Vande Pol KD, Tolosa AF, Shull CM, Brown CB, Alencar SAS, Ellis M. Effect of drying and warming piglets at birth on preweaning mortality. Translational Animal Science. 2021; 5(1): txab016. doi: 10.1093/tas/txab016
El trabajo, aun incluyendo las lactancias de 800 camadas y más de 10 000 lechones, muestra la dificultad que entraña conseguir resultados concluyentes al estudiar aspectos de manejo en las maternidades.
El objetivo inicial es conocer la efectividad de secar y dar calor suplementario a la camada recién nacida sobre el peso del lechón al destete (PDest) y la mortalidad (M preD) predestete. Se utilizan dos tratamientos:
Se pesan los lechones al nacimiento y al destete, se registra la mortalidad durante la lactancia y en un 10 % de las cerdas se mide la temperatura rectal de los lechones al nacimiento y a los 30 minutos. Se registró también la temperatura de la sala de maternidad.
Los primeros resultados muestran una temperatura rectal superior (+2.33ºC) para TE a los 30 minutos del nacimiento, pero no se observa efecto alguno sobre la M preD o el PDest; el PDest incluso es numéricamente algo inferior para TE (5.23 vs 5.35 Kg).
A continuación, los investigadores analizan dos nuevos factores de variación:
a) Las camadas se distribuyen en dos grupos dependiendo de la temperatura ambiental media de la sala de maternidad:
b) Los lechones de cada camada se clasifican en:
Al analizar de nuevo el efecto del tratamiento (TC vs TE), TE redujo significativamente la MPreD tan solo en el ambiente templado (14.8 vs 17.2 %) pero no en el ambiente caluroso (16.2 vs 15.9 %), mientras que el PDest del lechón no se afectó por el tratamiento experimental y fue superior en el ambiente templado que en el caluroso (5.77 vs 4.98). Estos resultados indicarían que el TE favorece la supervivencia de los lechones en las horas/días posteriores al parto tan solo en maternidades con temperaturas moderadas o subóptimas (<25ºC), mientras una temperatura más alta (>25ºC) en la maternidad perjudicaría el crecimiento de los lechones.
Finalmente, los autores indican que el factor que más afecta tanto la MpreD como el PD de los lechones es su peso vivo al nacimiento. Con independencia del tratamiento, la MpreD varía entre el 44.6 y 8.2% para los lechones pequeños y grandes y el PD fue de 3.73 kg vs 5.86 para los lechones pequeños y grandes, respectivamente.
En definitiva, el trabajo extra de secar y dar calor suplementario a lechones recién nacidos tan solo sería recomendable en granjas con pesos bajos del lechón al nacimiento, muy común con cerdas hiperprolíficas, y en maternidades que registren temperaturas subóptimas alrededor del parto; posiblemente en muchas granjas en invierno, tengamos en cuenta que el experimento se llevó a cabo en Indiana (USA) entre abril y noviembre de 2018.
Trabajo muy interesante que intenta aportar luz sobre patrones de manejo que siempre hemos considerado como indispensables.
Hay dos tipos de mamíferos, aquellos que cuando nacen están completamente desarrollados y ya tienen un cierto grado de independencia, como son los terneros, los corderos… y los que cuando nacen no están completamente desarrollados como son los humanos, los ratones, los gatos, los perros…
Las hembras de mamífero que paren a sus crías sin estar completamente desarrollados necesitan de un nido, que simulara las condiciones ambientales intrauterinas, hasta que estas completen su desarrollo.
¿En qué categoría incluimos a los cerdos?
Los cerdos cuando nacen no son completamente independientes, necesitan alrededor de 3 días para completar su desarrollo y ser relativamente independientes.
En la sala de partos se van a alojar dos tipos de animales muy diferentes; cerdas de más de 220 kilos por un lado y lechones de entre 1 y 10 kilos por otro.
Animales con características diferentes tienen necesidades ambientales diferentes. Los lechones alojados en la maternidad necesitan un nido, una zona donde reposar donde la temperatura debe ser de alrededor de 30ºC la primera semana de vida.
En los mamíferos el momento del parto es un momento crítico para la supervivencia tanto de la madre como de las crías.
En el momento del parto las crías van a poner en marcha por primera vez los mecanismos de termorregulación, pero lo hacen partiendo de una situación en la que no tienen reservas energéticas.
Para facilitar el parto las crías nacen extremadamente delgadas, sin tejido graso, para poder transitar por el canal del parto con el mínimo de dificultades. El tejido graso es el almacén de las reservas energéticas.
La mayoría de las hembras de mamífero lamen a sus crías después de nacer con el fin de secarlas y estimularlas, darles vivacidad, a empezar a tetar.
El calostro, además de ir repleto de defensas para proteger a las crías de posibles problemas infecciosos, va muy cargado de recursos energéticos para que el lechón empiece a recuperar energía lo antes posible.
El secado y la ingesta de calostro son claves para asegurar la supervivencia del recién nacido.
La cerda no lame a sus lechones cuando nacen, y no lo hace porque es incapaz de hacerlo. La diferencia de tamaño favorecería el aplastamiento. La cerda no tiene la capacidad que tienen, por ejemplo, las perras de poder acceder con el hocico a su parte su parte posterior.
Ya en el siglo pasado, hace más de 40 años, Peter English realizo diferentes medidas de la temperatura rectal en lechones recién nacidos las primeras horas después del parto. Los resultados, como no podía ser de otra manera, son muy parecidos a los del presente estudio.
En el momento del nacimiento los lechones tienen una temperatura rectal alrededor de los 38.7 ºC. Lógico ya que esta es la temperatura habitual de una cerda, y de un cerdo.
30 minutos después del parto, los lechones que no reciben ningún tratamiento tienen una temperatura rectal de 35.65 ºC (3 menos de la temperatura habitual de un cerdo), frente a los 37.98 (0.7 menos) de los lechones secados y puestos bajo una fuente de calor.
3 grados son muchos grados, se imaginan ustedes que un día toman su temperatura corporal y esta resulta ser de 33.7 ºC en vez de 36.7 ºC.
¿Qué harían frente a esta situación? Seguro que apurarse un montón.
Pienso que en el presente trabajo de investigación hay un par de limitantes importantes.
Por un lado, tener media hora a los lechones ofreciéndoles calor sin acceso al calostro me parece demasiado tiempo, por otro lado, la temperatura de la zona de “calentamiento” probablemente era demasiado elevada. El dato que aporta el estudio es de 37.1 +/- 3.22 ºC bajo el foco de calor, probablemente 34ºC serían suficientes.
En los tiempos en que destetar más de 10 lechones por camada era todo un reto, utilizar el papel de periódico trinchado los primeros días después del parto suponía ganar un lechón destetado más. El papel de periódico servía para secar a los lechones y para hacer de cama, aislando del suelo, mejorando la sensación térmica donde reposaban los lechones en un par de grados.
A la vista del estudio vale la pena secar los lechones ni que sea por un tema “caritativo”, con el fin de asegurar su bienestar, con el fin de que recuperen su temperatura corporal lo antes posible.
Resumen del artículo comentado Vande Pol KD, Tolosa AF, Shull CM, Brown CB, Alencar SAS, Ellis M. Effect of drying and warming piglets at birth on preweaning mortality. Translational Animal Science. 2021; 5(1): txab016. doi: 10.1093/tas/txab016 Métodos: Este estudio evaluó el efecto de secar y dar calor a los lechones al nacer sobre la mortalidad predestete y el peso al destete en condiciones comerciales. Se utilizó un diseño completamente aleatorizado con 802 cerdas/camadas (10.327 lechones); al inicio del parto, las cerdas/camadas se alojaron aleatoriamente a uno de los dos tratamientos de intervención (aplicados en el nacimiento): Control (sin secar ni dar calor); Secado+Calor (secado con un desecante a base de celulosa y colocado en una caja bajo una lámpara de calor durante 30 min). Los lechones se pesaron al nacer y al destete; se registró la mortalidad predestete. Se midió la temperatura rectal a los 0 y 30 min tras el nacimiento en todos los lechones de una submuestra del 10% de las camadas. El efecto de la temperatura de la paridera sobre el peso al destete y la mortalidad predestete se evaluó comparando las camadas nacidas bajo temperatura de la paridera FRÍA (<25°C) con las nacidas bajo temperatura de la paridera CÁLIDA (≥25°C). El efecto del peso al nacer sobre el peso al destete y la mortalidad predestete se evaluó comparando tres categorías de peso al nacer (Ligero: <1.0 kg, Medio: 1.0 a 1.5 kg, o Pesado: >1.5 kg). Se usaron PROC GLIMMIX y MIXED de SAS para analizar la mortalidad y otros datos, respectivamente. La camada fue la unidad experimental; el lechón fue la submuestra de la camada. El modelo incluyó efectos fijos de tratamiento de intervención y categorías de temperatura de la paridera o peso al nacer, según procediera, la interacción y los efectos aleatorios de la camada. Resultados: La temperatura rectal de los lechones a los 30 min tras el nacimiento fue mayor en el tratamiento Secado+Calor en comparación con el Control (+2.33°C). En general, no hubo efectos del tratamiento de intervención sobre la mortalidad predestete o el peso al destete, y no hubo interacciones entre el tratamiento de intervención y las categorías de peso al nacer para estas mediciones. Hubo una interacción entre el tratamiento de intervención y la temperatura de la paridera para la mortalidad predestete. Secar y dar calor a los lechones redujo la mortalidad predestete bajo temperatura de la paridera FRÍA (en 2.4 unidades porcentuales) pero no bajo temperatura de la paridera CÁLIDA. Además, el peso al destete fue menor bajo temperatura de la paridera CÁLIDA (0.79 kg) en comparación con temperatura de la paridera FRÍA; sin embargo, no hubo interacción con el tratamiento de intervención. Conclusión: Este estudio sugiere que secar y dar calor a los lechones al nacer aumenta la temperatura rectal y puede reducir la mortalidad predestete en condiciones más frías, que son las que se experimentan normalmente en climas templados durante la mayor parte del año. |