Caso clínico: Un hallazgo inesperado bloquea la exportación de semen

Josh EllingsonLocke A. Karriker
06-feb-2012 (hace 12 años 10 meses 16 días)

Introducción

Este caso clínico sucedió en el verano de 2010 en el medio oeste de Estados Unidos. La explotación consistía en una pequeña granja de ciclo cerrado formada por una nave de gestación y partos con capacidad para 150 hembras, una nave de transición de 400 lechones y una de cebo de 800 cerdos. De forma intermitente se utilizaban otras instalaciones que incluían un pequeño edificio con suelo sólido con un canal por el que se hace circular agua periódicamente para mantenerlo limpio (flush gutter) donde se alojaban 13 verracos. Cuando se produjo el caso, el censo de la explotación era de 75 hembras, 700 cerdos de engorde y 13 verracos. De los verracos se extrae semen que se utiliza tanto para IA en la propia explotación como para venderlo local o internacionalmente.

Se contactó al veterinario habitual al surgir la oportunidad de vender semen de 1 macho a un cliente asiático. Sabiendo que el macho que produce semen para exportación (macho donante) debe cumplir los requisitos sanitarios del país de destino, el veterinario contactó con el veterinario encargado del Servicio de inspección sanitaria animal y vegetal (APHIS) del Departamento de agricultura de EEUU (USDA) para que le indicase los análisis concretos requeridos para la exportación. En este caso el semen iba destinado a Japón, que exige que el macho donante sea negativo a estomatitis vesicular, Aujeszky, PRRS, brucelosis, leptospirosis y tuberculosis en una analítica realizada durante los 60 días previos a la exportación.

El análisis de tuberculosis antemortem se basa en la reacción de hipersensibilidad a una inyección intradérmica de un derivado proteico purificado (PPD) de la tuberculina autorizado por el USDA que debe obtenerse a través de un veterinario oficial o en la oficina del APHIS-VS. Además esta prueba debe ser llevada a acabo por un veterinario acreditado.

Antes de la realización del test, se dieron instrucciones a la granja de suspender cualquier tratamiento del verraco con medicamentos o antihelmínticos, así como de administrar cualquier vacuna, si era posible sin poner en peligro la salud y el bienestar del animal. Cualquiera de estos tratamientos podría afectar temporalmente el sistema inmune del verraco alterando el test de la tuberculina, que se basa precisamente en la respuesta inmune. Además, antes de la visita, la explotación debe disponer del formulario correspondiente (el Tuberculosis Test Record VS Form 6-22) y una jeringa desechable de plástico de 1,0 cc y una aguja de 3/8 de 26G para cada inyección de tuberculina.

El protocolo del test de tuberculina consiste en la inyección de 0,1 ml de PPD de Mycobacterium bovis en la superficie dorsal de la base de la oreja derecha y 0,1 ml de Mycobacterium avium complex (MAC) en la misma localización de la oreja izquierda. La aguja debe dirigirse entre las capas superficiales de la piel e introducirla en toda su longitud. Las inyecciones producen pequeñas ampollas bajo la piel en el extremo de la aguja. En el momento de la inyección debe anotarse cualquier cicatriz, defecto, picadura de insecto u otras anormalidades cutáneas que puedan confundirse posteriormente con la respuesta a la inyección. A las 48 horas se procede a la lectura (a diferencia de las 72 horas en otros mamíferos) en busca de cualquier evidencia de induración o inflamación asociada en el sitio de la inyección. Los 3 posibles resultados son positivo (inflamación > 3 mm de diámetro), sospechoso (< 3 mm) o negativo (si no hay reacción).

Visita a la granja y realización del test

Antes de la prueba de la tuberculina se realizó una visita rutinaria a la explotación. En general, el estado sanitario de la explotación y los parámetros productivos de la explotación eran positivos y lo habían sido durante varios meses. No se detectaron signos de enfermedades clínicas en ninguna de las fases de producción, incluyendo los verracos.

Test de la tuberculina en verracos
fig. 1

Una vez realizado esto, se identificó al verraco, se inmobilizó con un lazo, y se le inoculó el antígeno de la tuberculina según el protocolo descrito. A las 48 h se procedió a la lectura, observando que M. bovis no había producido ningún tipo de reacción, mientras que M. avium había producido un palpable incremento en el grosor de la piel (como se muestra en la figura 1) y se registró como sospechoso a M. avium. Se consultó al veterinario oficial, que ofreció las siguientes opciones: el animal sospechoso podía ser vendido a un matadero autorizado por el Servicio de inspección y seguridad alimentaria (FSIS), podía ser eutanasiado y necropsiado en busca de lesiones relacionadas, o se podía poner en cuarentena la nave de verracos, testando a los otros machos y retesteando al sospechoso a los 60 días. La granja optó por la última opción debido al elevado valor económico del verraco sospechoso.

La semana siguiente se llevó a cabo el test a todos los otros verracos, excepto uno que se llevó a un matadero FSIS. En la lectura 10 machos fueron considerados negativos, mientras que uno tuvo una reacción hiperémica a M. avium y se consideró positivo. En este momento se volvió a consultar al veterinario oficial, que proporcionó las mismas opciones: la granja volvió a elegir la cuarentena de todos los verracos (no los podía trasladar ni vender su semen) y retestear al sospechoso y al positivo a los 60 días de los respectivos tests.

Test de la tuberculina en verracos
fig. 2

Los dos machos fueron retesteados en el periodo previsto utilizando el mismo protocolo, pero intercambiando el aislado que se inoculaba en cada base de la oreja. Ambos machos fueron claramente positivos a la inoculación de M. avium (figuras 2 – 4). Tras los dos tests positivos, el segundo macho fue enviado a un laboratorio oficial para una necropsia completa. El exhaustivo examen postmortem no reveló ninguna lesión macroscópica o histológica compatible con enfermedad clínica. El primer macho fue trasladado a un sitio aislado y continuó proporcionando semen para IA locales.

Each boar was classified as strong reactors to the M avium injection
fig. 3

Each boar was classified as strong reactors to the M avium injection
fig. 4

Una investigación epidemiológica retrospectiva reveló que ambos verracos eran los únicos animales de la granja que habían estado alojados en una instalación externa de cuarentena. El primer verraco había estado allí un año antes de la realización del test y el segundo varios meses antes. Se visitó dicha cuarentena y se observó que estaba abierta al aire libre, con muchos pájaros en su interior y que los corrales eran limpiados deficientemente en los periodos en que no se utilizaban.

Pese a la falta de lesiones, el diagnóstico para ambos verracos es el de infección por M. avium. Un caso de falso positivo es poco probable debido a que hubo 2 verracos positivos y a la evidencia circunstancial del contacto de ambos con posibles fuentes de infección y modos de transmisión. No es raro que cerdos infectados eliminen la infección sin lesiones permanentes o que se conviertan en portadores sin lesiones aparentes (Martín-Hernando MP, 2007). La instalación de cuarentena era una fuente potencial de infección que podía haber sido la fuente directa para ambos verracos o para uno de ellos con una transmisión horizontal al segundo macho ya que tenían contacto nariz-nariz en la granja. Las recomendaciones a la granja fueron mejorar las prácticas de bioseguridad en todas las fases de producción y de encontrar una instalación de cuarentena mejor, que impida la entrada de animales salvajes.

Discusión

En los Estados Unidos no se realizan tests de tuberculosis de forma rutinaria debido a la baja prevalencia en las explotaciones actuales. Según el FSIS en 2008, sólo el 0,02 % de 115 millones de canales presentaron lesiones de tuberculosis. Sin embargo, han habido brotes recientes de tuberculosis en instalaciones comerciales que han comportado importantes pérdidas económicas. Las investigaciones epidemiológicas de dichos casos implicaron: camas de serrín contaminado, sistemas de refrigeración y pienso contaminado (Daniels CS et al, 2009; Álvarez J et al, 2011; Lower AJ, 2011). Se sabe que los cerdos son susceptibles a la infección por tuberculosis mediante: alimentación de productos lácteos no pasteurizados, contacto directo con ganado vacuno, alimentación con despojos o restos de comida cruda, acceso a tierra donde previamente han estado aves de corral, contacto con aves salvajes y transmisión directa entre cerdos infectados (Thoen CO, 2006). Los productos e instalaciones contaminadas son amenazas significativas a largo plazo para el porcino debido a la resistencia de los microorganismos a la degradación en el ambiente.

De las 3 especies productoras de tuberculosis (Mycobacterium tuberculosis, Mycobacterium bovis y Mycobacterium avium complex) a los que son susceptibles los cerdos, MAC es la menos probable de ser una amenaza zoonótica (Thoen CO, 2006). Sólo suele causar enfermedad en pacientes inmunocomprometidos (Falkinham JO, 2003). El MAC está compuesto por 8 especies de bacterias y numerosas subespecies con una patogenicidad, distribución ambiental y preferencia por huésped variable (Neuman EJ, 2010). En el cerdo no suele haber signos clínicos evidentes, pero las canales son decomisadas en el matadero. Los animales viejos afectados tienden a adelgazar, pese a un consumo adecuado de alimento. El diagnóstico definitivo sólo puede ser hecho tras el aislado, identificación y tipaje de la bacteria. La prevención pasa por evitar la exposición a la micobacteria. Los cerdos, camas y piensos deben ser protegidos de los pájaros y otros hospedadores de tuberculosis.

Este caso sirve como ejemplo de las posibles consecuencias de analizar frente a enfermedades de declaración obligatoria pese a que no tengan una relevancia clínica ni sean una amenaza para la producción o frente a zoonosis. Esta granja solicitó el test para obtener el acceso a a mercados internacionales como fuente adicional de ingresos. Sin embargo el resultado fue la pérdida de 2 verracos productivos y valiosos, además del coste del análisis.