Cuadro lesional de la ileítis

Pedro Rubio NistalAna Carvajal
30-abr-2007 (hace 17 años 6 meses 23 días)

La enteropatía proliferativa porcina recibe su nombre porque causa lesiones proliferativas en la mucosa intestinal, como se explica en el capítulo correspondiente a la patogenia. Las lesiones se observan principalmente al final del íleon, desde unos 50 cm en dirección craneal desde la válvula ileocecal, pero también afectan en muchos casos al tercio craneal del colon. Estas lesiones pueden ser muy extensas, pero en algunos casos están muy poco extendidas y es necesario examinar cuidadosamente la zona del íleon más próxima a la válvula ileocecal para observarlas.

En el cerdo la enfermedad puede causar cuatro cuadros lesionales diferentes. Los tres primeros, denominados adenomatosis intestinal, enteritis necrótica e ileítis regional se corresponden con la forma clínica crónica. El cuarto, denominado enteropatía proliferativa hemorrágica, corresponde a la forma clínica aguda. A continuación describiremos cada uno de ellos.

Adenomatosis intestinal porcina (AIP)

Esta forma lesional es la más leve y también la más frecuente, y se observa sobre todo en lechones al final de transición o en cerdos de cebo.

Se caracteriza histológicamente por una hiperplasia de las células inmaduras de las criptas que hace que la mucosa intestinal esté formada principalmente por criptas muy alargadas y ramificadas cubiertas por células en muchas capas en lugar de la única capa celular de una cripta normal. En estas células se observan numerosas mitosis y, mediante la tinción adecuada, pueden verse bacterias intracelulares. Otro hallazgo histológico característico es la depleción de células caliciformes. Cuando no hay complicaciones, la lámina propia es normal.

Macroscópicamente se observa que el aspecto reticular normal de la serosa está más acentuado y que hay un edema subseroso más o menos marcado (fig. 4). La pared intestinal está engrosada y el diámetro del intestino es mayor del normal (fig. 5).

Una vez abierto el intestino, la mucosa está húmeda y sin mucus y en ella son claramente visibles pliegues profundos longitudinales y transversales que le dan un gran grosor (figs. 6 y 7).

Fig. 4. Adenomatosis intestinal: serosa edematosa y con aspecto reticulado. Fig. 5. Adenomatosis intestinal: diámetro del intestino aumentado y pared muy engrosada.
Fig. 6. Adenomatosis intestinal: mucosa húmeda, engrosada y con pliegues. Fig. 7. Adenomatosis intestinal: mucosa húmeda, engrosada y con pliegues.

Fig. 8. Adenomatosis intestinal: mucosa húmeda, engrosada y con pliegues.

En los casos más leves, estas lesiones cubren solo zonas aisladas de la mucosa del íleon, generalmente las más próximas a la válvula ileocecal, mientras que en la mayor parte de los casos son lesiones extensas que afectan a toda o casi toda la mucosa ileal. Las lesiones en el intestino grueso son similares y pueden aparecer extendidas o en forma de placas o pólipos separados por mucosa sana (fig. 8).

Si bien el estudio microscópico de las lesiones y sobre todo la observación de Lawsonia intracellularis dentro de los enterocitos son determinantes, el aspecto macroscópico de estas lesiones no es suficiente para el diagnóstico, ya que hay casos en los que se observan lesiones que, a simple vista, son muy similares pero no se confirma que sea EPP al realizar las pruebas de diagnóstico laboratorial correspondientes.

Una vez superada la enfermedad, las lesiones van desapareciendo progresivamente al formarse de nuevo un epitelio intestinal maduro reapareciendo las células caliciformes y volviendo a tener la mucosa un aspecto normal.

Los otros dos cuadros lesionales que se corresponden con la forma clínica crónica, enteritis necrótica e ileítis regional, son complicaciones de una lesión de adenomatosis intestinal previa.

Enteritis necrótica

Fig. 9. Adenomatosis intestinal: mucosa húmeda, engrosada y con pliegues.
Fig. 10. Ileítis regional (intestino en manguera): se aprecia el gran espesor de la pared y la hipertrofia muscular.
Fig. 11. Enteropatía proliferativa hemorrágica: aspecto externo del intestino.
Fig. 12. Enteropatía proliferativa hemorrágica: coágulos cilíndricos en la luz intestinal.
Fig. 13. Enteropatía proliferativa hemorrágica: hemorragia extensiva en la mucosa.

En la enteritis necrótica hay una necrosis coagulativa que microscópicamente se corresponde con la presencia de células inflamatorias y depósitos de fibrina sobre un epitelio adenomatoso proliferativo en las capas más profundas. En casos crónicos hay también tejido de granulación.

Macroscópicamente se observan masas caseosas amarillentas o grisáceas muy adheridas a la mucosa engrosada de la adenomatosis inicial, a veces con partículas de pienso adheridas (fig. 9).

Ileítis regional

Esta forma lesional se denomina vulgarmente “intestino en manguera”, una denominación que describe perfectamente la apariencia del íleon afectado ya que, al cogerlo, tiene una consistencia dura, como una manguera de forma que puede sujetarse un trozo y se mantiene rígido. Es una lesión muy orientativa, pero aparece en muy pocos casos de la enfermedad.

Al abrir el íleon, se aprecia que la luz intestinal está disminuida y que la pared está muy engrosada, con un espesor que puede llegar a superar los 0,5 cm. Hay ulceraciones en la mucosa que cubren porciones más o menos amplias de esta (fig. 10).

Microscópicamente lo más significativo es la gran hipertrofia de la muscular, cuya causa no se conoce.

Enteropatía proliferativa hemorrágica

Es el cuadro lesional que se corresponde con la forma aguda de la enfermedad y que puede observarse en los cerdos muertos o en los que sea necesario sacrificar. Externamente, los cerdos o los cadáveres tienen un color pálido y, en algunas ocasiones, en los que han muerto súbitamente pueden verse heces oscuras con aspecto de alquitrán o totalmente sanguinolentas que han salido del ano (figs. 2 y 3).

Como en los demás casos, las lesiones se observan en el íleon y el colon. Al abrir el cadáver el intestino está engrosado, con aspecto hemorrágico y a veces con edema subseroso (fig. 11). Cuando se abre el intestino, uno de los hallazgos más comunes es la presencia de coágulos de sangre cilíndricos que llenan más o menos la luz intestinal del íleon, del colon o de ambos (fig. 12). La mucosa no tiene lesiones macroscópicas salvo un gran engrosamiento por la hiperplasia, pero no hay úlceras ni erosiones. En otros casos la lesión macroscópica es una hemorragia extensiva en toda la mucosa, que aparece engrosada, con pliegues de color rojo sanguinolento en toda la superficie (fig. 13).

Microscópicamente hay una extensa degeneración y hemorragia en el epitelio proliferativo con acúmulo de restos celulares que contienen grandes cantidades de Lawsonia intracellularis. En los capilares de la mucosa hay congestión y áreas hemorrágicas sin lesión específica de la pared vascular.

Conclusiones

Si bien en muchos casos, el cuadro clínico de la EPP es difícil de reconocer por la inespecificidad de los signos clínicos, el estudio de las lesiones es muy orientativo y algunos cuadros lesionales son patognomónicos.

Es muy significativa en primer lugar la localización de las lesiones, que comienzan al final del íleon y abarcan también el comienzo del intestino grueso. Las lesiones macroscópicas de la adenomatosis no tienen un valor diagnóstico absoluto, ya que aparecen lesiones a simple vista muy similares en otras enfermedades. Las lesiones de “intestino en manguera” son patognomónicas y las de la forma aguda también son muy orientativas, aunque deben diferenciarse de las causadas por vólvulos o torsiones intestinales.