13 de septiembre de 2018 - Fundación Savia
14-sep-2018 (hace 6 años 2 meses 11 días)Desde Savia se hacen estas preguntas: "¿Es normal que hayan transcurrido treinta años desde nuestra entrada en la UE, y que todavía España no haya encontrado el lugar que le corresponde a la Dehesa dentro de la PAC, para recibir la Ayuda a la Renta que le corresponde y merecen los ganaderos? ¿Es normal que durante la última década hayan desaparecido de nuestras dehesas alrededor de 30 millones de árboles, 5 millones de ovejas y 30.000 pastores?"
El grupo de expertos de la Fundación Savia cree que todavía se puede salvar a la dehesa, pero ello implica un planteamiento distinto. Por ello han elaborado un decálogo y lo han envíado al Ministerio, para que la Administración lo tenga en cuenta en estos momentos de negociación de la futura PAC (2021-2027):
- La dehesa es un sistema agrario (agroganadero), con árboles diseminados, dedicados a la producción de frutos (bellotas), para la alimentación del ganado. Así está definida científicamente por los más importantes investigadores (nomenclátor básico de la SEEP).
- La dehesa y la ganadería extensiva están indisolublemente unidas. Forman un binomio inseparable, en el que el hombre, haciendo uso del ganado, modela el paisaje, consiguiendo una interacción armoniosa con la naturaleza. Así está reconocido internacionalmente por la UNESCO, como Reserva de la Biosfera.
- La profunda y compleja crisis económica que atraviesa la dehesa asienta principalmente en el error de planteamiento que la Administración española ha hecho en Bruselas desde nuestra entrada en la UE, considerándola como un Sistema Forestal; lo que, la sitúa en un lugar muy frágil y vulnerable dentro de la poderosa Política Agraria Común (PAC), pues la Unión Europea no tiene Política Forestal Común.
- Este error administrativo le supone a los ganaderos de la dehesa un déficit estructural económico de 150-200 euros por hectárea y año, pues están recibiendo injustamente de la PAC, como pasto forestal, unos 100 euros por hectárea y año (sumando tierra y ganado), en lugar de recibir los 250 euros de media que reciben los demás agricultores españoles como ayuda a la renta por mantener el campo en activo y no abandonarlo.
- La salvación económica de esta “joya agraria” depende solo y exclusivamente de una decisión política española valiente e innovadora que la considere administrativamente como sistema agrario singular y la saque de la Ley de Montes (42/2003) en la que se encuentra muy infravalorada y mezclada con montes, eriales, roquedos, arenales y demás tierras abandonadas, que están fuera de la PAC y sometidas al CAP.
- La erradicación de la tuberculosis animal es prácticamente imposible que tenga lugar en la dehesa mientras que se acepte la convivencia de los animales domésticos con los jabalíes y cervunos (reservorios endémicos tuberculosos).
- El cerdo ibérico de bellota debe salir de la Norma de Calidad del Cerdo Ibérico. Esta Norma está hecha pensando en el Cerdo Cruzado de Pienso, que se beneficia del buen nombre del cerdo ibérico integrado en la dehesa (fraudes), provocándole una competencia desleal en el mercado.
- Se debe reconocer que la seca (decaimiento de los árboles), además de con el cambio climático, coincide con un mal manejo de la dehesa y el ganado, que provoca una situación de estrés que rompe el equilibrio existente entre la salud del árbol (pérdida o disminución de mecanismos de defensa) y el incremento de la patogenicidad de bacterias, hongos y parásitos.
- Hay que limitar la carga ganadera de la dehesa en consonancia con su capacidad productiva, ya que constituye un ecosistema dinámico en equilibrio inestable, que el hombre tiene que mantener diariamente, integrando armoniosamente ganado, pastos y árboles.
- Es necesario y urgente establecer un nuevo marco estratégico para el adecuado mantenimiento y conservación de la dehesa dentro de la PAC. Es el momento de abordar una Ley Nacional de la Dehesa que, por un lado, la ponga en valor como productora de bienes públicos (conservación medioambiental, biodiversidad, bienestar animal, amortiguación del cambio climático y lucha contra el fuego y la desertización); y por otro lado, permita comercializar todas sus producciones mediante la MARCA DEHESA, como símbolo de prestigio y diferenciación.
Para conseguir estos objetivos tiene que quedar claro que la dehesa es algo distinto y diferente al bosque y monte mediterráneo, a los pastos forestales o a otros terrenos adehesados. Confundir esto nos perjudicará siempre en el contexto internacional, porque en otros muchos países abundan los bosques, montes y pastos forestales, pero no tienen una “joya agraria” como la dehesa.