Caso clínico: Intoxicación por monóxido de carbono

30-abr-2009 (hace 15 años 6 meses 23 días)

Descripcion de la granja

Este caso se dio en una granja de ciclo cerrado situada en la zona noreste de España. La granja tiene aproximadamente 450 cerdas reproductoras. La reposición es externa y los animales de reposición que llegan lo hacen con una edad en torno a los 6-7 meses. La nave de adaptación está dentro de la propia explotación, por lo que no existe una nave de cuarentena como tal. El destete se produce a los 21 días, momento en que los animales se trasladan a las salas de destete (hay 4 en total), donde permanecen durante un periodo de 2 a 3 semanas en función del número de partos previstos. Posteriormente pasan a un preengorde que también consta de 4 salas y que se llena con 2 salas de destete. Allí permanecen unas 4 semanas para pasar a uno de los 6 engordes que están en la explotación. Cada engorde a su vez se llena con dos salas de pre-engorde. Hay por lo tanto una evidente mezcla de edades aunque sin llegar a ser el típico engorde de un ciclo cerrado en el que los animales de 20kg están junto con los animales a punto de salir a matadero. Los engordes no se llenan de nuevo hasta su total vaciado, limpieza y desinfección.

La granja es positiva a la mayoría de enfermedades conocidas aunque, desde el punto de vista sanitario, suele ser bastante estable sin presentar grandes problemas de tipo respiratorio, sin embargo sí se observa algo más de problemática a nivel digestivo. Cada verano se aprovecha para hacer despoblaciones parciales. La planta de la explotación tendría un dibujo similar al siguiente:



Aparición del caso y primera visita

Este caso se dio a finales de diciembre. La primera visita entraba dentro de las visitas de rutina que se hacen a la granja. Todo estaba, más o menos, dentro de la normalidad de esta explotación salvo que los dos últimos lotes destetados no presentaban un buen aspecto. No había mortalidad, tan solo habían transcurrido 2 y 5 días respectivamente desde el día de los últimos destetes, por lo que se dio una importancia relativa al tema. Los animales disponían de agua y estaban con un pienso lactoiniciador medicado con amoxi 300ppm, óxido de zinc 2500 y colistina 120ppm. Se aconsejó al encargado que los siguiera de cerca por si empeoraban y que avisara en caso de que así fuera. Se asumió que lo más probable es que podía deberse a que hubieran pasado algo de frío, que no hubieran tenido acceso al agua o…. Es por ello que se insistió en estos factores para corregir cualquier deficiencia. Al cabo de dos días el encargado vuelve a llamar diciendo que los animales no mejoran y parece que no comen.


El cuadro es el típico en que algunos animales quedan retrasados aunque sorprende la rapidez con la que lo hacen al poco de destetarse. Los animales están apáticos, delgados y es evidente que el consumo de pienso es prácticamente nulo.


Medidas preliminares tomadas

En la segunda visita y tras observar a los animales con el aspecto anteriormente descrito (aproximadamente un 60-70% afectados) se decide instaurar una medicación en el agua con amoxicilina y aspirina. Se asume que si el consumo de pienso no es el adecuado, (en este caso como hemos comentado era prácticamente nulo), lógicamente no estarán recibiendo vía pienso la cantidad de medicación esperada y que por tanto, según nuestro criterio, es muy probable que algún cuadro clínico compatible con un H. parasuis esté afectando a los animales. Asimismo se insta al encargado que trate a los animales más afectados vía parenteral con ceftiofur y un AINE. Se sigue observando que los animales no presentan una alta mortalidad pero van quedando retrasados y algo pálidos.

Por el historial de la granja y por la sintomatología el cuadro era compatible con un Glasser aunque de aparición un tanto temprana.

Tras esta segunda visita, se queda a la espera de los resultados que pudiera dar la medicación en el agua.

Evolución del caso

La tercera visita se produce como consecuencia de la llamada del encargado de la explotación en la que expone que las 4 salas de destete están sufriendo todas el problema. De nuevo el cuadro es el mismo si bien alguna de las salas parece estar más afectada aunque no hay una patocronia clara. De hecho la sala más afectada era donde estaba el segundo de los cuatro lotes destetados y no parecía haber una evolución positiva que pudiera hacer pensar que la medicación instaurada estuviera tendiendo éxito alguno. Se revisa de nuevo toda la explotación prestando especial atención a las salas de parto prontas a ser destetadas y a la zona del pre-engorde que es donde van los animales después de pasar por el destete. En ambos casos la situación es correcta y los animales no presentan ningún tipo de problema respiratorio, ni digestivo, ni sistémico. Nos centramos pues en la zona de los destetes y decidimos tomar muestras de sangre para analizar una posible viremia por PRRS en los lechones. La idea no es que tenga una gran base puesto que anteriores problemas debidos a PRRS en esta granja habían presentado sintomatologías muy distintas a la observada hasta el momento con una mortalidad evidente, signos respiratorios y típicamente infecciones secundarias en forma de Glasser.

Se tomaron 15 muestras de los animales más afectados.

Los análisis de sangre muestran claramente que no nos encontrábamos ante un problema por PRRS. Los resultados obtenidos fueron los siguientes:

La sintomatología y el diagnóstico diferencial nos deja con un cuadro que en aquel momento creemos que tan solo es compatible con un caso de eperytrozoonosis. Esta posibilidad entró dentro de nuestro diagnóstico diferencial ya que los animales eran lechones destetados que estaban anémicos, apáticos e incluso algunos ictéricos y, en algunos casos, presentaban los bordes de las orejas afectados y con coloración. Casi siempre los brotes de eperytrozoonosis se producen tras alguna situación de estrés (destete, cambio de alojamiento) y sobre todo tras algunas infecciones víricas como por ejemplo PRRS.

Aunque es una enfermedad poco diagnosticada en nuestras explotaciones (por desconocimiento o bien por presentarse de modo subclínico), la teoría indica que un tratamiento con tetraciclinas es de elección, así que se decidió instaurar una oxitetra vía parenteral y una doxi vía oral. La mortalidad observada era debida, en su mayor parte, a que algunos animales tuvieron que ser sacrificados debido a su mala condición corporal. Las necropsias realizadas en campo no ofrecían más datos que los aparentes macroscópicamente, es decir, animales desnutridos, pálidos, alguno ictérico y tan solo resaltar el comentario de que la sangre era de un color rojo intenso. En la imagen se observa un animal separado del resto para mostrar el cuadro típico: palidez, delgado,..


Resolución del caso

A las tres semanas de la aparición del caso y, ante la falta de resultados, se decide que otra persona de la empresa realice una visita mientras se preparan lechones para enviar al laboratorio para un estudio anatomopatológico.

La visita de esta persona dio con la solución de forma inesperada. Con toda la información disponible hasta el momento en mano, visita la explotación y en concreto los destetes. A los pocos minutos de estar visitando los destetes se quejó de malestar, dolor de cabeza y mareos. Para el encargado, la temperatura era la adecuada, cosa que era verdad pues era próxima a los 30ºC en el caso de los recién destetados. Para la persona que había seguido el caso el ambiente estaba algo "cargado" y en unas salas más que en otras. Pero ninguno de ellos se quejo de malestar ni dolor de cabeza ni mareos. Estos son síntomas que suelen darse ante un problema de mala combustión que generan intoxicaciones por CO. Las salas de destete se calentaban con pantallas utilizadas en avicultura que funcionan con gas propano. Estas placas se llenan de polvo y esto hace que la combustión sea deficiente. Al estar a finales de diciembre, en las salas de destete los sistemas de ventilación estaban al mínimo, en muchos momentos incluso parados.



En esta explotación además, las condiciones de estas pantallas eran bastante pobres y su diseño claramente obsoleto en la mayoría de casos. Dado que la toma de aire estaba en la parte superior, el polvo que cae por gravedad se depositará en dicha toma evitando una buena combustión.

Rápidamente se decidió forzar el sistema de ventilación aumentando la ventilación mínima y comprobar los niveles de CO mediante tubos de medición de gas.


La respuesta fue inmediata. A los pocos minutos los animales empezaron a mostrar un comportamiento mucho más activo de lo que había sido hasta el momento.

Cuando obtuvimos las lecturas de las mediciones, los niveles fueron variables desde las 50 hasta las 200ppm. Suponemos que el tiempo transcurrido entre el forzar la ventilación (primera prioridad) y mirar los niveles de CO ayudó a reducir dichos niveles. La bibliografía nos dice que los distintos niveles de CO causan sintomatología diversa. Así tenemos que:

>120ppm
tolerable durante algunas horas
aumento de nacidos muertos
>200ppm (afectan la absorción de oxígeno)
apatía
disnea
parálisis
>1000ppm
posibles fallecimientos

Niveles de 50ppm no son extraños y sugieren una ventilación deficiente. Hay que tener en cuenta que los niveles en zonas de montaña, es decir aire puro, son de 0,02ppm y que en ciudades con mucho tráfico llega hasta las 40ppm Teniendo en cuenta estas premisas, suponemos que las salas más afectadas llegaron a niveles bastante superiores a las 200-300ppm.

Comentarios

Según nuestro criterio, este caso demuestra que las cosas raras ocurren con muy poca frecuencia y que, muy a menudo, pasamos por alto las cosas más básicas, seguramente debido a trabajar con demasiada presión por los resultados.

La aparición del caso se dio en una granja de ciclo cerrado situada en la zona noreste de España, donde se desteta 1 ó 2 veces por semana según el numero de partos. Los animales se envían a las salas de destete (1 sala-1 destete) para al cabo de 2-3 semanas pasar posteriormente a un pre/engorde y de ahí a los engordes. Estos engordes no funcionan según un TD7TD estricto pero lo que se mantiene de manera muy estricta es que no se vuelven a llenar hasta no quedar totalmente vacíos. El cuadro en cuestión se dio en los animales del destete y aproximadamente a los 3-4 días después de su llegada, aunque a medida que pasaban los días, se veía más afectación. La sintomatología era de animales que quedaban apáticos, retrasados, delgados, pálido/amarillentos, sin tos ni problemas digestivos aparentes. La mortalidad no era muy marcada, apenas alguna baja esporádica, y las necropsias iniciales tampoco aportaban ninguna información adicional que permitiera poder tener un diagnóstico muy claro excepto el detalle de que la sangre era de un color peculiar, rojo muy intenso.

Ante esta situación las medidas tomadas inicialmente fueron las típicas ante un posible problema de H. parasuis no muy agresivo con una medicación en el agua con aspirina y amoxicilina. Al mismo tiempo se decidió tratar a los animales más afectados vía im. con ceftiofur y un compuesto multivitamínico en especial en la sala que estaba más afectada. Tampoco se descartaba la posibilidad de que se tratara de lechones virémicos a PRRS aunque normalmente en estos casos la mortalidad suele ser bastante más elevada y la sintomatología es algo distinta.

La evolución del caso no fue muy buena con estas medidas. Las dudas surgen y se mira de cambiar varias cosas la vez. Primero se miró que no hubieran problemas de dosificación de los productos y se decidió aumentar la concentración ante la sospecha confirmada de que el consumo de agua era mucho menor al esperado. También se cambió el pienso al ver que su consumo era prácticamente nulo. Además la sala que estaba más afectada continuaba siendo la más afectada, es decir no había habido ninguna modificación de cualquier tipo que hubiera modificado las condiciones iniciales. Esta falta de evolución llevo a pensar en problemas más raros que pudieran tener esta sintomatología durante este periodo postdestete y fue así como se sospechó de una eperitrozoonosis, puesto que ésta se produce tras alguna situación de estrés (como es el cambio de alojamiento) y sobre todo tras infecciones víricas previas (PRRS). Por ello los animales se trataron con una oxitetra vía parenteral y una doxi oral.

Finalmente la resolución del caso fue muy distinta a todas estas sospechas. La visita de otro técnico a las instalaciones, ante la poca evolución del caso y para tener una visión nueva (lo que a nuestro modo de ver es siempre altamente recomendable), dio con la solución de este caso. Este técnico, que trabaja en la misma empresa, detectó un problema en la ventilación. A los pocos minutos, por no decir segundos, de entrar en las salas de destete, el técnico notó dolor de cabeza, mareo y malestar general, síntomas que indicaban la presencia de niveles elevados de CO debidos a una mala combustión de las pantallas de gas propano usadas para calentar las salas.