Dada la alta prevalencia de la infección por PCV2 y su presencia tanto en animales sanos como enfermos, se ha cuestionado el valor de las pruebas serológicas frente a este agente como prueba diagnóstica. Es sabido que el diagnóstico de la circovirosis debe basarse en los criterios de Sorden. Sin embargo, dichas pruebas presentan un interés que está en función del tipo de ensayo, su disponibilidad y las circunstancias o condiciones en las que se pretende utilizar además del objetivo de las mismas.
Debido a que la prueba de inmunofluorescencia indirecta (IFA) no se utiliza en nuestro entorno y a que la prueba de inmunoperoxidasa en monocapa (IPMA) queda restringida prácticamente al ámbito científico, dada su engorrosidad y limitada disponibilidad, no las trataremos en esta breve revisión. Únicamente decir que, para algunos expertos, ésta última sería la prueba de referencia con la que se valoran las pruebas inmunoenzimáticas o ELISA’s.
Pruebas ELISA
Dentro de las pruebas ELISA’s a nuestro alcance podemos encontrar dos grandes grupos:
ELISAs de bloqueo
Actualmente disponemos de un kit comercial que resulta de gran utilidad en las siguientes condiciones:
Figura 1.- Evolución de la respuesta de IgGs e IgMs medida en un ELISA de bloqueo (INGENASA) y de la viremia de PCV2 tras un desafío experimental (Segalés et al. 2005)
Las IgM se detectan ya desde los 7-14 días de la infección, una semana antes que las IgG. A las 3 semanas p.i. la seroprevalencia es similar. Mientras que las IgG permanecen las IgM van desapareciendo. La distancia relativa entre éstas nos marca el período de tiempo transcurrido desde la infección.
Figura 2.- Seroperfil transversal en una granja afectada de circovirosis clínica en ausencia de vacunación.
Granja con problemas de PMWS a partir de las 10 semanas de vida. Los anticuerpos totales nos dan una idea de la inmunidad maternal, primero, y la seroconversión post-infección después. Los distintos grupos de edad pueden haber tenido momentos de infección ligeramente distintos. Para interpretar esta gráfica, conviene acudir a la figura 1.
Obviamente, hay que ser cautos a la hora de interpretar los resultados, pues como hemos dicho infección no es igual a enfermedad en este proceso, máxime si los animales han sido vacunados previamente. Por otra parte, dada la elevada prevalencia de PCV2, estas pruebas presentan poco interés en cerdas adultas restringiéndose normalmente al uso en lechones y cebo.
ELISAs indirectos
En cuanto a las pruebas de anticuerpos totales, hay varias disponibles bien comercialmente o bien ofertadas por los laboratorios dedicados a análisis. Su utilidad puede radicar en (Figura 2):
Figura 3.- Seroperfil transversal en lechones vacunados frente a PCV2 al destete: respuesta comparativa en dos pruebas ELISA indirectos para anticuerpos totales.
La respuesta de IgG indica evolución de anticuerpos de origen maternal y/o seroconverión de corta duración tras la vacunación. La IgM permanece a niveles basales por ausencia de infección. Las pruebas indirectas se comportan de forma distinta, mientras que la A corresponde a inmunidad maternal primero y respuesta débil a la vacuna, a partir de las 12 semanas; la B sería más sensible indicando mejor la respuesta a la vacunación. Obviamente, miden anticuerpos distintos.
Con respecto a estas pruebas, conviene aclarar que no están relacionadas con el grado de protección en animales vacunados, ya que hay vacunas que o bien no dan respuesta a alguna de dichas pruebas o la respuesta es irregular sin que ello sea indicio de desprotección.
Por otra parte, es normal encontrar resultados diferentes en pruebas comerciales distintas (Aleff et al. 2007). Así es posible que, por ejemplo, mientras una prueba de resultados débiles o inconsistentes, otra permita medir perfectamente la respuesta vacunal (Figura 3). De modo que, no ser consciente de este hecho puede conducir a interpretaciones erróneas. Por el contrario, un buen conocimiento de la prueba serológica, unido a su uso en una situación correcta puede ser de gran ayuda para conocer la situación epidemiológica o vacunal y aplicar medidas útiles. En cualquier caso, a la hora de interpretar una serología es aconsejable un buen esquema de muestreo, el conocimiento de las circunstancias de los animales muestreados y consultar con una persona experimentada en el uso e interpretación de cada ensayo utilizado.
Finalmente, conviene reseñar que aunque a menudo hablamos de “títulos” la mayoría de estas pruebas son de tipo “cualitativo”, es decir que valores por encima de un umbral se consideran positivos y los que están por debajo negativos, por lo que intentar hacer una valoración cuantitativa de los mismos puede resultar frustrante o al menos confuso. Como alternativa, algunos proveedores proponen la realización del análisis de la misma muestra en varios pocillos llegando a un resultado “semicuantitativo” mediante un cálculo matemático adecuado. Otros elaboran un valor ratio o índice, a veces llamado S/P ratio calculado como “relación entre el valor de lectura de la muestra y el control positivo una vez deducido de ambos el valor del control negativo”. Otras veces se compara la lectura del pocillo con una escala prefijada de valores control positivos y, en ocasiones, se aplica a la lectura de densidad óptica del pocillo una fórmula matemática para asignarle un título que normalmente se elaboró haciendo análisis en paralelo con una prueba de referencia (Segalés et al 2011). Por lo tanto, hay que ser prudentes a la hora de establecer conclusiones basadas en resultados cuantitativos; aunque según el método de obtención y el propósito de la valoración podrían ser en ocasiones de ayuda.
1 Se ha desarrollado un ELISA específico para comprobar la calidad de la vacunación frente a una de las vacunas comerciales basado en la respuesta de anticuerpos frente al baculovirus.