Riesgo-beneficio del uso de hemoderivados y otras proteínas animales

Arlette Laval
25-ago-2014 (hace 10 años 4 meses)

Los hemoderivados, especialmente el plasma deshidratado ya que las células no suelen usarse tanto, son ingredientes muy interesantes para las dietas de lechones destetados. Son una buena fuente de proteinas que mejora el crecimiento y el consumo durante la transición. Durante los primeros días tras el destetete, el consumo de pienso suele ser bastante bajo y el plasma deshidratado estimula el consumo y permite un mejor crecimiento, especialmente en condiciones de cría convencionales (Coffey and Cromwell 1995). Contiene inmunoglobulinas y protege contra los estados inflamatorios inducidos por Escherichia coli, por lo que facilita el control la diarrea post-destete y permite reducir los tratamientos antibióticos (Bosi et al 2004).

Lechones heterogéneos en un destete

El plasma deshidratado puede ayudar a reducir la heterogeneidad de los lechones al destete

Sin embargo, estos productos deben ser considerados potencialmente peligrosos: tras sospecharse de que podían haber diseminado PCV2, ahora son sospechosos de haber introducido DEP en Canadá, especialmente en Ontario. Las granjas infectadas estaban relacionadas por un proveedor común de pienso y por un mismo lote de plasma, mientras que la bioseguridad en algunas de ellas era muy buena. No tenían nada más en común. El plasma utilizado en dicho pienso fue probado en cerdos vivos en un bioensayo y se pudo reproducir la enfermedad (Byra 2014). El pienso también era la única relación con la granja infectada de Prince Edward Island, un sitio completamente aislado. En Europa también debemos tener en cuenta, en el momento actual, la diseminación del virus de la PPA, que es muy resistente y ya está presente en cerdos domésticos en Polonia y algunos países bálticos.

Los hemoderivados se producen a partir de sangre procedente de grandes mataderos y, desgraciadamente, no siempre se tiene trazabilidad de la zona o, incluso del país de origen. La legislación europea prevé un tratamiento apropiado para la descontaminación. Sin embargo, hasta 2014, el único objetivo eran las bacterias patógenas: Salmonella spp, enterobacteria y Clostridium perfringens. El Reglamento de 8 mayo de 2014 es más exigente respecto al riesgo de transmisión viral, especialmente para los delta coronavirus, resistentes y muy infectivos, que tienen una dosis infectiva mínima muy pequeña: puede inducirse PED mediante la inoculación de una dilución 108 de homogeneizado clarificado de mucosa intestinal de un lechón infectado con PEDV (Goyal 2014). Exige que la sangre y el plasma deshidratados sean sometidos a un tratamiento térmico (80°C) y después sean almacenados durante “cierto tiempo a temperatura ambiente” para reducir el riesgo de contaminación tras el tratamiento. Desgraciadamente no precisa la duración del tratamiento térmico, que debe ser de 10 minutos como mínimo para los virus más resistentes.

Para valorar el riesgo-beneficio de su uso hay que tener en cuenta varios puntos:

El beneficio nutricional esperado de estos productos es muy elevado (especialmente en el contexto de una disminución del uso de antibióticos y para destetes precoces) por lo que no deben ser condenados sistemáticamente por un principio de precaución, aunque deben tomarse todas las medidas preventivas, sobretodo las que pueden afectar a la introducción de PED o la diseminación de PPA en Europa. Recientemente Dinamarca ha expresado su soporte al uso de estos productos, si son producidos por fabricantes europeos y la materia prima también es europea.

No debemos olvidar que podríamos tener un "episodio EEB" en la indústria porcina, que demostraría la locura de alimentar a cerdos con material de origen porcino, y que llevaría a la aparición de enfermedades exóticas.