Los minerales traza son necesarios para el funcionamiento y el desarrollo corporal normal. Son esenciales para el control metabólico, endocrino y fisiológico del crecimiento, de la reproducción y de la inmunidad. Sin embargo, pese a su importancia para la sanidad y la productividad animal, los requerimientos de minerales no están tan bien definidos como los de la energía y los aminoácidos. Sus requerimientos son difíciles de establecer y la mayoría de las estimaciones se basan en el mínimo necesario para no producir una deficiencia y no necesariamente para optimizar la productividad o mejorar la inmunidad. La mayoría de los estudios para establecer los requerimientos minerales - y de los nutrientes traza en particular - han sido realizados antes de 1990 y pueden no ser relevantes para los actuales genotipos de cerdas, que tienen una productividad considerablemente superior.
Por ejemplo, Newton y Mahan (1995) mostraron que había una considerable reducción de minerales en la composición corporal de las cerdas tras su tercer parto, en comparación con nulíparas de una edad parecida que habían recibido los mismos niveles de minerales inorgánicos (figura 1). Esto sugiere que la inclusión de minerales inorgánicos en la dieta de las cerdas hiperprolíficas actuales puede estar por debajo de sus necesidades; aquí radica el interés en los minerales orgánicos. Se trata de proteínatos o quelatos en los que el mineral traza está químicamente ligado a un/os aminoácido/s, o a un/os péptido/s pequeño/s. Estos minerales son mucho más disponibles y bioactivos, lo que conlleva una ventaja metabólica y productiva. Sólo es posible quelar elementos de transición; otros minerales, como el selenio y el cromo, que no pueden quelarse, se incorporan a levaduras para proporcionar los mismos beneficios.
Figura 1. Contenido mineral de las cerdas: % cambio
La tabla 1 muestra la superioridad de los minerales orgánicos respecto a los inorgánicos, cuando se administran las mismas cantidades en cerdas. La inclusión de formas orgánicas de selenio y hierro aumentan significativamente su concentración en el calostro, la leche y la sangre, así como en la composición corporal total de los lechones recién nacidos y destetados. Esto mejora el estado metabólico, fisiológico y oxidativo de los lechones, comportando un aumento del rendimiento y de la salud.
Tabla 1. Comparación entre minerales orgánicos e inorgánicos en cerdos.
Inorgánico | Orgánico | % aumento | Fuente | |
Lechones recién nacidos | ||||
Fe en hígado (mg/kg) | 219 | 278 | 27 | Egeli et al. (1998) |
Fe en hígado (mg/kg) | 1779 | 2171 | 22 | Bertechini et al. (2012)* |
Hb en sangre (g/dL) | 9,16 | 11,16 | 22 | Bertechini et al. (2012)* |
Fe en sangre (mcg/dL) | 174 | 228 | 31 | Bertechini et al. (2012)* |
Se en sangre (mg/L) | 0,060 | 0,092 | 53 | Svoboda et al. (2008) |
Se en sangre (mg/g) | 0,140 | 0,159 | 14 | Quesnel et al. (2008) |
Se en lomo (mg/kg) | 0,116 | 0,200 | 72 | Mahan (1994) |
Calostro | ||||
Se (mg/L) | 0,093 | 0,188 | 202 | Mahan (2000) |
Se (mg/L) | 0,095 | 0,168 | 77 | Peters & Mahan (2004) |
Se (mg/L) | 0,242 | 0,323 | 33 | Quesnel et al. (2008) |
Se (mg/L) | 0,205 | 0,270 | 32 | Yoon & McMillar (2006) |
Leche | ||||
Se (mg/L) | 0,036 | 0,105 | 292 | Mahan (2000) |
Se (mg/L) | 0,056 | 0,101 | 80 | Peters & Mahan (2004) |
Se (mg/L) | 0,042 | 0,087 | 107 | Quesnel et al. (2008) |
Se (mg/L) | 0,060 | 0,098 | 63 | Yoon & McMillar (2006) |
Fe (mg/L) | 773 | 1014 | 31 | Bertechini et al. (2012)* |
(*) Valores con una tasa de inclusión de 2kg/T
Cada periodo de la vida reproductiva de la cerda se ve influenciado por distintos minerales traza (figura 2) y es probable que la máxima mejora de la productividad de la cerda se produzca mediante una combinación de minerales.
Figura 2. Componentes de la productividad de la cerda. Papel de los elementos traza.
A este respecto, Peters y Mahan (2008) publicaron que las cerdas alimentadas con una combinación de minerales traza produjeron más lechones por camada (p<0,05) en comparación con cerdas que ingirieron la misma cantidad de minerales inorgánicos: 12,2 vs 11,3 nacidos totales y 11,3 vs 10,6 nacidos vivos, respectivamente. El rendimiento fue superior cuando las dietas se suplementaron con minerales orgánicos respecto a las recomendaciones de la NRC. Concluyeron que la alimentación de las cerdas con formas orgánicas de los minerales traza mejoraba el rendimiento reproductivo de las cerdas.
De un modo parecido, Bertechini et al. (2012) mostraron que la sustitución total de minerales traza inorgánicos por orgánicos resultó en 1,1 y 1,0 lechones nacidos vivos extra cuando los minerales orgánicos reemplazaron a los orgánicos a una tasa de inclusión de 1 y 2 kg, respectivamente. El peso ganado por los lechones durante la lactancia también fue superior: 1,32 y 0,76 kg, respectivamente. Papadopoulos et al. (2009), por otra parte, concluyeron que la substitución parcial de minerales inorgánicos con una fuente de minerales quelados a finales de gestación y lactación no tuvieron efectos significativos en el rendimiento ni en la concentración corporal de minerales totales.
En una serie de experimentos comerciales, Close (2007) publicó que la suplementación de la dieta de las cerdas durante la gestación y la lactación con minerales orgánicos aumentó el número de lechones destetados en 0,52 ±0,11 (n=15) con una respuesta que oscilaba entre 0,3 y 1,0 lechones extra por camada (figura 3). La inclusión parcial de minerales orgánicos también ha demostrado reducir las lesiones de pezuñas y las cojeras en cerdas (Anil et al, 2009), así como aumentar el número de lechones nacidos vivos (11,07 vs 10,44), y una tendencia a un mayor peso de la camada al nacimiento (16,99 vs 16,16 kg) (Anil et al. 2010).
Figura 3. Suplementación de minerales orgánicos: Efecto sobre el tamaño de la camada (n=15 ensayos)
Conclusiones
Los minerales traza tienen un gran impacto en todos los estadios de la reproducción. La provisión de minerales traza en la cantidad adecuada y en su forma orgánica es esencial para la cerda hiperprolífica actual. Han demostrado aumentar el tamaño de la camada, así como reducir las cojeras y las eliminaciones prematuras. Además, aumenta la calidad del lechón al nacimiento y al destete y esto ayuda a reducir la mortalidad predestete y a aumentar el peso al destete.