En noviembre hemos visto la desaceleración del ritmo de bajadas del precio de los cerdos españoles hasta llegar a la repetición. Trece semanas consecutivas bajando (incluyendo una repetición técnica por un festivo) desde EUR 1.848 hasta 1.565 / kilo vivo: un total de 28.30 céntimos, un 15 % largo de depreciación. El suelo alcanzado es un suelo cómodo para el ganadero pues se halla situado confortablemente por encima del precio de costo. Por ahora.
Las bajadas constantes y sucesivas -prudentes y sin golpes de efecto-, han permitido a los frigoríficos recuperar substancialmente sus márgenes. La bajada súbita de Alemania (- 8 céntimos / kilo en canal) del miércoles 23 de octubre ha desestabilizado los precios de la carne que flaquean desde esa fecha. Alemania conserva su papel de mercado director en Centro Europa y sus movimientos arrastran, indefectiblemente, a todos sus vecinos. La tarea actual consiste en atajar las bajadas de la carne.
Los frigoríficos españoles, con más margen y con oferta más abundante, han aumentado su actividad llevándola a niveles de récord de estos dos últimos años, sin llegar a las cifras del 2021 cuando España batió todos sus récords productivos.
En toda Europa predomina la calma con los mercados en modo repetición. La campaña de navidad provocará un aumento del consumo que podrá satisfacerse sin problemas pues la disponibilidad de carne es alta. Ese aumento del consumo cerrará la puerta a los descensos de la carne; por lo menos eso pensamos. Se beneficia mucho en toda la UE, hay mucha carne, pero navidad es siempre navidad.
Probablemente estemos instalados en un precio predestinado a no variar hasta finales de enero o inicios de febrero. El presente ejercicio será muy bueno para los porcicultores, mejor de lo esperado para los frigoríficos y menos malo que los anteriores para los fabricantes transformadores. Digamos que existe una cierta comodidad en todos los eslabones de la cadena.
Como nuestros lectores saben, hace unos cuantos años que España exporta más del 50 % de la carne de cerdo que produce. Es importante, entonces, conocer las cosas que ocurren en el ancho mundo, sobre todo aquellas que pudieran afectar nuestro comercio.
En una primera aproximación mencionaremos los siguientes hechos destacables:
Si no sucede nada extraordinario diciembre y enero se presentan plácidos y tranquilos comercialmente; no son esperables cambios en la cotización. Los festivos navideños provocarán retrasos en los beneficios (y el subsiguiente aumento del peso medio de las canales) pero esto sucede todos los años.
Mencionemos que llevamos todo el año con récords en los pesos promedio de la canal; ahora mismo el peso excede en más de 4 kilos al de hace cinco años. Se observa y se ha observado un aumento gradual de ese dato. Claramente se trata de una tendencia inercial bien aceptada por los operadores.
Observando el comportamiento del mercado con la máxima perspectiva posible nos damos cuenta de que existe un movimiento de fondo que altera las oscilaciones tradicionales de los precios de las distintas piezas de la carne de cerdo en Europa. Por ejemplo: las cabezas de lomo han alcanzado este año, y en los tres anteriores, precios superiores al lomo durante muchas semanas, cosa impensable hace unos años. Una parte de ese comportamiento distinto se debe a la internacionalización y al contacto comercial con casi todos los mercados mundiales. Las vísceras se valoran bien en Asia comparativamente a Europa. El progreso acarrea consigo cambios; nuestros mercados no podían quedarse al margen.
Thomas Jefferson, ilustrado tercer presidente de los Estados Unidos afirmó: “No son la riqueza y el esplendor, sino la calma y la tranquilidad los que dan la felicidad". Aprovechemos, pues, la calma que el mercado nos ofrece para ver si podemos encontrar esa esquiva condición.
Guillem Burset