Suplementación del agua de bebida de lechones en lactación con hierro orgánico

Guillermo Cano López Alberto Morillo Alujas
28-ene-2016 (hace 8 años 10 meses 24 días)

La anemia ferropénica de los lechones es un problema importante en la producción porcina que ocasiona retraso en el crecimiento y aumento del índice de mortalidad durante la lactación. Los lechones afectados presentan disnea, fatiga, piel y mucosas pálidas y un aumento de la sensibilidad a enfermedades.

Las reservas de hierro de los lechones al nacimiento son aproximadamente 50 mg (Venn et al., 1947) y durante las primeras semanas de vidas los lechones doblan su peso al tiempo que su volumen de plasma se expande un 30% (Jain, 1986). Las necesidades de hierro para sintetizar suficiente hemoglobina y evitar la anemia son elevadas, al menos 10 mg diarios (Venn et al., 1947), pero la leche materna aporta tan solo 1 mg al día (Kleinbeck and McGlone, 1999) y al no tener acceso a parques de tierra necesitan un suplemento exógeno.

Tradicionalmente la vía usada para aportar hierro exógeno es la parenteral en forma de hierro dextrano, hierro dextrín o gleptoferrón, a dosis de 150-200 mg por lechón en una sola aplicación durante los cuatro primeros día de vida (Egeli y Framstad, 1999). En ocasiones este hierro tampoco llega a cubrir las necesidades del lechón debido a su cinética de absorción, ya que entre un 10 y un 50% puede quedar atrapado en el punto de inoculación (Miller y Ullrey, 1999).

Una alternativa para cubrir las necesidades de hierro es la aplicación de hierro orgánico por vía oral, mediante administración única en pasta o diluido en el agua de bebida, que evitaría inoculaciones contaminadas de hierro, relacionadas con la aparición de poliartrítis (Holmgren, 1996), y facilitaría el manejo de los animales en lactación.

Con el objetivo de comprobar el efecto de la administración de un tratamiento en el agua de bebida con hierro orgánico durante la lactación frente al tradicional tratamiento parenteral con hierro inorgánico en los primeros días de vida, se realizó un estudio en una granja comercial.

Veinticuatro (24) camadas se dividieron en dos grupos, a 128 lechones de 12 camadas se les ofreció ad libitum una solución con 24 g/L de hierro quelado con ácido glutámico al 3% en el agua de bebida desde el nacimiento hasta los 18 días de edad y a 133 lechones de otras 12 camadas recibieron una dosis de 150 mg de hierro dextrano entre el primer y cuarto día de edad. Los grupos fueron equilibrados por número de ciclo de las cerdas. Para medir la concentración de hemoglobina se extrajo una muestra de sangre a 12 lechones por grupo (uno por camada, seleccionados al azar entre los lechones con un peso superior a 1,4 kg) y todos los lechones se pesaron individualmente con 1, 7 y 18 días de edad.

El análisis estadístico de los datos se realizó con R (R Core Team; 2015) y se consideró cada camada como unidad experimental. La concentración de hemoglobina y el peso fueron analizados mediante un análisis de varianza con medidas repetidas utilizando un modelo mixto en el que se incluyeron como efectos fijos: tratamiento, sexo, ciclo de la cerda (primípara o multípara), edad y la interacción del tratamiento con la edad. La ganancia media diaria fue analizada mediante un análisis de la varianza utilizando un modelo mixto en el que se incluyeron como efectos fijos: tratamiento, sexo y ciclo; y como covariable el peso inicial. La camada fue incluida como efecto aleatorio en todos los modelos.

La concentración de hemoglobina (figura 1) fue similar (p>0,05) en los lechones tratados vía oral y los tratados vía parenteral (p>0.05). Sin suplementación exógena, la concentración de hemoglobina de los lechones en los primeros días de vida es baja y sigue una cinética decreciente: 9,4 g/dL el día de nacimiento, 8,1 g/dL a los 3 días de edad y 7,8 g/dL a los 4 días de edad (Egeli y Framstad, 1999). Es este estudio se observó un aumento progresivo de la concentración de hemoglobina con ambos tratamientos. La concentración de hemoglobina se mantuvo por encima de 8 g/dL, límite a partir del cual empiezan a aparecer signos clínicos de anemia (Furugouri, 1975 y van Kempen, 1987) y a observarse pérdidas de producción (Svoboda y Drábek, 2002), llegando a 12 ± 0,3 g/dL a los 18 días de edad, lo que se considera dentro del rango normal (Miller y Ullrey, 1999).

Concentración media de hemoglobina

Figura 1. Concentración media de hemoglobina (g/dL) los días 1, 7 y 18 de edad (media mínimo cuadrática ± error estándar).

No se detectaron diferencias de peso (Figura 2) ni de crecimiento (Tabla 1) entre los lechones tratados vía oral y los tratados vía parenteral (p>0.05). Jorgensen (2000) observó que cuando los lechones tienen suficiente leche consumen poca agua y, por tanto, poca solución de hierro. El crecimiento observado en este estudio indica que la producción de leche de las cerdas fue adecuada y la concentración de hemoglobina en sangre evidencia que los lechones recibieron una correcta suplementación de hierro.

Concentración media de hemoglobina

Figura 2. Peso de los lechones (kg) los días 1, 7 y 18 de edad (media mínimo cuadrática ± error estándar).

Tabla 1. Ganancia media diaria (g/d) (media mínimo cuadrática ± error estándar).

Ganancia media diaria (g) VÍA ORAL VÍA PARENTERAL Valor-P
Primera semana de vida 182 ± 9,6 183 ± 9,8 0,937
Entre el día 7 y 18 de vida 173 ± 14,0 175 ± 14,2 0,895
Entre el día 1 y 18 de vida 180 ± 12,1 180 ± 12,3 0,972

Los resultados observados en este estudio indican que la administración de hierro orgánico en el agua de bebida de los lechones durante la lactación puede ser una alternativa a la administración de hierro inorgánico vía parenteral, proporcionando un nivel de hierro adecuado para prevenir la anemia ferropénica sin alterarse el crecimiento y peso de los lechones.