura elevada sobre el rendimiento de los cerdos. Renaudeau et al. (2011), en un metaanálisis, reportó que la reducción en el consumo de pienso entre 20 y 30ºC era de 9, 32 y 55 gr/día y ºC, para cerdos de 25, 50 y 75 kg de peso vivo, respectivamente.