Fallos vacunales en el control de PCV2

Steven McOrist
22-may-2014 (hace 10 años 6 meses 2 días)

La infección por PCV2 es muy común en ganado porcino, que afecta a granjas de todo el mundo. Cuando esta infección implica una elevada presencia de PCV2 en sangre y tejidos, el virus provoca daños en los linfonodos y otros tejidos, con los típicos signos de desmedro y neumonía en la transición y la primera fase del engorde. Actualmente se considera que los principales factores que pueden potenciar el desarrollo de la infección por PCV2 en algunos cerdos son la presencia de coinfecciones (como PRRS o parvovirus) y que los animales sean de una raza susceptible, como la Landrace.

En la necropsia de los cerdos afectados se aprecia un aumento del tamaño de algunos linfonodos, como los inguinales y los mesentéricos.

Figura 1: En la necropsia de los cerdos afectados se aprecia un aumento del tamaño de algunos linfonodos, como los inguinales y los mesentéricos.

El desarrollo de vacunas efectivas ha dado lugar a una dramática reducción en la incidencia de los problemas clínicos de neumonía y desmedro. Se recomienda que todos los granjeros incluyan la vacuna frente a PCV2 en su protocolos vacunales, ya que son muy beneficiosas para la rentabilidad de la explotación si se aplican correctamente.

Lechones enfermos y retrasados en transición, con tasas de crecimiento muy pobres

Figura 2: Lechones enfermos y retrasados en transición, con tasas de crecimiento muy pobres.

La incidencia de enfermedades asociadas a PCV se asocia a un mal manejo de las vacunas frente a PCV2 a nivel de granja, que generalmente desencadena altos niveles de PCV2 y de signos clínicos asociados en cerdos. Actualmente, un tipo de vacuna efectivo es la vacuna de sub-unidades que consiste en una parte del PCV2 insertada en un vector y otro tipo es la vacuna inactivada de virus completo.

Los fallos vacunales pueden ser debidos a varias razones:

► Las medidas tomadas por el ganadero con el objetivo de reducir costes son una causa común de fallos vacunales. En muchos países, hay muy pocas restricciones para entrar en el mercado de las vacunas porcinas, lo que puede conducir a una gran oferta de vacunas baratas que compiten por sus clientes ganaderos. El título y la potencia de alguna de estas vacunas pueden ser pobres. En algunos mercados pueden encontrarse, y utilizarse, vacunas genéricas de baja calidad, que quizá consisten en material de circovirus con títulos bajos, y que tienen resultados inmunológicos más pobres.

La primera causa de fallo de las vacunas frente a PCV2 es, por lo tanto, la adquisición y uso de vacunas genéricas de baja calidad. De un modo parecido, el ganadero puede acceder, a menor precio, a vacunas de calidad internacional pero que están caducadas o se han degradado.

► Otra causa frecuente de fallo se produce cuando el ganadero compra vacunas de calidad internacional al precio correcto, pero intenta ahorrar dinero diluyéndolas, por lo que los lechones reciben una dosis reducida. Esto conlleva, evidentemente, un gran riesgo ya que la dosis que recibe cada lechón está por debajo de la necesaria para conseguir una inmunidad completa. Otra práctica parecida es la vacunación intermitente en los diversos lotes de lechones destetados.

El riesgo de estas vacunas es que el ganadero terminará pagando dos veces: seguirá habiendo algunos costes por las vacunas adquiridas, pero no se generará inmunidad adecuada en el grupo vacunado, aunque el ganadero confíe en que está protegido. El segundo coste aparecerá cuando los animales enfermen.

► También pueden producirse fallos vacunales aunque se hayan comprado vacunas de calidad internacional, si no se han conservado y manipulado de forma adecuada, ya sea por parte del granjero o del distribuidor.

La denominación de calidad internacional para una vacuna implica que el producto ha sido aprobado en más de un país, por lo que ha sido controlado por un regulador independiente. Adicionalmente también implica que debe funcionar en grupos de animales de granjas diversas y que el sistema de fabricación supera las pruebas establecidas por un regulador internacional.

► Todas las vacunas deben almacenarse en condiciones apropiadas de refrigeración. De otro modo, el título y la potencia de la vacuna se verán reducidos. Es importante asegurarse de que la vacuna de PCV2 haya sido almacenada adecuadamente por parte del proveedor, el transportista y a su llegada a la granja. Muchas zonas rurales en el mundo, donde hay producción porcina, sufren cortes eléctricos, haciendo que las neveras no puedan funcionar correctamente. Esto puede hacer que las vacunas alcancen una temperatura a la que pierdan eficacia. Además, los ganaderos deben utilizar siempre un equipo en perfecto estado y esterilizado para inyectar las vacunas a los lechones ya que los fallos vacunales pueden producirse al usar un equipo de inyección en mal estado o sucio, produciendo infecciones locales o inflamación.

Todas las vacunaciones, incluyendo las de PCV2 son una prevención, no un tratamiento. Por lo tanto, deben administrarse a los lechones algunas semanas antes de que entren en contacto con el virus salvaje. El momento más práctico para la vacunación frente a PCV2 es alrededor del destete, a las 3 semanas de vida. En ocasiones, los ganaderos que compran lechones destetados que no han sido vacunados y los trasladan a una granja de engorde, pueden retrasar la vacunación hasta las 4 semanas o más. Esta edad es superior a la recomendada y puede comportar que la fase vacunal coincida en el tiempo con la infección por el virus salvaje, permitiendo la aparición de la enfermedad antes del inicio de la inmunidad.

A menudo también se recomienda vacunar a las cerdas reproductoras, en el momento en que son seleccionadas como futuras madres.