Impacto de la inmunidad maternal en la respuesta inmune de lechones frente al PCV2 tras la vacunación a diferentes edades

Se realizó un estudio de cohortes a lo largo de tres ciclos de producción. Al inicio un total de 46 cerdas primerizas fueron vacunadas y se les tomó muestra de sangre. En el primer, segundo y tercer parto, las cerdas fueron re-vacunadas y se volvieron a tomar muestras de sangre durante la cubrición siguiente tras el destete. En total, 400 lechones a cada parto (primero, segundo y tercero) fueron asignados aleatoriamente a tres grupos diferentes (100 lechones/grupo) en base al momento de la vacunación (4, 6 u 8 semanas de edad). Un cuarto grupo se mantuvo no vacunado (controles). Los lechones se vacunaron intramuscularmente con una dosis (2 ml) de una vacuna comercial a base de una subunidad de PCV2a. Se tomaron muestras de sangre de 20 animales por grupo al destete y desde la vacunación hasta el sacrificio cada 4 semanas para la detección de viremia frente a PCV2 así como la respuesta inmune humoral y mediada por células. Se anotó la presencia de signos clínicos y morbilidad, mortalidad y peso corporal de todos los lechones.

Resultados

Todos los esquemas de vacunación (4, 6 y 8 semanas de edad) fueron capaces de inducir una respuesta de anticuerpos y células secretoras de IFN-γ. La mayor protección clínica y virológica sostenida por la reactividad inmune se observó en los cerdos vacunados a las 6 semanas de edad. En general, la vacunación repetida con PCV2 en cerdas en el momento de la cubrición y los subsiguientes niveles más altos de anticuerpos maternales no interfirieron significativamente con la inducción de inmunidad tanto humoral como mediada por células en sus lechones después de la vacunación.

Conclusiones

La combinación de la vacunación en cerdas en la cubrición y la de los lechones a las 6 semanas de edad mostró la mayor efectividad en el control de la infección natural por PCV2 en comparación con otros protocolos vacunales, sosteniendo que podría considerarse alguna interferencia de los anticuerpos maternales con la inducción de una respuesta inmune eficiente. En conclusión, la estrategia de vacunación óptima debe equilibrar los niveles de inmunidad pasiva, las prácticas de manejo y el momento de la infección.