Necesidades energéticas de la cerda Ibérica en lactación

M.P. SerranoD.G. ValenciaR. LázaroGonzalo González Mateos
15-dic-2008 (hace 15 años 11 meses 9 días)

En este trabajo nos centraremos exclusivamente en las necesidades de cerdas Ibéricas puras dadas las exigencias de la normativa para productos Ibéricos (BOE, 2007). El objetivo de la alimentación de la cerda en lactación es doble: 1) producir leche en cantidad suficiente para que los lechones alcancen un peso adecuado al destete y 2) mantener la condición corporal a fin de evitar problemas reproductivos en ciclos posteriores. En el caso de las cerdas Ibéricas, el sistema tradicional de manejo por lotes en parques exteriores dificulta establecer pautas de alimentación similares a las utilizadas en cerdas blancas con alimentación individualizada en función del estado corporal y el tamaño de la camada.

Consumos de pienso bajos en lactación reducen la producción de leche y perjudican el estado de carnes de la cerda. Por contra, consumos excesivos provocan engrasamientos que reducen la fertilidad y la productividad en partos sucesivos. Por tanto, el grado de selección genética influye en gran medida sobre los consumos voluntarios. Así, estirpes seleccionadas tales como Torbiscal o Retinto pueden llegar a consumir hasta 7 kg de pienso/día. La producción media de leche de la cerda Ibérica durante las primeras 3 semanas de lactación es de 4-5 litros/d, raramente superando los 5,5-6 l/d en el pico de producción (López-Bote et al., 2001). Por tanto, las necesidades de nutrientes de la cerda Ibérica en lactación, con menor peso corporal, prolificidad y potencial de crecimiento de la camada, son inferiores a las de genotipos blancos mejorados. En cerdas Ibéricas puras, la falta de apetito no es normalmente un problema a considerar ni siquiera en verano.

Consumos elevados durante los primeros 10 días de lactación tienden a reducir el intervalo destete-celo mientras que consumos altos en los últimos 10 días de lactación mejoran el peso de la camada. Sin embargo, este efecto de mejora del peso del neonato sólo es observable en caso de cerdas muy delgadas al inicio de la gestación. En cualquier caso, es recomendable reducir el consumo (< 0,5 kg) el día del parto (y el día del destete) ya que el exceso de producción de leche con respecto a las necesidades de la camada aumenta la incidencia de MMA y otros problemas relacionados. El aporte de pienso durante los 4 días posteriores al parto debe aumentar de forma progresiva hasta llegar a un consumo entorno a 3-3,5 kg. En general, no deberían superarse nunca los 4 kg/d y se debe aplicar una restricción más severa en aquellas líneas rústicas de baja productividad pero que presentan mayor capacidad de consumo.

Una ventaja de la cerda Ibérica respecto a la blanca es su mayor capacidad para movilizar reservas, especialmente en las líneas menos seleccionadas. Cada kg de grasa corporal movilizada aporta entre 8 y 9 Mcal EM lo que puede ayudar a evitar problemas en casos de deficiencias energéticas. Sin embargo, no es conveniente que la cerda pierda más de 5-10 kg en lactación, especialmente en primerizas. En la tabla 1 se ofrecen ecuaciones (Fedna, 2006) para calcular las necesidades energéticas de cerdas Ibéricas en lactación en sistemas intensivos de producción. Estas ecuaciones estiman unas necesidades energéticas entre 9,3 y 10,6 Mcal EM/día en función de la edad y peso de la reproductora. En el caso de cerdas en extensivo, López-Bote et al. (2001) estimaron unas necesidades energéticas en torno a 13,3 Mcal EM/d.

Tabla 1. Necesidades energéticas de cerdas Ibéricas en lactación en sistemas intensivos (FEDNA, 2006)

Destino energía Necesidades, kcal EM/d
Mantenimiento
Intensivo 112 x PV 0,75
Acceso a parque 128,8 x PV 0,75
Termoregulación 1, 2 2,8-3,0 x PV 0,75 (12 – º C)
Movilización reservas 3 [(g/d lípidos x 9,5 + g/ d proteína x 5,7) x 0,85] / 0,72
Producción leche (6,83 x GMD lechón, g x nº lechones) – (125 x nº lechones)
Total
Primerizas 9.396-9.653
Adultas (> tercer parto) 10.328-10.615
PV: peso vivo de la cerda después del parto, kg.
1 No se tienen en consideración temperaturas superiores a 12 ºC.
2 Coeficiente superior para cerdas primerizas e inferior para cerdas de tercer parto en adelante.
3 Supone un ahorro de alimento diario (- kcal EM/d). Se estima que de la pérdida diaria de peso el 78% son lípidos y el resto proteínas.

Los piensos para lactación han de ser relativamente ricos en energía (3.150 kcal EM/kg) y proteína (17% PB) para maximizar la producción láctea. FEDNA (2006) recomienda concentraciones energéticas de 3.050 kcal EM/kg (> 16,0% PB y 0,63% lisina digestible) en cerdas Ibéricas alimentadas ad libitum (4,5 kg/d) y de 3.100 kcal EM/kg o más (16,5% PB y 0,66% lisina digestible) en cerdas con consumos restringidos a menos de 3 kg de pienso/día. Para cerdas 50% Duroc de alta producción se recomienda elevar la concentración energética en 50 kcal EM, dar 1% más de PB y 0,10% más de lisina total. Hemos de tener en cuenta que las cerdas no precisan piensos con una determinada concentración energética y proteica sino un mínimo de ingesta de energía metabolizable y aminoácidos esenciales diarios. De aquí que el suministro de piensos flojos exija aumentar el aporte diario del mismo. Piensos muy concentrados aumentan el estreñimiento en cerdas sin movilidad por lo que se recomienda un mínimo de 15-16% de FND para cerdas con alimentación ad libitum y restringidas, respectivamente (FEDNA, 2006). Obviamente, estos niveles óptimos de fibra van a depender del coste relativo de los ingredientes disponibles.

En granjas pequeñas o con problemas de manejo puede ser más práctico utilizar un pienso único de gestación y lactación a pesar de la problemática que se crea. En estos casos, los piensos deben cubrir las necesidades para ambos estadios productivos y asumir una movilización de reservas de 5-7 kg durante la lactación. De formularse un pienso único deben primarse las necesidades proteicas de lactación sobre las de gestación por lo que deben utilizarse niveles altos de aminoácidos esenciales. La concentración energética de un pienso con esta finalidad está en torno a 2.950-3.000 kcal EM/kg (López-Bote et al., 2000; FEDNA, 2006).

En resumen, la cerda Ibérica debe alimentarse bien durante la lactación pero debe evitarse el exceso de ingesta, bastante frecuente en este tipo de animales.