Kiefer ZE, Koester LR, Studer JM, Chipman AL, Mainquist-Whigham C, Keating AF, Schmitz-Esser S, Ross JW. Vaginal microbiota differences associated with pelvic organ prolapse risk during late gestation in commercial sows. Biology of Reproduction. 2021: ioab178. https://doi.org/10.1093/biolre/ioab178
06-ene-2022 (hace 2 años 11 meses 16 días)Durante la última década ha aumentado la mortalidad de cerdas por prolapso de órganos pélvicos (POP). Para comprender mejor la biología asociada a POP, se evaluó fenotípicamente a las cerdas y se les asignó una puntuación perineal (PS) basada en el presunto riesgo de POP y categorizadas como PS1 (bajo), PS2 (moderado) o PS3 (alto). El objetivo del estudio fue identificar cambios en la microbiota vaginal de las cerdas que puedan estar asociados con POP. La hipótesis es que la microbiota vaginal difiere entre cerdas con riesgo variable de POP y que existen cambios en la microbiota durante el final de la gestación entre cerdas con diferente riesgo.
De las 2.864 cerdas puntuadas durante la semana 15 de gestación, el 1, 2,7 y 23,4% de las cerdas PS1, PS2 y PS3, respectivamente, experimentaron POP posteriormente. Los hisopos vaginales sometidos a secuenciación del gen ARNr 16S revelaron diferencias en la composición de la comunidad (Bray-Curtis) y las comparaciones de unidades taxonómicas operativas individuales (OTU) entre la microbiota vaginal de cerdas PS1 y PS3 en la semana 15 de gestación. Además, se observaron diferencias en la composición de la comunidad y las OTU en cerdas PS3 que experimentaron o no POP posteriormente. Se observaron diferencias en la estructura de la comunidad (mediciones de diversidad alfa), composición y OTU en las cerdas de la semana 12 de gestación que puntuaron PS1 en comparación con las cerdas de la semana 15 que puntuaron PS1 o PS3, lo que sugiere que la microbiota vaginal de la cerda cambia durante el final de la gestación de manera diferente a como cambia el riesgo de POP.
En conclusión, estos datos demuestran que las cerdas con mayor riesgo de POP tienen una microflora vaginal única, por lo que un mejor conocimiento podría ayudar en el desarrollo de estrategias de mitigación.