Treinta y cinco días y cinco mercados más tarde retomamos el hilo de la actualidad económica de la producción porcina española. El escenario actual es radicalmente distinto al existente cuando redactamos el anterior comentario.
Anunciábamos que el precio del cerdo en España no podía hacer otra cosa que bajar y así ha sido. La incógnita sobre el cuándo, se despejó justo una semana después de nuestro artículo del mes pasado.
En España hemos encadenado cinco lonjas bajando; desde los memorables e históricos 2.025 hemos descendido a 1.905. Una bajada de EUR 0.12/kg en vivo. Después de cuatro meses en una situación límite, el precio baja planeando -en un movimiento sin pánico- a la búsqueda de un suelo.
Juzgamos interesante observar lo que ha ocurrido -en este mismo período de tiempo- en otros mercados (todos bajistas menos China):
En España el cerdo baja, pero en forma más comedida que en Alemania y -sobre todo- que en Francia. En Canadá y Estados Unidos el cerdo baja también después de un mes de julio netamente alcista.
En China (¡por fin!) el cerdo parece subir decididamente. El principal desencadenante de esta subida no es otro que el importante beneficio de madres que ha ocurrido allí. Recordemos que, desde finales de marzo hasta finales de julio, el precio en China ha sido inferior al español. Las pérdidas descomunales (los costos de producción en China no tienen nada que ver con los españoles, son mucho más altos) han forzado a los grandes tenedores de cerdos a beneficiar madres esperando tiempos mejores. Se han reportado pérdidas de centenares de millones de euros en algunas grandes empresas integradoras chinas; su reacción de beneficiar madres obedece a la lógica del mercado.
En Estados Unidos se reportan beneficios de madres bastante por encima de lo normal. Algunos grandes productores han declarado pérdidas multimillonarias y reducen cabaña. Atisbamos mejores precios en un futuro no lejano.
El escenario español -y por ende el europeo- aparece muy complejo. La oferta sigue bajo mínimos pero el consumo está desaparecido y la exportación a Países Terceros no está ni se la espera. Por consiguiente, sobra carne.
Esperemos que la Rentrée (regreso de los ciudadanos a sus casas después de vacaciones) ayude a mitigar el bache aportando una buena inyección al consumo. Mucho nos tememos que no será suficiente, aunque toda ayuda es poca.
Avistamos en lontananza una lucecita de esperanza; de momento trémula e insegura, pero con visos de agrandarse. Nos referimos al comentado retroceso de la cabaña china. Podría muy bien suceder que en unos meses el déficit en carne de cerdo del gigante asiático fuera importante. Deberemos esperar para comprobarlo. Quizás el previsible retroceso de Estados Unidos pueda ayudar, también, mejorando nuestras exportaciones.
En España el cerdo baja a causa de la extrema fatiga del mercado. La capacidad de sacrificio instalada excede con mucho la oferta en vivo. Esta circunstancia mediatiza e influye mucho en la evolución del precio. Podemos decir que los cerdos están bajando a pesar de que no sobra ni uno.
La pérdida de virulencia de las cepas del PRRS predominantes hoy en España es un hecho. Los lechones que caen enfermos ahora mismo sufren, pero sobreviven. Maltrechos, pero sobreviven. Este hecho podría desembocar en un incremento importante de la oferta antes de fin de año. Sabemos que el factor limitante de la oferta española ha sido la presencia del PRRS puesto que las reproductoras siguen todas en activo. Pensamos que en noviembre podríamos ver matanzas de récord otra vez.
Las bajadas iniciales del cerdo en el mes de agosto no se han trasladado a la carne; si bien los mataderos siguen en números rojos, las pérdidas ya no son tan sangrantes como a finales de julio.
Es muy posible que el cerdo baje hasta que los resultados semanales de los mataderos se equilibren (hasta 1.85? - hasta 1.80?). Podría entonces aparecer un suelo más o menos firme que aguantaría hasta finales de otoño, cuando llegue lo que podemos considerar como “la oferta normal”. Aunque, como es evidente, todo está por ver.
Estaremos atentos a lo que acontezca para relatarlo.
En estos tiempos tan extraordinarios, llenos de turbulencias, rescatamos una frase del gran filósofo alemán Immanuel Kant: “La inteligencia del individuo se mide por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar.”
Guillem Burset