Presente y futuro del semen criopreservado de porcino

Jordi Roca AleuJuan María VazquezEmilio A. Martinez García
15-oct-2010 (hace 14 años 2 meses 11 días)

Introducción
A pesar de su escasa utilización en los programas comerciales de inseminación artificial (IA), apenas en el 1% de las cerdas inseminadas, hoy nadie cuestiona las ventajas, tanto sanitarias como económicas y productivas, del semen criopreservado respecto al fresco y/o refrigerado. Ventajas inherentes a que las dosis de semen puedan ser conservadas durante años sumergidas en nitrógeno líquido (a -196°C) sin que se vea perjudicada la calidad espermática (Figura 1). Así, permite evaluar la presencia de patógenos en las dosis y eliminar las contaminadas, evitando la transmisión de enfermedades. Posibilita la creación de “bancos de dosis seminales” para abastecer las necesidades de las explotaciones cuando se prohíbe la movilidad de los animales, situaciones frecuentes en la especie porcina y normalmente relacionadas con brotes infecciosos. Y, por último, fomenta el comercio internacional de dosis seminales. Estas importantes ventajas alientan las investigaciones científicas para mejorar la eficiencia productiva del semen criopreservado.

Figura 1. Tanque de nitrógeno líquido para la conservación de dosis seminales a -196°C. Detalle de las dosis almacenadas en su interior (imagen superior).

Situación actual de la criopreservación espermática
Tradicionalmente se ha considerado al semen criopreservado menos eficiente que el fresco y/o refrigerado. La necesidad de utilizar un gran número de espermatozoides por dosis de inseminación (entre 5.000 y 6.000 x106) junto a una intrínseca menor fertilidad (20% menos de partos y unos 2 lechones menos por camada) lo relegaron casi exclusivamente a programas muy específicos de mejora genética (Johnson y cols., 2000). Los recientes avances en el conocimiento de las propiedades físico-térmicas que caracterizan y diferencian a los espermatozoides de porcino (Devireddy y cols., 2004), que han permitido diseñar nuevos protocolos de criopreservación, junto con el desarrollo de nuevos procedimientos de inseminación, han sido clave para mejorar los rendimientos productivos del semen criopreservado (Roca y cols., 2006b). Entre las mejoras introducidas en los protocolos de criopreservación, destacan (1) la sustitución de las clásicas y poco criogénicas pajuelas de 5 mL para envasar y congelar los espermatozoides por las de 0’5 mL o los FlatPakcs (Figura 2) que permiten una más homogénea congelación. (2) La adecuación de las velocidades de congelación y descongelación a la permeabilidad de las membranas espermáticas; y (3) el empleo de biocongeladores horizontales (Figura 3), que permiten una congelación uniforme de un gran número de dosis seminales (Roca y cols., 2006a). En cuanto a los nuevos procedimientos de inseminación, la denominada inseminación intrauterina profunda ha demostrado su eficiencia al conseguir tasas de partos del 75-80% con más de 10 lechones nacidos por camada, inseminando con dosis de tan solo 1.000-2.000 x106 espermatozoides congelados-descongelados (Roca y cols., 2003; Bolarín y cols., 2006); lo cual, además, permite rentabilizar mejor los verracos donantes de semen al conseguir un mayor número de dosis de inseminación por eyaculado (entre 30 y 40 dosis).

Figura 2. Imágenes de crio-microscopía mostrando, de izquierda a derecha, las diferencias criogénicas entre las pajuelas de 0,5 mL y las de 5 mL o los FlatPack de 5 mL para envasar y congelar espermatozoides de porcino (Eriksson y cols., 2001 Theriogenology; Ekwall y cols., 2007 Theriogenology; Hernández y cols., 2007 Cryobiology)

Figura 3. Biocongelador horizontal que permite la congelación uniforme de un gran número de pajuelas (1). Detalle de los rack cargados de pajuelas (2) y la disposición de un rack en el interior de la cámara del biocongelador (3).

Posibilidades futuras del semen criopreservado
Los avances antes mencionados hacen que podamos emplear el semen criopreservado de manera eficiente en los programas comerciales de IA. Sin embargo, para que se universalice su empleo son necesarios todavía algunos progresos, entre ellos simplificar el proceso de congelación y garantizar que la inseminación se realice momentos previos a la ovulación. El actual proceso de congelación es laborioso y dilatado en el tiempo (unas 4-5 horas), lo cual limita el número de laboratorios que lo practican y encarece el precio de las dosis de inseminación (con un coste mínimo 2-3 veces superior a las de semen fresco o refrigerado). En cuanto al intervalo inseminación-ovulación, a mayor intervalo menor fertilidad (Figura 4). Mejorar la detección del inicio del estro y controlar, con cierta exactitud, la duración del mismo, son actuaciones clave para un empleo eficiente del semen criopreservado en la especie porcina. Es conocido que la ovulación en las cerdas se produce transcurridas dos terceras partes del estro (Soede y Kemp, 1997). Dicho conocimiento posibilita que podamos inseminar a las cerdas dentro de las 6-8 h previas a la ovulación, lo cual faculta obtener con el semen criopreservado tasas de parto muy similares a las conseguidas con semen fresco y/o refrigerado (Bolarín y cols., 2006).


Figura 4. Fertilidad del semen fresco y criopreservado en cerdas inseminadas a distintos tiempos respecto a la ovulación (Wabersky y cols., 1994 Theriogenology).