Vacunación estratégica de lechones: una nueva visión para combatir al virus PRRS
¿Cuál sería la respuesta si preguntáramos cuál es la patología más difícil de controlar en la producción porcina actual?
Probablemente la infección por el virus PRRS ocuparía uno de los puestos más destacados. Las estrategias de control actuales se basan en abordajes multifactoriales que abarcan manejo, bioseguridad e inmunización de la población, y aunque se han hecho progresos considerables, estamos lejos de alcanzar una solución definitiva. Gran parte de la problemática reside en la capacidad de persistencia del virus PRRS en los individuos y en las explotaciones durante largos periodos de tiempo. A esto hay que añadir las numerosas vías de entrada del virus en una explotación, con la consecuente importancia de los protocolos de bioseguridad.
Si recapacitamos sobre cuál es la fase de producción en la que centramos nuestros esfuerzos de control, probablemente también la respuesta sería coincidente: las cerdas de reposición y las reproductoras son las fases en las que implementamos la mayoría de estrategias. Por supuesto, evitar la recirculación del virus en las reproductoras es un punto básico e imprescindible, pero ¿qué ocurre con las transiciones y cebos? Es frecuente que por los esfuerzos dedicados, la granja de cerdas esté estable, pero en cambio que el virus recircule de manera más o menos constante en la transición. En el caso de presentar clínica respiratoria grave o pérdidas importantes de producción es necesario tomar medidas, y ahí es donde aparece la duda sobre cuáles son las medidas más eficaces y rentables económicamente.
Una decisión bastante frecuente es la despoblación total de la fase de transición. Esta medida es normalmente eficaz siempre que la granja de cerdas sea realmente estable, pero también presenta ciertas desventajas ligadas al desequilibrio en la estructura productiva que la propia despoblación implica.
Vacunación estratégica temporal de los lechones
Una alternativa a la despoblación es la vacunación estratégica temporal de los lechones. ¿Qué pretende dicha estrategia? Estamos acostumbrados a pensar únicamente en la capacidad de las vacunas para reducir la clínica vinculada a la infección, pero aunque ésta es una indicación importante, no es la única. Algunas vacunas vivas de PRRS han demostrado ser capaces de reducir la transmisión entre animales, de modo que animales vacunados y desafiados presentan un grado de viremia mucho menor, pero a la vez su excreción vírica se ve también reducida, con el consiguiente efecto sobre la carga vírica de la explotación. De hecho, existen estrategias de erradicación exitosas basadas en protocolos de vacunación masiva combinados con manejo. Estas estrategias se basan en el concepto de que las vacunas que presentan un valor de tasa de reproducción ( R ) inferior a 1 se consideran como herramientas útiles para erradicar la infección en una población1 •
En la tabla se observan los resultados obtenidos por varios grupos de investigación (CReSA y laboratorio de Ploufragan-Plouzané) a este respecto, en los que se demuestra que en animales vacunados con Porcilis PRRS la transmisión vírica y la excreción se reducen significativamente, de manera que los valores de R0se ven reducidos a valores muy inferiores a l. Se concluye por tanto que la vacunación es una herramienta útil para controlar la diseminación del virus en una explotación o incluso área geográfica. Con esta misma base técnica, se desarrolla la estrategia de la vacunación estratégica temporal de lechones, con el objetivo de que la vacunación continuada de los lechones que se introducen en la transición elimine o reduzca sensiblemente la recirculación vírica en dicha instalación. Así, se recomienda vacunar durante 12 semanas lechones de 14 días de vida, de modo que la transmisión vírica entre animales se reduzca hasta niveles indetectables.
Es imprescindible que la explotación de reproductoras sea estable a PRRS. Por tanto, antes de iniciar la vacunación de lechones es necesario comprobar median te PCR la ausencia de lechones virémicos durante la fase de lactancia. Por otro lado, también es necesario controlar las posibles entradas laterales de virus en la transición que puedan aumentar la presión de infección, por lo que el programa debe complementarse con medidas de manejo y bioseguridad. Por último es necesario tener en cuenta que una vez que cese la vacunación de los lechones, éstos son susceptibles de volver a infectarse, por lo que para mantener negativa la transición es necesario que el flujo de lechones siga siendo negativo y que las medidas de bioseguridad implementadas eviten la entrada de nuevas cepas.
Por tanto, la vacunación estratégica de lechones se considera una herramienta eficaz y una buena alternativa a la despoblación de la transición, proporcionando además de la clásica mejora en la clínica y parámetros productivos, el control epidemiológico de la infección.
REFERENCIAS
Jiménez M, Menjón R, Santamaría R, Vacunación estratégica de lechones: una nueva visión para combatir al virus PRRS, SUIS.2014; N°111: 78 – 79.
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