Hoy en día la energía es uno de los costes más elevados en una explotación. Para ser rentables produciendo, no basta con vender el máximo número de animales, sino que el objetivo es producirlos a un coste lo más económico posible.
Uno de los puntos en los que el manejo de la energía debe ser muy cuidadoso es en las maternidades.
El reto en una sala de partos es conseguir un nivel de confort óptimo tanto para las cerdas como para los lechones, dado que tienen necesidades térmicas completamente distintas. Es básico organizar dos zonas muy bien delimitadas: una zona más “caliente” para los lechones y otra más “fría” para la cerda.
Las salas de partos cuentan con mantas térmicas alimentadas con calderas de biomasa o con calderas de gasóleo. Para evitar la hipotermia, el objetivo es que, tras el nacimiento, los lechones encuentren un punto de calor por encima de los 30 ºC lo antes posible. Una opción para ahorrar en la energía necesaria para mantener las placas a una temperatura óptima para el lechón, es colocar una especie de tapa encima de las mantas térmicas, haciendo funciones de nido, apoyada en los tableros que delimitan los corrales. Esta cubierta tiene unas paredes laterales que descienden unos 10 a 12 cm, lo que ayuda a mantener el calor que desprenden las mantas. De este modo podremos reducir la temperatura de las mantas térmicas y conseguir un mayor confort para los lechones con el consiguiente ahorro de combustible.
Al mismo tiempo mejoramos el ambiente de la sala puesto que, al desprender menos calor desde el suelo, no habrá que sobreventilar las salas (lo que conllevará asimismo un ahorro de la energía eléctrica para ventilar). Además, el ambiente general de la sala será mucho más óptimo para la cerda (menos corrientes de aire, temperatura más fresca), lo que ayudará a garantizar una ingestión de pienso óptima en lactación (sobretodo en épocas estivales), y una menor pérdida de condición corporal al destete.