Utilización de amilasas en dietas para lechones destetados precozmente

Rosa Carabaño
24-dic-2001 (hace 22 años 10 meses 29 días)

La adición al pienso de enzimas que complementen la actividad enzimática del lechón destetado precozmente puede estar justificada desde un punto de vista fisiológico. A la edad a la que se produce el destete, el lechón tiene una capacidad digestiva limitada, tanto en lo que se refiere a la capacidad de secreción enzimática pancreática e intestinal como a su capacidad absortiva. En el caso particular de la digestión del almidón la actividad de la amilasa pancreática se encuentra a niveles muy inferiores a la que se detecta en animales adultos al igual que sucede con las disacaridasas (maltasa, sacarasa, etc) intestinales. Además el cambio de alimentación de leche a pienso supone una reducción de la longitud de los villi intestinales cuyo efecto más destacado es una reducción de la secreción enzimática intestinal y en especial de las enzimas implicadas en la digestión del almidón. Además, algunos autores indican que la absorción de nutrientes a través de la mucosa podría estar comprometida por este motivo.

De la literatura científica revisada es difícil extraer unas conclusiones claras sobre los efectos de la adición de amilasas a las dietas de porcino. El número de trabajos publicados es muy bajo para la variabilidad en las respuestas que se obtienen en este tipo de trabajos, especialmente si se compara con los dedicados a otras enzimas (fitasas, glucanasas y xilanasas). Además, en la mayoría de los casos, se adicionan a las dietas conjuntamente con otras carbohidrasas (B-glucanasas, xilanasas o pectinasas) cuya acción puede favorecer también la digestión del almidón y mejorar los rendimientos productivos. Otra cuestión a tener en cuenta en este tipo de ensayos es que no se realizan controles digestivos específicos para medir la eficacia de las amilasas. La mayoría de ellos controlan parámetros productivos y digestibilidad total (no ileal) de distintos componentes de la ración y casi nunca del almidón. Todo ello sugiere que hay un trabajo por hacer en este campo.

Ante esta situación la pregunta es qué posibilidades tenemos de encontrar respuestas positivas con la adición de amilasas. Trabajos publicados sobre la digestibilidad ileal del almidón en lechones nos indican que esta es alta (90%) pero no es completa. Si tenemos en cuenta que el almidón de una dieta de lechones supone entorno a un tercio de la misma, todavía tendríamos un margen de mejora en el aprovechamiento de los nutrientes. Estudios realizados en gazapos, con limitaciones digestivas similares, indican que la digestibilidad ileal del almidón puede mejorar (aunque no ser total) con la adición de complejos enzimáticos con amilasas. Por otro, lado, la edad y el desarrollo del lechón al destete afectan a la capacidad enzimática. Los mejores resultados podríamos encontrarlos en animales jóvenes y con un bajo peso al destete. El desarrollo de la actividad enzimática del páncreas y la recuperación de la morfología de la mucosa intestinal es muy rápido en estas edades (entre 5 y 12 tras el destete), pero existe una gran variabilidad individual entre animales que hace que haya animales con capacidades digestivas muy diferentes. Por otro lado, la fuente de almidón y el procesado puede cambiar la respuesta pudiendo ser más favorable con la utilización de cereales sin tratar térmicamente o cereales poco molidos. Por último no hay que olvidar que las amilasas son proteínas que deben resistir al tratamiento térmico del procesado del pienso y a la acidez estomacal. Distintos trabajos indican que la sensibilidad térmica de las amilasas depende de su origen (bacteriano o fúngico), si bien con temperaturas de peletización por debajo de 80ºC las pérdidas pueden ser inferiores al 25% de su actividad inicial. Por último no debemos olvidar que una modificación del flujo de almidón al ciego y colon puede tener efectos en el crecimiento bacteriano y en la salud de los animales.