El primer sistema de valoración energética utilizado en porcino fue el TDN (Total Digestible Nutrients), el cual era la suma de la proteína, carbohidratos y extracto etéreo (x2,25) digestibles presentes en el alimento. Este sistema permitía una valoración grosera del contenido en energía digestible de los alimentos.
En los últimos años se han desarrollado los sistemas de valoración en energía digestible (ED), metabolizable (EM) y neta (EN) según se consideren las pérdidas energéticas en heces, orina y incremento térmico, respectivamente, el cual se ilustra en la figura 1.
· En el caso de la EM
también deberían descontarse las pérdidas por gases,
pero son de escasa magnitud en porcino (<1% EB) y generalmente se ignoran.
Las pérdidas energéticas en orina son pequeñas (un
4% ED), siendo mayor al aumentar el contenido proteico de los ingredientes.
· El incremento térmico es el calor producido por la digestión y metabolismo de los nutrientes, y por las fermentaciones del tracto digestivo. Generalmente esta energía se pierde, pero podría ser utilizada para mantener la temperatura corporal. |
Para la evaluación del contenido en ED y EM de los alimentos deben realizarse estudios metabólicos con recogida total de heces y orina. Siendo necesarias mediciones de producción de calor o retención de energía para la determinación de la EN.
· La producción
de calor puede medirse por calorimetría directa o indirecta (consumo
de oxigeno, expiración de dióxido de carbono y perdidas de
metano). Considerándose que durante las fases de ayuno la producción
de calor equivale a la EN de mantenimiento. · La retención energética puede determinarse mediante sacrifico de los animales o balance de carbono-nitrógeno retenido. En este caso la determinación de la EN de mantenimiento puede estimarse en relación al peso metabólico o por ecuaciones de regresión de la EM ingerida y la energía retenida. |
Actualmente existe un gran interés en el desarrollo de técnicas in vitro que permitan reducir sustancialmente el coste, complejidad y tiempo en la determinación del valor energético de los alimentos, y en especial la EN. Los distintos métodos pueden utilizarse para valorar las variaciones en composición de sólo un grupo de ingredientes o más generales de todos los ingredientes.
Los primeros métodos disponibles fueron ecuaciones de regresión en relación a la composición analítica de los alimentos. Siendo en general de aplicación para un grupo de ingredientes y un rango de composición. Este sistema está sujeto a considerables errores debidos a las diferencias en la determinación de los valores analíticos entre los autores y usuarios.
Actualmente se están desarrollando técnicas in vitro que simulan el proceso digestivo del cerdo, tanto a nivel enzimático (estómago e intestino delgado), como fermentativo (intestino grueso). Las predicciones obtenidas son bastante parecidas a las determinadas en animales vivos, pudiéndose utilizar en parámetros como la digestibilidad de los nutrientes, la valoración energética y el comportamiento digestivo de determinados aditivos (p.e. promotores de crecimiento).
Dependiendo de la complejidad de la técnica, pueden basarse en el uso de enzimas digestivos (pepsina, pancreatina, carbohidrasas), la incubación microbiana, el control de las condiciones del medio (temperatura, pH, tiempo), y la simulación de la dinámica digestiva (peristaltismo, tránsito y absorción de nutrientes).
Actualmente, en Dinamarca, se aplica la técnica in vitro propuesta por Boisen y Fernández (1997, 1995) como método oficial para la valoración energética de los alimentos en porcino. El cálculo del contenido energético de los alimentos es aditivo, a partir de los valores de composición analítica de los alimentos y sus respectivas digestibilidades de la forma siguiente:
· Materia orgánica:
digestibilidad enzimática ileal y fecal determinada in vitro · Proteína: digestibilidad ileal enzimática determinada in vitro · Grasa: se estima a partir de los coeficientes de digestibilidad in vivo · Hidratos de carbono: a partir de la diferencia de la digestibilidad ileal total de la materia orgánica menos la correspondiente a la fracción de proteína i grasa · Carbohidratos fermentados: según la diferencia entre la digestibilidad ileal y fecal de la materia orgánica. Sobreponderándose esta fracción en caso de cerdas gestantes |
Por tanto, el desarrollo de técnicas in vitro para la valoración digestiva y energética de los alimentos, a parte de su claro interés científico, pueden ser de un gran interés práctico para la valoración de dietas e ingredientes. Sin embargo se requiere mayor investigación para su validación y estandarización.
Así lo ve Imasde