La mortalidad de cerdas ha aumentado de modo muy considerable durante los últimos años. Hoy superar el 10 % de mortalidad ha pasado a considerarse normal. Este último año hemos superado el 15 % de media en España según los datos de SIP Consultors, lo que supone que el 50 % de los productores en España (por lo menos los que comparten sus datos con SIP Consultors) superan esta cifra. Lo que sucede en España, no es distinto a lo que pasa en otras partes del mundo, datos combinados de granjas de USA, Canadá, Australia y Filipinas estimaban un 13.56 % de mortalidad de cerdas en el 2021 (Eckberg, 2022) y naturalmente preocupa. De todas estas pérdidas, un porcentaje importante son cerdas descartadas y otro, cerdas que mueren súbitamente. Por lo general, pocas veces se llega a un diagnóstico certero de cuáles son las causas y, por consiguiente, difícilmente se pueden aplicar medidas que consigan disminuir las pérdidas.
Para poder reducir la mortalidad es imprescindible llegar a tener un diagnóstico de cuáles son las causas y para ello será necesario poder responder a 4 preguntas básicas:
- ¿Cómo se mueren?
- ¿Quién se muere?
- ¿Cuándo se mueren?
- ¿Dónde se mueren?
¿Cómo se mueren las cerdas?
Lo primero que tenemos que ver es si la elevada mortalidad es debida al descarte de cerdas en granja. Con las normativas de bienestar vigentes, es posible que las cerdas que no puedan andar por su propio pie o las que presenten lesiones muy evidentes (prolapsos uterinos o rectales) no puedan ser enviadas a planta de beneficio y deban descartarse en granja. Cuando lo que tenemos es un problema de cerdas descartadas el diagnóstico es algo más sencillo.
- Si las cerdas se descartan por cojera ya sabemos de qué problema sufren, pero no cuál es el origen de éstas. Por lo general, los problemas de cojeras tienden a asociarse a cerdas jóvenes: primer o segundo parto, pues por lo general pueden tener relación con lo que pueda haber sucedido durante la fase de crecimiento o adaptación de las hembras primerizas. Regímenes alimentarios no suficientemente equilibrados durante esta fase pueden producir cerdas muy pesadas, pero con un débil desarrollo óseo que puede favorecer fracturas (epifisiolisis o apofisiolisis) o problemas en cartílagos de las articulaciones de las extremidades (osteocondrosis). En otras ocasiones el problema deriva de infecciones padecidas durante el periodo de adaptación (o post-transporte a la granja de destino): artritis micoplásmicas o procesos de poliserositis podrían llegar a dejar secuelas que comprometan la viabilidad como reproductora de las hembras afectadas.
- Si las cerdas se descartan por prolapsos de órganos pélvicos: uterinos, vaginales, rectales o de vejiga urinaria el diagnóstico, de nuevo, es fácil pero saber cuál es su causa para evitarlos será más difícil. La presencia de micotoxinas en el alimento es quizás la causa más frecuente, pero es cierto que pueden haber otras causas, entre las que se han descrito la hipocalcemia, anemia en las cerdas, mala condición corporal, constipación, mal uso de prostaglandinas, cantidades demasiado elevadas de alimento cerca del parto, etc. Sin olvidar que se ha observado cierta predisposición genética.
¿Qué cerdas se mueren?
En las granjas en las que no hay un problema de mortalidad, ésta tiende a aumentar con la edad o ciclo de la cerda. En un estudio publicado en 2017 el riesgo de muerte aumenta aproximadamente un 30 % entre el primer y séptimo parto siendo este porcentaje ligeramente mayor cuando se veían sólo las cerdas que habían muerto durante la fase de lactancia. Cerdas más viejas tienden a presentar problemas individuales que pueden acabar ocasionando su muerte: endometritis, cistitis-pielonefritis, neoplasias, prolapso uterino, etc. y naturalmente el acumular partos incrementa la probabilidad de padecer problemas.
Sin embargo, en explotaciones comerciales las cerdas deben producir en presencia de enfermedad. Infecciones como el PRRS, PCV2, etc. son comunes en nuestras granjas. Cuando la mortalidad se concentra en cerda joven habría que pensar en qué problemas pueden haberla afectado durante la fase de crecimiento o cómo se ha realizado la adaptación sanitaria en granja. Este tipo de infecciones pueden dejar lesiones crónicas por la complicación secundaria por bacterias que podrían limitar la capacidad pulmonar (pleuritis fibrinosa) o cardíaca (pericarditis fibrinosa, endocarditis vegetativa, etc). Cuando este es el problema, las cerdas tienden a morir alrededor del parto, pues es cuando la demanda de oxígeno es máxima y la capacidad pulmonar y cardíaca van al límite, pudiendo colapsar en aquellos casos en que su estado de salud no sea óptimo.
Como ya hemos comentado en el punto anterior, por lo general son las cerdas jóvenes las que se eliminan por problemas de cojeras.
En un próximo artículo trataremos las dos siguientes preguntas básicas qué debemos plantearnos ante un problema de mortalidad de las cerdas: en qué momento se mueren y en qué lugar de la granja suceden las muertes.